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Izquierda Unida

La fecha de la próxima Asamblea Federal divide a los dirigentes de IU

IU

El Consejo Político Federal de Izquierda Unida de este domingo fue mucho menos intenso que el anterior. En esta ocasión, el máximo órgano entre asambleas se reunió con el objetivo de avanzar en la preparación de la XI Asamblea Federal, que se celebra cada cuatro años y en la que, previsiblemente, el diputado Alberto Garzón tomará las riendas de la formación. Sin embargo, la elección de la fecha del cónclave, fijada en principio para los días 4 y 5 de junio, propició, ya a puerta cerrada, cierto debate.

Alberto Garzón se mostró partidario de adelantar la Asamblea al mes de mayo en el caso de que las urnas vuelvan a abrirse el próximo 26 de junio, según explicaron a infoLibre fuentes del Consejo Político presentes en la reunión de este domingo. Garzón considera que es lo mejor para la organización y ve factible la fecha para, posteriormente, encarar el proceso electoral. Teniendo en cuenta que el cónclave finalizará, si no hay ninguna sorpresa, con Garzón como coordinador federal y sus sectores afines ocupando gran parte de la dirección, un adelanto en este sentido permitiría al ahora diputado encarar unas nuevas conversaciones con Podemos sosteniendo él mismo la batuta del partido.

Sin embargo, el sector afín al actual líder, Cayo Lara, prefiere dilatar la elección de la nueva cúpula de IU si se produce un escenario de repetición de las elecciones generales. Consideran que no es adecuado meterse en un proceso asambleario –que siempre provoca tensiones internas– en plena precampaña electoral. De producirse un aplazamiento, sería para los meses de septiembre u octubre. El trasfondo vuelve a ser el mismo: Lara y sus afines prefieren que sea la actual dirección quien decida sobre las nuevas conversaciones con Podemos, temerosos de que la estrategia de Garzón pueda terminar fagocitando las siglas de IU. 

A pesar del enfrentamiento de opiniones, el Consejo Político Federal de este domingo se ha desarrollado en un ambiente de relativa tranquilidad, teniendo en cuenta las dos últimas reuniones. El pasado 9 de enero, Lara acusó a Podemos de pretender la "absorción" de IU frente a un discurso de Garzón, en relación a la formación morada, mucho menos duro. Sin embargo, la olla a presión, que llevaba tiempo aumentando de temperatura a medida que avanzaba el debate sobre la confluencia, estalló en el Consejo Político del mes de febrero después de que el coordinador federal desvelase, a puerta abierta, una alternativa para formar un grupo parlamentario propio que incluía a los tres diputados integrados en las confluencias de Cataluña y Galicia.

Este anuncio motivó una crítica contundente por parte de Garzón, que calificó como "una grave irresponsabilidad" hablar "en público de los grupos": "Ningún documento que enfrente a esta organización con los catalanes y los gallegos va a tener mi voto a favor", añadió el diputado. Después de escuchar más de cuarenta turnos de palabra, Lara cerró el cónclave con un discurso en el que se defendió de todos los ataques: "Se me está acusando de intentar romper la organización. A mí, que se me ha dicho identitario. A mí, que se me ha dicho defensor de siglas. A mí, que se me dice vieja guardia", apuntó.

La elección de la cúpula

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El segundo punto de fricción en la reunión de este domingo vino a la hora de aprobar el Reglamento que regirá la  XI Asamblea Federal, que se votó en conjunto con el Plan de acción y el Esquema para documentos político-organizativos. Si bien el informe político de Lara fue respaldado por el 85% de los delegados –84 votos a favor y 15 abstenciones–, la segunda votación se cerró con un apoyo de sólo el 56,7% –55 síes, 29 noes y 13 abstenciones–. La discrepancia radica en el sistema de elección de la dirección del partido en ese cónclave, si bien es cierto que la aprobación de ese punto concreto del texto ha quedado aplazada hasta el próximo 10 de abril.

Casi la mitad de los votos en contra proceden de Izquierda Abierta (IzAb), el partido de Gaspar Llamazares –que tiene una representación minoritaria–. El resto de noes lo completan delegados de otras federaciones. Aunque el documento deja claro que, por primera vez en el partido, la cúpula será decidida por el conjunto de la militancia mediante sufragio universal, no aclara si el proceso se desarrollará con listas cerradas y bloqueadas, como se venía haciendo hasta ahora pero con la diferencia de que la toma de decisión pasa de manos de los delegados a las de los afiliados. Sin embargo, al abrir el proceso a los casi 30.000 militantes de IU, los sectores minoritarios temen quedarse sin representación en los órganos de dirección.

Así, en mitad del CPF, Izquierda Abierta lanzó un comunicado en el que se denunciaba la "podemización de IU" y proponía una alternativa basada en portavocías compartidas y plurales; listas abiertas; independencia del Comité de Garantías; y, sobre la elección del Consejo Político Federal, que el 65% se elija por un sistema de votación DawdallDawdall –el mismo que se utilizó en las primarias de Ahora Madrid– y que el 35% restante se haga a través de la vía delegada. Por ello, representantes de Izquierda Abierta en el CPF votaron en contra. A modo de crítica preventiva y con el único objetivo de no verse obligados a cuestionar en un futuro un Reglamento al que previamente dieron su apoyo.

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