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La otra cara del MWC: en Internet todavía hay clases

Motivos para la brecha digital que aún soporta más de medio mundo

Móvil es todo fue el lema de la edición de este año del Mobile World Congress de Barcelona. La muestra recibió a 100.000 visitantes de más de 200 países. Este año algunos de los grandes éxitos fueron el G5 de LG, el Galaxy S7 y Galaxy S7 Edge, el Mi5 de Xiaomi, los nuevos Xperia X o BQ Aquaris X5 Plus. A día de hoy sabemos que el Mi5 tendrá un precio de entre 300 y 400 euros y los dos Galaxy 27, entre los 600 y los 800 euros.

El año pasado fueron los Samsung –Galaxy S6 y Galaxy S6 Edge (entre 700 y 900 euros)–, el One M9 de HTC (cerca de 750 euros) y el G Flex 2 de LG (600 euros) algunas de las grandes sensaciones. Y junto a todos ellos, el producto estrella de Apple, el iPhone, cuya versión 4 arrancó a un precio de 600 euros y ahora, en su versión iPhone 6s, ya sale por no menos de 750 euros.

Móvil es todo, pero no es seguro si lo es para todos. A modo de ejemplo, solo siete países europeos tienen salarios mínimos mensuales que superen los costes de esos terminales. Según datos del Banco Mundial, en nuestro país hasta el 24% de los hogares no tienen acceso a Internet y en el conjunto mundial es el 55% de la población la que está ubicada fuera de la Red. El propio fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, criticó durante el Congreso de Barcelona la carrera por el 5G para tener conexiones móviles cada vez más rápidas cuando "no se acaba el trabajo" de hacer llegar Internet a todo el mundo y mientras más de la mitad de la Humanidad sigue sin tener acceso.

Una realidad que se vuelve más grave si nos adentramos en conocer, en relación al nivel de renta, quién disfruta y quién no disfruta de acceso a Internet dentro de cada país. Según los últimos datos de Eurostat al cierre de 2014, si dividimos el total de la población española en cuatro grupos ordenados por el nivel de ingresos, veríamos cómo dentro del primer grupo, el cuarto de población que cuenta con mayor número de ingresos, más del 95% tiene cobertura de Internet. En cambio, si nos fijamos en el último grupo, el cuarto de población que cuenta con menor número de ingresos y que, por tanto, está más empobrecido, ni siquiera el 50% llega a tener acceso a la Red. Una estadística que comparten otros países como República Checa, Eslovenia, Eslovaquia, Hungría, Polonia, Italia, Letonia, Chipre, Grecia, Lituania, Portugal, Rumanía y Bulgaría –en este último, el 80% queda fuera–. Del otro lado lado, Islandia, Noruega, Dinamarca, Países Bajos o Luxemburgo no muestran síntomas de desigualdad en el acceso a Internet. Allí se llega al menos el 80% de índice de conexión en ese 25% de la población con menos recursos. La media de la UE, donde quedan fuera la mayoría de países de la Europa balcánica y algunos del Este, sitúa el acceso a Internet de esa cuarta parte de la población más empobrecida en torno al 60%.

El doctor en Ciencias de la Información de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid Antonio García Jiménez, autor de Internet y África: de la brecha a la esperanza digital, cree que "conforme a los indicadores y estudios sí se pueden establecer vínculos entre el desarrollo tecnológico y el incremento de la desigualdad económica". Pone de ejemplo el "impacto que tiene la tecnología en el empleo y su remuneración". Y afirma que es "evidente" que "si no se aborda el avance tecnologico y móvil a través de la educación y la formación se pueden generar condiciones de desigualdad económica y social".

El catedrático de Sociología por la Universidad Complutense Fermín Bouza admite que esos datos son "una limitación más para este segmento de la población, un obstáculo cada día más importante". A su juicio, este tipo de indicadores ilustran un "aumento" de lo que llama "la distancia social", es decir, "la distancia de clase". Para García Jiménez, estos datos nos situarían en lo que se ha denominado como "brecha digital de primera dimensión", que, explica, "es la referida al no acceso o acceso desigual tanto a las infraestructuras como a las utilidades y contenidos de Internet". Por tanto, considera que "estos datos señalarían la existencia de sectores de la sociedad vulnerables desde el punto de vista digital".

