La nueva legislatura

El pacto reabre el enfrentamiento de Sánchez con sus barones

El pacto con Ciudadanos reabre el enfrentamiento de Sánchez con los principales barones del PSOE

El pacto entre PSOE y Ciudadanos genera muchas dudas entre los barones territoriales críticos con el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez. La eliminación de las diputaciones que han acordado ambos partidos en su Acuerdo para un Gobierno reformista y de progreso no ha sentado nada bien a los líderes de comunidades como Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha, y ha reabierto el enfrentamiento con la dirección central tras la tregua que se declaró al ser nombrado Sánchez candidato a la Presidencia del Gobierno por el rey.

La fuerte oposición a Sánchez por parte de líderes autonómicos como la andaluza Susana Díaz se había visto aplacada en las últimas semanas, ya que estos barones entendían que el secretario general estaba conduciendo de manera adecuada las negociaciones para ser investido presidente del Gobierno. Pero el hecho de haber aceptado la propuesta de Albert Rivera de eliminar las diputaciones provinciales ha puesto de nuevo en pie de guerra a algunas federaciones, que además se quejan de que Ferraz ha errado en la táctica seguida en la negociación a dos bandas con Podemos y Ciudadanos.

Este mismo miércoles, horas después de conocerse el acuerdo, las discrepancias sobre la supresión de las diputaciones se hacían públicas. El portavoz del Gobierno andaluz, Miguel Ángel Vázquez, defendió la labor "crucial" de estas instituciones que "son un factor de cohesión territorial y social, especialmente para los pequeños municipios", mientras que su homólogo en el grupo socialista en el Parlamento de Andalucía, Mario Jiménez, aseguró que le "preocupa" la propuesta y pidió que se establezca "un marco de diálogo y acuerdo" porque la eliminación de las diputaciones "no se puede ventilar en dos renglones".

No sólo Andalucía ha mostrado sus dudas con respecto a esta decisión. El portavoz del PSOE en las Cortes de Aragón, Javier Sada, señaló que las diputaciones "han cumplido y cumplen de forma muy positiva" su función, y abogó por establecer un debate en la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) al respecto, mientras que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, quiso "romper una lanza" en favor de estas instituciones que, según él, juegan un papel de "costura constitucional".

También la diputada del PSOE en la Asamblea de Extremadura María Sol Mateos se mostró favorable a mantener las diputaciones, que "en Extremadura funcionan perfectamente" y "abrigan a los servicios que necesitan los ciudadanos". Y hubo quien fue más allá: el presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes –que también lidera el PSOE en la provincia–, aseguró que votará no en la consulta internano que celebrará el partido, al igual que hará José Pellitero, portavoz del grupo socialista en la Diputación de León.

Críticas sobre la pregunta a las bases

En la ejecutiva celebrada en la mañana del miércoles para dar luz verde al acuerdo con Ciudadanos, algunos miembros dieron rienda suelta a las críticas en este sentido, hasta el punto que la supresión de las diputaciones fue el asunto que más polémica generó en la reunión. Pero ese no fue el único punto controvertido, ya que tampoco gustó a algún dirigente del equipo de Sánchez el contenido laboral de la propuesta.

Entre los barones territoriales también se escucharon críticas por la pregunta escogida por la dirección para consultar a las bases socialistas sobre el pacto, en el referéndum interno que se llevará a cabo el viernes y el sábado.

La redacción aprobada fue la siguiente: "El PSOE ha alcanzado y propuesto acuerdos con distintas fuerzas políticas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez a la Presidencia de Gobierno. ¿Respaldas estos acuerdos para conformar un gobierno progresista y reformista?". Pero algunas federaciones, aunque admiten que la pregunta es "inteligente" para los intereses de Sánchez, critican duramente –utilizando incluso calificativos como "vergonzante"– que no se mencione explícitamente a Ciudadanos, así como que se planteen pactos "con distintas fuerzas políticas" que, hoy en día, no existen, si se exceptúa el pacto con Ciudadanos y la única diputada de Coalición Canaria.

En cualquier caso, más allá de los aspectos concretos del pacto, algunos dirigentes territoriales críticos con Sánchez protestan por el planteamiento general de las negociaciones y la confusión de los mensajes lanzados por los socialistas. A su juicio, las declaraciones públicas del PSOE en las primeras semanas tras las elecciones habían situado al partido en la órbita de un pacto con los partidos de izquierda –de hecho, el propio Sánchez afirmó la noche electoral que "España quiere izquierda; quiere cambio”–, pero la formación ha ido virando su posición hasta rubricar este miércoles un pacto con una organización que hoy el líder socialista calificó como de "centroderecha", pero a la que hace unos meses tachaba de ser un equivalente a "las Nuevas Generaciones del PP".

Según lamentan varios dirigentes socialistas situados en el ala izquierda del partido, Ferraz debería haber tratado de pactar en primer lugar con Podemos para, posteriormente, buscar la abstención de Ciudadanos, precisamente la estrategia inversa a la seguida por Sánchez. A su juicio, el PSOE no ha intentado negociar "en serio" con el partido morado, y con el pacto firmado este miércoles se han producido renuncias difíciles de aceptar para un sector del partido, como es el hecho de no incluir de forma expresa la derogación de la reforma laboral o la Ley de Seguridad Ciudadana, así como la inclusión de un contrato temporal con indemnización creciente.

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Varios barones críticos sostienen, en este sentido, que haber firmado un pacto con Ciudadanos en estas circunstancias conlleva el riesgo de dejar el campo expedito a Podemos para trasladar en sus mensajes propuestas de izquierdas con las que el PSOE, al menos en su programa electoral, tenía puntos en común. Además, estas fuentes temen que los contenidos del acuerdo y el hecho de que, hoy por hoy, Sánchez no cuente con apoyos suficientes para ser investido presidente y ponerlo en práctica, puedan "desincentivar" a las bases a la hora de votar en la consulta que se inicia este viernes.

Otro dirigente regional contrario a Sánchez aventura, incluso, una hipótesis que dejaría en fuera de juego al PSOE si Sánchez no consiguiese la investidura la semana que viene: que el rey decidiera pedir a Albert Rivera que intente formar Gobierno. "¿Y si entonces es Rivera el que pide el apoyo del PP?", se pregunta esta fuente, que sostiene que los socialistas se verían obligados a apoyar este acuerdo a tres para no incumplir el pacto. Otros dirigentes no plantean este extremo, pero sí lamentan que Sánchez haya asegurado que el acuerdo con Ciudadanos se mantendrá aunque no consiga la confianza del Congreso en la investidura, ya que supone "atarse de pies y manos".

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