Cataluña

La resolución independentista resta apoyo mediático y empresarial a Artur Mas

La moción de ruptura complica los apoyos mediáticos y empresariales a Mas y tensiona a Convergència

Ibon Uría

Un día después de que el Parlament de Cataluña sacara adelante con los votos de Junts pel Sí y la CUP la moción que declara el "inicio del proceso de creación de un Estado catalán en forma de república" [ver aquí en PDF], el diario La Vanguardia se desmarcó esa iniciativa en un duro editorial que califica su aprobación de "error" y que tacha el texto de "moción retórica, hiperbólica y mal redactada". El gesto proviene de quien ha sido tradicionalmente favorable a Convergència, y simboliza el coste que entre medios y empresarios puede tener para Artur Mas el paso adelante dado con la resolución de ruptura, precisamente ahora que su partido se tensiona en torno a la disyuntiva de respaldarlo a toda costa –aun a riesgo de ir a nuevas elecciones– o dejarlo caer y nombrar a otro candidato para la investidura.

Precisamente la investidura se le complicó también al president en funciones este martes: Mas, número cuatro de la lista integrada por Convergència y ERC en las pasadas autonómicas del 27-S, únicamente cosechó los 62 apoyos de Junts pel Sí. Todos los demás grupos –Ciudadanos, PSC, PP, Catalunya Sí que es Pot y la CUP– le negaron la posibilidad de reeditar su mandato al frente de la Generalitat. Sumaron 73 noes. Ahora Mas tendrá que esperar al menos hasta el jueves, cuando sólo necesitará dos votos de los grupos que le dieron la espalda en esta primera votación. Y aunque no se da por vencido –"volveré el jueves", dijo en el transcurso del debate en la Cámara autonómica– no parece fácil que la oposición cambie de opinión, toda vez que la CUP sigue firme en su posición de rechazo.

Este último grupo, la CUP, es el que causa la mayor inquietud entre el empresariado catalán. Desagrada su programa de izquierda anticapitalista y preocupa que la legislatura quede marcada por sus posiciones, incluso si Mas llegara a ser investido president. "¡Con sólo diez escaños y el 8,2% de los votos han logrado arrastrar las aguas del Parlament hacia su molino!", se lamentaba el citado editorial de La Vanguardia, que recordaba también que Convergència ha aceptado "tramitar una resolución maximalista y rotundamente inconstitucional a cambio de nada". "Con el gesto de ayer nada se refuerza en Cataluña, salvo la genuina radicalidad de un partido que no alcanza el 10% (...). No es inteligente. No es justo. No es necesario. No fue eso lo que se votó el pasado 27 de septiembre", subrayaba el diario del Grupo Godó.

Punto de inflexión

Fuentes consultadas por infoLibre destacan que el editorial de este martes en La Vanguardia –el diario líder indiscutible en Cataluña, con un 50% más de lectores que el segundo rotativo con más audiencia, El Periódico de Catalunya– no puede considerarse sorpresivo, sino que es más bien el elemento que viene a "acelerar" o "consolidar" un cambio de línea editorial. Ese viraje, apuntan, comenzó cuando Godó fulminó a José Antich de la dirección del rotativo y colocó en su lugar a Màrius Carol. Ocurrió a finales de 2013. Antich anunció recientemente la fundación de un nuevo proyecto, elnacional.cat, mientras que en su antiguo medio "los más próximos a las tesis de Artur Mas han ido desapareciendo poco a poco", señalan estas fuentes.

Esa tendencia se visualizó en varios gestos concretos: el jefe de Política de La Vanguardia, David González, dio el salto al nuevo proyecto de Antich; el redactor jefe de esa misma sección, Jordi Barbeta, fue enviado como corresponsal a Washington "a pesar de que no sabe hablar inglés", apuntan conocedores de la situación en el diario. "Quizá La Vanguardia tenga la necesidad de hacer este gesto, o incluso existan ciertas presiones de la Casa Real", apuntan fuentes próximas a la dirección de ERC, donde consideran al director del rotativo, Carol, un hombre bien conectado con instituciones y círculos de poder. Aunque otros medios respalden a Mas –Ara, El Punt Avui, TV3– este periódico sigue siendo la referencia en Convergència y sus críticas pueden tener un efecto desestabilizador a nivel interno.

Claro que algunas fuentes también recuerdan que el propio Grupo Godó tiene otros medios que no comparten ese viraje. Mientras que su diario en papel apuesta, dicen estas voces, por unas nuevas elecciones cuyo fruto fuera una suerte de "gran coalición a la catalana" –integrada por CDC y el PSC, y donde idealmente también entraría Unió como representante del catalanismo moderado y del agrado del poder económico–, la radio de este imperio mediático, RAC 1 –también líder en Cataluña–, se mantiene abiertamente favorable al procés. "Y no es fácil cambiar eso ahora sin arriesgar la audiencia y los ingresos", apuntan. El canal de televisión 8TV –donde se celebró el debate entre el ministro Margallo y Oriol Junqueras–, por su parte, está en una posición intermedia.

