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Nuestro sistema electoral establece claras desigualdades entre ciudadanos que, a la luz de la Constitución, deberían tener vocación de iguales ante la ley. Nuestros dirigentes quisieron que fuese así en la época de la Transición-Transacción, vaya usted a saber por qué, pero se diría que todavía les parece perfecto, porque nunca han planteado seriamente la prioridad de su mejora en ese sentido. Sin parar en argumentos a favor del sistema, que habrán dado para ríos de tinta, hay cuando menos un efecto perverso en institucionalizar la desigualdad para algo tan esencial como el derecho de voto y es que la igualdad pasa más fácilmente a ser algo secundario en todos los demás ámbitos. Eso también hace menos discordantes otras deficiencias como la corrupción, la mentira o la insolidaridad. Es lo normal en la calle, por mucho que la Norma diga otra cosa.
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Totalmente de acuerdo con Demetrio Vert, lo único en que discrepo es en que creo,que la elección el presidente del gobierno debería ser por mayoría absoluta del electorado, si no se consigue en una primera vuelta, en una segunda como en Francia al más votado de los dos que quede primeros, y que los votos abstencionistas, ocupen escaños no asignados sin reducir su número total en la cámara hasta un máximo del25%.De esa forma las mayorías absolutas serían más difíciles de conseguir sin negociaciones, y se evitaría el rodillo parlamentario al que tan acostumbrados nos tienen los partidos que nos han gobernado hasta ahora.
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Estoy en absoluto desacuerdo con el señor Penadés. El articulista da por inalterables varias premisas. Primera: Legislativo y Ejecutivo "deben" salir de las mismas paeletas. Lo que la situación actual está diciendo no es que los partidos deban pactar un Ejecutivo, sino que el sistema actual puede fallar para elegir un Ejecutivo. Hemos tenido un legislativo perfectamente constituido y con capacidad de legislar (lo ha hecho). Lo que no ha podido se es tener un Ejecutivo (obvio, los votantes de cada partido desean que este aplique sus propuestas electorales). Por lo tanto el problema está en elegir al Ejecutivo. Mi propuesta es que se elija directamente por los ciudadanos en papeleta aparte (cómo en EEUU). Puede que el Ejecutivo tuviese más problemas técnicos para gobernar (debe hacerlo según las leyes que apruebe el Legislativo), pero esa es la separación de poderes, no. Segunda premisa "inaqlterable": Olvida la importancia del senado para reformar la Constitución, y olvida que la elección del Senado es aún mas desproporcinal,de manera que un partido con un 25 por ciento de votos puede ser absolutamente mayoritario en el Senado, según circunstancias como las actuales. Por lo tanto, y de acuerdo con algunos criterios del artículo, la propuesta sensata sería, en mi opinión, la eleccción de un Parlamento que legisle nacionalmente con un distrito único. Una persona, un voto. No importaría que estuviera formado por muchos partidos. Se trata de legislar. Un Senado convertido realmente en cámara territorial, con las competencias propias de asuntos de coordinación de políticas singulares de los territorios y de sus presupuestos (que los nacionalistas se apñen con los otros territorios y no puedan influir desmedidamente en el Parlamento). Y por último un Ejecutivo elegido directamente y, claro está, con distrito único. De un plumazo tendríamos: Un Parlamento con real representación ciudadana sin problemas para legislar. Un Senado para resolver los asuntos singulares de los territorios de forma mancomunada, y un Ejecutivo sin ninguna espada de damócles para gobernar segúnla Ley. No es una útopía. EEUU, entre otros paises, lo hace así (más o menos).
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Ocultar 2 RespuestasMe parece, señor Vert, que usted está pidiendo nada menos que la separación de los poderes legislativo y ejecutivo, y además pide la igualdad de voto para todos los ciudadanos. Eso lo hay en Francia (o –mire usted por dónde– también en Venezuela). Pero aquí, en democracias avanzadas como la española, pues ... eso: no va a valer lo mismo el voto de un madrileño que el voto de un palentino. ¡Hasta ahí podíamos llegar! ¶ En serio: creo que su propuesta mejoraría bastante nuestra democracia. Si además pudiéramos elegir el Presidente del Ejecutivo tal como indica el señor Romero Mesa (comº 2), sólo nos quedaría buscar un empleo (o un destino) para el Rey. ¶ Repito las palabras de Laguncar: "Voto a favor. ¿Para cuándo?" ¶ Un saludo.
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Voto a favor, ¿para cuándo?. Soñar es gratis, aunque a veces resulte decepcionante ante la realidad que tenemos.
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www.infolibre.es ISSN 2445-1592
Quiero participar en una plataforma ciudadana que promueva la equidad sin provincias. El provincialismo es un resabio del caciquismo y eso en Galicia lo sabemos muy bien..por eso nos gobierna un señorito de Pontevedra. No, mi querida Pontevedra no se merece ese baldón-
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