Nuevas aristas con la "pobreza digital"

En Latinoamérica, la red Dirsi de profesionales e instituciones especializados en Tecnologías de Información y la Comunicación (TIC's) acuñó en 2007 el término "pobreza digital" aplicado a la región. Trataba de ir un paso más allá de la brecha digital para entender el nuevo concepto como "una carencia en TIC's que pueda ser característica de cualquier segmento de la población, sea o no pobre económico". Aquí, por tanto, entrarían en juego un número mayor de indicadores como la brecha de género, de edad o de formación. Variables no siempre interrelacionadas con el grado de recursos y nivel socioeconómico de los hogares.

De hecho, Fermín Bouza se decanta por la "brecha de edad y de género" como las más determinantes en el nivel de desigualdad digital "al menos a día de hoy". García Jiménez, cree que, "en este momento", "no existe la suficiente información como para afirmar de forma categórica" si existe o no pobreza digital en España. Aunque admite que "la idea" le resulta "muy interesante", ya que, "no solo hace referencia a los problemas para llegar a las ofertas de servicio y contenidos digitales sino también de la falta de ingresos o de capacidades y competencias para utilizar las TIC's".

En España, el Instituto Nacional de Estadística señala, según sus últimos datos de 2014, cómo la brecha de género es una realidad en nuestro país y en el conjunto de la Unión Europea, si bien es cierto que esta brecha tiende a ir reduciéndose. Los últimos datos nos hablan de una diferencia del 2% en la brecha de género de acceso a Internet. España tiene además una clara cuenta pendiente con la brecha de edad. Aquí, la diferencia entre la franja de 16 a 24 años y de 65 a 74 marca una diferencia de 65,7 puntos porcentuales en el caso de los hombres y de 76 puntos para las mujeres.

Estos indicadores son superiores en Europa en el caso de los países bálticos, del Este y balcánicos y se reducen cuando los Estados son del centro y norte del continente, según Eurostat, pero que, en cualquier caso, reflejan una desigualdad en el acceso a Internet en los segmentos más envejecidos. Del mismo modo que, según el mismo instituto dependiente de la Comisión Europea, sucede con los distintos grados de formación de los individuos. La población con altos niveles de formación de la Europa de los Veintiocho duplica el uso diario de Internet respecto a aquellos que cuentan con una formación baja o que, directamente, no la han recibido. Un hecho que, sin embargo, no se da en los dos datos que vemos teñidos de azul, donde el uso de Internet por parte de los jóvenes es muy similar entre aquellos que han tenido una baja formación y los que cuentan con al menos una formación intermedia.

La brecha generacional prevalece sobre la de género –al menos para el caso español– y sobre la de formación –en el ámbito europeo–. Esto, a falta de conocer nuevos datos correspondientes al año 2015 que deben publicar el INE, Eurostat y Banco Mundial sobre el uso y comportamiento de los usuarios de Internet.

Qué se hace para enmendar la situación

‘Big data y el Internet de las cosas’

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En los últimos años se han anunciado distintos planes para tratar de llevar Internet a los diferentes puntos del planeta. Existen iniciativas públicas como la Estrategia digital nacional del Gobierno de México de finales del año 2013, un plan a cinco años vista con el objetivo fomentar la adopción y el desarrollo de las TIC's en un país donde todavía, según datos del Banco Mundial en 2014, solamente el 44% de los hogares cuenta con acceso a Internet.

También se han dado iniciativas público-privadas como la que firmaron en abril de 2015 Mark Zuckerberg y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, con la intención de llevar Internet gratis a todo el país. Una promesa que se suma a la que hizo esta semana en el Mobil World Congress de llevar la Red también al continente africano. En concreto, los planes del fundador de Facebook a través de la herramienta internet.org llevarían en tres años Internet a todo el planeta.

El reciente documento por un pacto de Gobierno entre el Partido Socialista y Ciudadanos en España contempla medidas en este sentido. Lo denominan Plan de transformación digital 2016-2019 y consistiría en "extender la banda ancha de alta velocidad a todos los hogares españoles y al grueso de las pymes y administraciones públicas". Junto a esto, mantienen la intención de "reducir" lo que llaman "brecha digital social y territorial".

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