Rechazo a la CUP

Así las cosas, el punto de inflexión para la contundencia de este diario sería el rechazo a la CUP. Y en ese extremo coincide plenamente con el sentimiento de miedo a que la legislatura quede en manos de la izquierda anticapitalista que se ha instalado entre las familias del empresariado catalán. "La CUP es la línea roja". "Artur Mas va a perder apoyos de empresarios y medios que tradicionalmente le han seguido", dicen en el entorno de ICV. "Que vaya de la mano de la CUP en el proceso no ha sentado nada bien en esos sectores", cuenta un hombre próximo a ERC. "Las grandes familias catalanas están en contra del escenario de ruptura y tienen verdadero pavor a la CUP", revela otra fuente, que no descarta nuevos pronunciamientos de empresarios.

Otra cosa es que esas declaraciones, si llegan, surtan verdadero efecto. "Unió tuvo el apoyo del Grupo Godó y, sin embargo, se quedó sin entrar en el Parlament", recuerda un exdiputado de la Cámara autonómica. "Quizá el dinero vuelva a hablar, pero creo que socialmente esos apoyos tienen poco peso en un escenario como el actual, de choque de trenes", coincide otro antiguo parlamentario catalán. Y otras voces, del entorno de ERC, cuestionan incluso la posibilidad de que se produzcan: "Los movimientos de empresarios no van a ir mucho más allá, porque ya no quedan muchos actos destacados por pronunciarse. Han hablado La Caixa, las patronales y el Sabadell, que incluso tuvo que rectificar poco después de pronunciarse contra la independencia", apuntan.

Tensión en Convergència

Y mientras Mas y el proceso pierden apoyos en los círculos de poder económico y mediático, y el president en funciones pugna en el Parlament por su reelección, ¿cuál es la situación en CDC, su partido? "El Govern está dividido por dos factores", describen fuentes cercanas a la formación. El primero es el ideológico: consellers como Felip Puig –responsable de Empresa– o Andreu Mas-Colell –Economía– "son de derechas" y no apoyan ni el escenario de ruptura, ni la dependencia del apoyo de la CUP, cuya iniciativa se ha aceptado tramitar en la Cámara autonómica "sin tener nada garantizado a cambio". El segundo es de tintes personales: los miembros del Ejecutivo con los que no se a va contar a partir de ahora –el propio Puig es uno de ellos– acogieron su salida con enfado.

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Al margen del Govern, Convergència también se enfrenta a una disyuntiva: respaldar a Mas hasta el final o dejarlo caer si los planes para su investidura encallan definitivamente. La primera opción implica el riesgo de unos nuevos comicios en los que los convergentes prevén una caída de sus apoyos y un ascenso de ERC. La segunda supone nombrar a un nuevo candidato y acelerar los planes de renovación interna. El partido, describen estas fuentes, tenía previsto transitar hacia un congreso de refundación en un plazo de año y medio para elegir al sucesor de Mas con ciertas "garantías". "Ahora, si cae Mas, tienen que ir mucho más deprisa, y entonces probablemente sería el propio Artur Mas quien designaría a su recambio", añaden.

Estas mismas voces sostienen que en esos hipotéticos comicios CDC ve "improbable" la reedición de la fórmula Junts pel Sí y consideran que ERC sería el gran beneficiado. Fuentes próximas a Esquerra apuntan que Mas, en realidad, está preparado para ir a unas nuevas elecciones en marzo y que ve el debate de investidura en el Parlament como un "mero trámite". "Por cuestiones personales y partidistas, Mas va a plantear una refundación de CDC e irá a las urnas en marzo con una nueva lista de amplio espectro, que incluya a nombres más vinculados a la socialdemocracia original de Convergència", comentan. "Cambiaría la marca, el nombre del partido, los dirigentes que acompañarán a Mas... todo lo que fuera necesario para dar imagen de renovación y huir de las sospechas de corrupción", agregan. 

Finalmente, admiten que ERC sería la gran favorecida por ese escenario en las sucesivas citas con las urnas, tanto por la bajada de CDC como por la ausencia de la CUP en las elecciones generales. Y pese al desgaste que acumula Mas, consideran que aún le resta crédito político para salir airoso de ese envite, entre otras cuestiones por la debilidad de los oponentes: "En Cataluña hay un problema de liderazgos. Mira las últimas elecciones: Romeva es un interpuesto, Rabell hizo una mala campaña, Durán está de retirada, Iceta es un tipo inteligente pero que lleva 30 años en política... En ese escenario es cierto que Mas está desgastado, pero aún es un referente para una amplia parte del sector soberanista".

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