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Elecciones 20-D

Rajoy se lo juega todo al discurso del miedo, a la herencia recibida y a un cara a cara fallido

Rajoy se lo juega todo al discurso del miedo, a la herencia recibida y a un cara a cara fallido

El presidente del Gobierno y candidato del Partido Popular,Partido Popular Mariano Rajoy, sabe que lo tiene muy complicado para abrir la noche de este domingo el balcón de la sede nacional de su partido, en la madrileña calle de Génova, y que una multitud le grite entusiasmada "¡Presidente, presidente!" como hace cuatro años. Si nos fiamos de las encuestas, la lista que encabeza será la más votada. Pero la Presidencia del Gobierno no quedará resuelta este domingo.

Eso sí ocurrió el 20 de noviembre de 2011, cuando los españoles pusieron en manos de su candidatura la mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado. Una mayoría que en los últimos cuatro años le ha permitido sacar adelante todo tipo de iniciativas sin necesidad de apoyos externos. Ahora, en el PP se preparan para un escenario peor. Pero desde el convencimiento de que Mariano Rajoy tiene muchas posibilidades de no hacer las maletas y seguir en La Moncloa. De ahí que toda su campaña haya girado en torno a una idea: la de que España necesita estabilidad y experiencia y eso quien mejor lo encarna es él. El programa, concebido como una continuación del de 2011, ha ocupado un segundo plano en los actos del líder. Eso se lo ha dejado a otros cargos del partido.

No hay mitin en el que Rajoy no haya cargado contra los nuevos, contra los partidos emergentes. Para él, España no está para "experimentos", entendiéndose por "experimento" la posibilidad de que Ciudadanos o Podemos toquen poder. El PP no entiende por qué el partido de Albert Rivera no les apoyó más tras las municipales y autonómicas y no se lo perdonan.  "Gobernar no es improvisar. Al Gobierno se llega aprendido. No puedes llegar de por ahí y colocarte en el Gobierno. Conviene tener un currículum. Haber sido, al menos, concejal". Este mensaje, que inauguró en un acto de partido el 28 de noviembre, ha sido uno de los más repetidos por el aspirante a revalidar otros cuatro años en La Moncloa.

A principios de campaña, muy asustados por el subidón que estaba experimentando C´s en las encuestas, sus estrategas electorales diseñaron una campaña en redes sociales y una serie de vídeos en los que intentaban ilustrar que votar a Rivera era una especie de lotería porque podía acabar sirviendo para que gobernasen otros. "Dicen una cosa y luego acaban defendiendo lo contrario", alertó Rajoy el pasado domingo en un mitin desde Las Rozas (Madrid).

Se vota a uno y sale elegido otro...

"Hay que actuar con mucho cuidado a la hora de ver por quién se vota. Porque puede ocurrir que se vote a uno y acabe elegido para gobernar otro que nada tiene que ver", mantuvo el presidente del PP en el mismo mitin insistiendo, sin citar expresamente a Ciudadadanos. A nadie del auditorio le pasaba inadvertido que Rajoy estaba haciendo de altavoz del malestar del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea de Madrid con C's por su disposición a meter un tijeretazo al presupuesto destinado a la educación concertada.

Pese a que desde el equipo de campaña de Rajoy han sido muy insistentes en la idea de que su principal rival era el PSOE y que, precisamente por eso, el presidente sólo iba a debatir en televisión con Pedro Sánchez, en los mensajes de los mítines de los primeros diez días de campaña quedaba claro el llamamiento de Rajoy al voto útil para evitar fugas a Ciudadanos.

El candidato de los conservadores también ha metido al socialista Pedro Sánchez en el saco de los inexpertos. Quedó claro cuando en el tenso debate que mantuvieron este lunes le dijo que no iba a ganar, pero que no pasaba nada porque era joven. Pero a la hora de referirse al PSOE, el discurso en el que más cómodo se ha encontrado es el de la herencia recibida. A saber: cuando él llegó al Gobierno lo que le esperaba era una "herencia envenenada", con una prima de riesgo que era "una asfixia" y un país al borde del rescate. Cuatro años después, cree que aunque todavía queda "mucho por hacer", el paquete de reformas que ha sacado adelante su partido ha empezado, a su juicio, a dar sus frutos y ahora sería un tremendo error que España cayese en las mismas manos de las que él la heredó. 

