El presidente del Gobierno y del
Partido Popular clausuró este miércoles en A Coruña el acto central de campaña del día procedente de
Pontevedra, donde un joven del 17 años le había propinado
un fuerte puñetazo mientras recorría las calles de la ciudad. Sin gafas –
se le habían roto en la agresión– y con un golpe en la cara, Mariano Rajoy se subió al escenario entre aplausos de su auditorio. No hizo una sola alusión expresa al suceso. Pero se despidió diciendo a los suyos que le ayudaran a volver a ser presidente del
Gobierno. Aseguró que se encontraba "estupendamente". "Mucho mejor que hace cuatro años", añadió.
"Con más ganas, más ilusión y más fuerza".
Antes había pedido a los militantes y cargos públicos de su partido que acudieron a escucharle
"huir de los extremismos". "Somos un pueblo moderado, y los gallegos de manera muy especial, somos gente tranquila, formal y seria" sostuvo al tiempo que añadía que eso "no quiere decir que no tengamos eso que hay que tener y están pensando todos los que están aquí".
En Pontevedra se pegan... carteles
El candidato del PP a las
elecciones generales del próximo domingo siempre cuela en sus actos públicos episodios de su vida política. Estando en su tierra no iba a ser menos. Así, señaló que antes de llegar a donde ha llegado fue concejal y que también pegó carteles electorales.
"He pegado carteles, que aún se pegan muchos... en la provincia de Pontevedra", dijo en lo que su auditorio interpretó como alusión irónica al golpe que había recibido horas antes.
Rajoy agradeció a sus paisanos el
"apoyo" y "esfuerzo" de estos últimos años. Y puso en valor a aquellos militantes que en los buenos y en los malos momentos "sacan la bandera del PP y dicen: 'Estas son mis ideas y las voy a defender".
Además del
'orgullo PP', Rajoy llamó a su auditorio a sentirse orgullosos de España. Porque, según dijo, "no es esa España tétrica, oscura o negra que pintan algunos", sino algo mejor. En este sentido presumió del sistema de pensiones, de la sanidad, de la educación y del turismo.
"Todo es mejorable", mantuvo. Pero señaló que no estaba dispuesto a que desde los partidos de la oposición se dé una imagen de España que no se corresponde con la realidad.
El jefe del Ejecutivo añadió que estos años
no han sido "fáciles". No obstante, se declaró
"poco partidario" de hablar de historias del pasado. "Hay otros que se han instalado en el pasado y yo miro al futuro", manifestó.
Además, vendió el que los suyos creen como su principal valor: la experiencia.
"A mi me hace gracia escuchar a algunos que hablan como si esto de gobernar fuera como irse a tomar un café. Gobernar es muy difícil", señaló, sobre todo cuando hay "penurias" económicas. En esos casos, dijo, hay que tener "determinación y equilibrio".
A Rajoy seguramente le han dolido más los reveses de Pepa Bueno esta mañana que el puñetazo de esta tarde. Los de esta mañana le han dejado noqueado y este de esta tarde ha servido quizás para que despertara.
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