País Vasco

El Gobierno vasco concluye que no se han cerrado las heridas de la Guerra Civil, la Dictadura, ETA y GAL

Presentación de 'Memoria Plaza' a cargo de Aintzane Ezenarro, Luis Petrikorena y Juan Luis Arriaga.

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El proyecto Memoria Plaza del Gobierno vasco recoge, entre sus conclusiones, que la sociedad "no ha cerrado las heridas" asociadas a la Guerra Civil y la Dictadura, a ETA y a los denominados "contraterrorismos", hechos sobre los que no existe una "memoria única". Por ello, el Ejecutivo apuesta por crear espacios donde "las distintas memorias se puedan encontrar" para construir una "sociedad mejor" basada en "el diálogo y la empatía".

Estas conclusiones, extraídas de los grupos de debate desarrollados dentro de  Memoria Plaza, han sido presentadas este jueves por la directora del Instituto Gogora, Aintzane Ezenarro, el director de Gobierno Abierto, Luis Petrikorena, y el representante de la empresa encargada de dinamizar estos talleres Juan Luis Arriaga.

En estos grupos de debate, han tomado parte 72 ciudadanos de entre 18 y 52 años de los tres territorios vascos, en cada uno de los cuales se ha desarrollado un taller sobre la Guerra Civil y la Dictadura, otro sobre ETA y un tercero sobre "contraterrorismos", en el que se agrupan las vulneraciones de derechos humanos causados por el terrorismo de extrema derecha, el Batallón Vasco Español, el GAL y los abusos policiales.

De estos debates, se han recogido cuatro conclusiones "transversales" en las que se plantea que la memoria es "única" de manera que cada persona tiene "una memoria singular sobre lo ocurrido" que está condicionada por sus experiencias vitales, como el lugar donde ha vivido su entorno familiar, sus amistades, la época en la que ha vivido, y los acontecimientos que le han sucedido.

A pesar de ello, concluye que existen "discursos y sentimientos vertebradores" compartidos por "una gran mayoría de la sociedad" y que son "hegemónicos" en el caso de la Guerra y la Dictadura y "muy mayoritarios en el de los GAL y ETA.

Los cuatro ámbitos analizados, según se recoge en este estudio, "conviven y se integran en una memoria personal y social". En todos ellos, "ninguna de las heridas está cerrada" y existe una "idea casi compartida por todos los participantes de que son dolores que siguen ahí, sin resolverse". No obstante, si bien los participantes manifiestan "una ilusión por el futuro, distinto, mejor".

La directora del Instituto vasco de Memoria ha resaltado que estas conclusiones reafirman en la necesidad de "hablar y escuchar las distintas memorias que han generado los hechos traumáticos que hemos vivido durante tantas décadas". Por ello, ha apostado por crear "espacios donde las distintas memorias se puedan encontrar".

"Pasar página de forma silenciosa no va a curar las heridas", ha remarcado Aintzane Ezenarro, que ha apelado a construir "una sociedad mejor" basada en "el diálogo y la empatía, el respecto al diferente y el respeto a los derechos humanos".

Entre las conclusiones específicas para cada ámbito analizado en estos talleres, el de ETA es el que "se encuentra más vivo" con una parte "muy relevante" de participantes que puede relatar algún suceso relacionado "en primera persona". En la memoria colectiva, el asesinato de Miguel Ángel Blanco es "la gran referencia común".

Según recoge el informe, el "discurso hegemónico" en este ámbito es que "la violencia nunca es el camino" y todos los participantes coinciden en que "tanto las personas que han sido partícipes de la violencia como las que hayan matado tienen que ser juzgadas e ir a la cárcel", si bien "hay discrepancias con el tipo de penas que se deben asignar a los miembros de ETA".

Ninguno de los participantes considera "en riesgo el alto el fuego", pero "la mayoría sienten que no está cerrado", con opiniones diversas como que "el problema de la violencia no se va a resolver si sigue habiendo gente que justifique y entienda a ETA, hasta que ETA no pida perdón o hasta que pasen tres o cuatro generaciones". Otros participantes creen que "la pelota está en el tejado del Gobierno central".

No hay unanimidad en la interpretación que se hace sobre "qué es una solución justa, cómo llegar a ese final", un aspecto que "difiere casi por cada persona", según el estudio. Todos los participantes coinciden en que "su deseo es el fin de ETA" y, pese a los "matices", existe "un acuerdo muy grande en dejar ese periodo atrás". También se ha percibido en algunos participantes "miedo a que se cierre mal". Cerca de "media docena en las tres capitales" sostiene que "toca dar pasos a la otra parte" y dos manifiestan que "no hay nada que resolver hasta que los terroristas cumplan íntegras sus penas".

En el apartado de los "contraterrorismos", el estudio concluye que es "uno de los dolores que menos peso tiene en la memoria colectiva y el desconocimiento es casi total". En cualquier caso, los talleres han aportado la "idea común de que la violencia no se resuelve con violencia" y el rechazo a este tipo de violencia es "unánime". También se destaca "la necesidad que sienten los participantes de expresar su rechazo a ETA antes de realizar una crítica a la policía o al Estado", que no aparece en otros ámbitos.

Se recoge, además, una "sensación-convicción de que esta violencia goza de impunidad y esta impunidad contribuye a ese hermetismo" y el general Galindo, asociado al caso Lasa y Zabala, parece como "el icono".

El ámbito de la Guerra Civil está determinado en gran medida por la edad de los participantes y se hace especial hincapié en hacer que "la Guerra Civil no caiga en saco roto" y en la necesidad de conocer "lo que pasó realmente".

Finalmente, en el apartado de la Dictadura, existe "un discurso casi hegemónico que considera una suerte y un cambio fundamental a mejor la Transición", pero "una gran parte " de los participantes tiene una "visión crítica del salto precipitado que se dio desde la dictadura a la democracia e identifica esta celeridad como artífice de situaciones resueltas de manera rápida y poco apropiada, consecuencias con las que, a día de hoy, seguimos conviviendo".

Según ha explicado Arriaga, los participantes en estos talleres, algunos de los cuales tienen la percepción de ser víctimas "casi en primer grado" vinculados a "algún hecho traumático", sobre todo plantean como "reclamación verdad, justicia, reparación y de no cerrar puertas en falso, de hablar y poner en común lo que ha sucedido".

Exposición itinerante

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De manera paralela a estos grupos de trabajos, el proyecto 'Memoria Plaza' ha recogido testimonios de ciudadanos en su página web, hasta el momento, 148 grabados y 44 por escrito. La iniciativa ha alcanzado a más de 800.000 perfiles en Twitter y Facebook y ha generado 1.400 interacciones, que se suman a los testimonios de la web.

Según ha anunciado la responsable de Gogora, estos testimonios de memoria ciudadana, junto a otros de víctimas, formarán parte de una exposición itinerante que dará comienzo en Bilbao próximamente y recorrerá distintas localidades vascas.

Además de dar a conocer los testimonios recopilados, también se recogerán los de las personas que deseen explicar "cómo lo han vivido ellos". "La memoria es poliédrica y lo que tenemos que hacer en Gogora es crear espacios para que esas memorias se puedan encontrar y que ninguna de esas memorias quede fuera de la memoria que tenemos que construir como país entre todas", ha subrayado.

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