Elecciones 20-D

Más de 2.300 emigrantes españoles votarán gracias a abstencionistas voluntarios

Españoles residentes en Stuttgart (Alemania) se manifestaron este domingo contra el voto rogado.

La Marea Granate, el colectivo de españoles en el exterior que más está visibilizando la situación de los nuevos emigrantes económicos, lleva meses denunciando las trabas administrativas que vienen dificultando la participación electoral de los emigrantes especialmente desde 2011, cuando la implantación del llamado voto rogado multiplicó los trámites necesarios para poder ejercer un derecho fundamental como es el del sufragio.

Ante la previsión de que volverían a ser miles los emigrantes españoles que se quedarían sin votar este 20-D, el colectivo decidió formalizar con la campaña #RescataMiVoto una iniciativa que, a nivel particular, ya habían llevado a cabo con éxito en otras elecciones abstencionistas voluntarios que cedían el voto a residentes en el extranjero. Así, el colectivo puso en marcha una página web en la que expatriados que no podrán ejercer su voto por problemas burocráticos se ponen en contacto otros ciudadanos que no tenían pensado participar estas elecciones.

Hasta la tarde de este lunes eran 2.355 los emigrantes que habían encontrado otra persona de su misma comunidad autónoma que votara por ellos y hay otras 8.854 esperando que algún abstencionista voluntario les cediera su voto. Aunque en España la circunscripción electoral es la provincia el colectivo cree que es "más efectivo" emparejar a los interesados por comunidades autónomas "porque deja a menos donantes y emigrantes huérfanos". 

Isabel, granadina de 24 años, es una de las 2.355 personas que podrá votar este 20-D gracias a un donante. Graduada en Educación Social y con un máster en animación sociocultural, decidió marcharse a finales del pasado octubre a Watford, una ciudad al norte de Londres, donde consiguió un trabajo como camarera en un hotel. Durante el verano estuvo en Portugal, donde también trabajó en el sector de la hostelería. 

"Desde que llegué a Watford tardé una semana en buscar casa, adaptarme a la nueva ciudad... así que cuando me puse a mirar qué trámites tenía que hacer para votar me di cuenta de que ya se habían agotado los plazos", señala en conversación telefónica con infoLibre. Indagando por internet y por los grupos que los expatriados hacen en las redes sociales para comunicarse dio con la iniciativa de la Marea Granate y se registró. 

Al otro lado apareció Adolfo, de Sevilla, que no tenía pensado participar en estos comicios porque, asegura, no hay ninguna candidatura que no le decepcione en alguno de sus planteamientos y porque le cuesta confiar en un sistema que le parece que está "trucado" y que es una "farsa". Así que se decidió a participar en la iniciativa para poder ayudar a una persona que sí quisiera votar y que no pudiera hacerlo por las trabas administrativas. 

Ambos se han comunicado a través de correo electrónico y Adolfo se ha comprometido a enviar a Isabel una foto de la papeleta antes de incluirla en la urna. "Sé que si quisiera engañarme podría hacerlo, pero confío plenamente en que no. Nadie se mete en un lío de estos si no está comprometido", dice Isabel. Adolfo, por su parte, insiste en que cualquier español en el extranjero o extranjero en España debería poder votar desde cualquier lugar, especialmente teniendo en cuenta que la tecnología hoy en día lo permite.

La Marea Granate considera que las trabas que se están encontrando los expatriados para votar en los próximos comicios están generando un modelo de sufragio "censitario e inconstitucional" que borra del mapa electoral a la ciudadanía en el exterior. De hecho, en las últimas elecciones autonómicas de mayo, la participación electoral de los emigrantes bajó un 87% con respecto a 2007. Ese año, cuando tuvieron lugar los últimos antes de que se pusiera en marcha la reforma de la ley electoral que les obliga a rogar expresamente el voto, participaron el 23,6% de los censados en el extranjero. El pasado 24-M sólo lo hicieron el 3%.

Para las generales del pasado domingo los datos de participación tampoco son muy alentadores. Sólo un 7,97% de los españoles inscritos en el Censo de Electores Residentes Ausentes (CERA) pidió ya la documentación para poder votar, lo que supone un descenso, en términos porcentuales, de 1,34 puntos respecto a las cifras de hace cuatro años (9,31%). Y estas son las personas que han hecho todos los trámites para votar, aunque eso no quiere decir que finalmente lo hagan. De hecho, en las generales de 2011, rogaron el voto el 9,3% de los censados y finalmente sólo ejercieron su derecho el 4,9% del total. 

El escrutinio de las autonómicas del pasado mayo evidenció además que los llamados residentes ausentes respaldan, en general, a la izquierda y, en particular, a un partido emergente como es Podemos. De hecho, la formación de Pablo Iglesias fue la más votada entre la emigración en ocho de las 13 autonomías en las que hubo elecciones autonómicas. En cinco de ellas, prácticamente uno de cada tres electores que ejercieron su derecho al voto apostaron por Podemos. Las únicas dos autonomías en las que el PP ganó las elecciones entre los emigrantes fueron Castilla y León y La Rioja.

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Desde la Marea Granate atribuyen el descenso en la participación a la modificación de la ley electoral realizada en 2011 que introdujo el voto rogado y, con él, una nueva obligación para los españoles que residente en el extranjero: además de inscribirse en el censo tienen que notificar su intención de votar antes de cada elección. Solo así pueden recibir, antes del día del sufragio, la documentación que les permite hacerlo ya sea por correo o en urna en los consulados.

Pero no es el único obstáculo detectado. Aseguran que los problemas para ejercer su derecho al voto empiezan en la inscripción en el censo. Denuncian que el procedimiento de inscripción no es uniforme y que son excepción los consulados en los que se permite hacerlo a distancia. "La mayoría de las inscripciones deben hacerse en persona, pero el problema es que cuando puedes hacerlo a distancia, como es el caso de San Francisco, te piden que envíes por correo la documentación con el pasaporte o el DNI originales, lo que supone quedarte indocumentado", explica María Almena, bioquímica residente en París y miembro de la Marea Granate. "Es un problema enorme porque la primera barrera es poderse inscribir. No todo el mundo tiene el consulado al lado o tiene la capacidad de hacer un viaje", se queja.

El colectivo demanda que se facilite la inscripción telemática y denuncian que no hacerlo es una cuestión de "voluntad política". Aseguran que se podrían desarrollar herramientas telemáticas ya existentes como la sede electrónica del Ministerio de Exteriores que a día de hoy sirve para hacer algunos trámites consulares. Señalan que hacerlo "mejoraría la accesibilidad a los recursos del Estado, así como su eficacia y costes". Entre tanto, reclaman también que se amplíe la duración de los plazos para recibir y enviar las papeletas. 

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