"No podemos parar ahora. Porque nos puede ir y nos irá mucho mejor. Nosotros podemos prometer un futuro mejor a los españoles porque nuestro pasado nos avala", ha sostenido en uno de sus mítines. Otro mensaje que tampoco ha faltado es el de que pese a haber tomado medidas muy duras para ajustar las cuentas, las pensiones, la sanidad y la educación públicas han seguido estando garantizadas.

El debate de la corrupción

El cara a cara con Pedro Sánchez fue un punto de inflexión en esta campaña que transcurría sin sobresaltos. A ojos de los suyos, la vicepresidenta del Gobierno y número dos por Madrid, Soraya Sáenz de Santamaría, se defendió muy bien en el debate a cuatro. Sólo quedaba que Rajoy acabase con nota su debate con el socialista. Al haber sido el único aceptado, todo conducía a pensar que el presidente se lo habría preparado a conciencia. Pero, una vez transcurrido, queda la duda de si no lo preparó tanto o si se bloqueó de tal forma cuando su rival le dijo que no era un candidato "decente" que ya no supo cómo remontar. "No sé qué pudo pasar. Es un excelente parlamentario, por lo que sorprende su reacción. Seguramente se esperaba dureza y menciones a los escándalos de corrupción del partido, pero no un ataque tan frontal como el que recibió", señala uno de sus compañeros de lista. 

Paradójicamente, pese a que la actuación del presidente no fue buena, desde su equipo de campaña señalaron que no se estaba notando mucho en los trackings (sondeos diarios) de los días posteriores. Es más, hay un sector del PP convencido de que si a alguien benefició la dureza de los ataques de Sánchez fue a Rajoy. "Apareció como alguien sensato, que no pierde los nervios, como un presidente del Gobierno", señala uno de los dirigentes consultados por infoLibre.

Otro de los episodios de esta campaña de Rajoy que quedan para las hemerotecas es el del puñetazo que el presidente recibió este miércoles mientras paseaba por las calles de Pontevedra. El golpe dejó al presidente sin gafas y con un fuerte hematoma en la cara. Pero desde el PP se decidió que esto no alterara la campaña. Y así fue. Rajoy continuó con su agenda para ese día cerrando sus actos con el mitin y optó por darle perfil bajo.

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¿Y sobre pactos?

En lo que tiene que ver con los pactos postelectorales, en el PP han pasado por tres fases en los últimos días. La primera fase de la estrategia estuvo encaminada a agitar la posibilidad de que "un tripartito" integrado por PSOE, Ciudadanos y Podemos acabara gobernando España. La segunda, la de poner sobre la mesa la necesidad, a partir del 20-D, de un pacto que vaya más allá de la investidura, un pacto "estable". Rajoy no dijo con quién pero nadie dudó de que se estaba refiriendo a C´s. Y la tercera, lanzada este mismo jueves por su equipo de campaña, la de una gran coalición PP-PSOE. Menos pactar con Podemos, el jefe del Ejecutivo parece dejar abiertas, sobre el papel, todas las opciones aunque no pasa inadvertido que sus puentes con Sánchez, sobre todo después del duro debate del lunes, parecen rotos.

La campaña culmina con una cena-mitin en el recinto ferial Ifema de Madrid. Y con una preocupación: el desplome de Ciudadanos en las últimas encuestas y en los trackings internos complican la reelección de Rajoy, en caso de que se confirme en las urnas el 20-D. Si Rivera se abstiene y PSOE y Podemos suman más escaños que el PP, el Gobierno estaría en manos del candidato que acordasen Sánchez y Pablo Iglesias.

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