Investigación

El marido de Aguirre no tributó por las ganancias de sus acciones al camuflarlas en una empresa que no paga impuestos desde 2001

Esperanza Aguirre charla con su marido, Fernando Ramírez de Haro y Valdés, en la investidura como presidenta en la Asamblea en 2011.

La economía capitalista sería imposible si existiesen muchas empresas como Savial SL. Entre 1993 y 2014 declara haber ingresado 15 millones de euros, de los que más de cuatro proceden de subvenciones públicas. Sin embargo, no paga impuestos. No es una forma de hablar: en esos 22 años ha abonado en total 11.904 euros por el impuesto de sociedades; es decir, una media anual de 501 euros. Y encima es una ruina: sus pérdidas acumuladas suman 1,7 millones de euros. Pero la cosa no termina ahí: en vez de concentrarse en su actividad agrícola y ganadera para mejorar resultados, decidió que era buena idea dedicar tres millones de euros a jugar en Bolsa, dinero que le prestaron los bancos pese a que estaba en quiebra técnica.

Pues esas son las cifras oficiales de Savial SL, empresa creada en 1993 por Esperanza Aguirre y por su marido, Fernando Ramírez de Haro. La dirigente del PP suscribió el 39% del capital y su esposo el 51%. Aguirre sostiene que en 2005 donó a su marido las participaciones que tenía en la sociedad, aunque no ha mostrado ningún documento que respalde su versión.

infoLibre ha pedido a dos expertos en temas fiscales y mercantiles su opinión sobre los aspectos más llamativos de las cuentas de Savial SL: la fuerte inversión en Bolsa y las enormes pérdidas que declara. Respecto a la primera cuestión no tienen duda: la utilización de la sociedad para comprar las acciones permitió al marido de Aguirre no tributar por las ganancias de capital obtenidas, algo que habría sido inevitable si la compra de los valores bursátiles se hubiese hecho a nombre del propio Fernando Ramírez de Haro.

Ni un céntimo de tributación

La razón es la siguiente: las ganancias que generan desde 2007 las acciones, por dividendos o por plusvalías en caso de venta de valores, se integran en las cuentas de Savial SL. Y como resulta que esta sociedad lleva años declarando pérdidas, no paga nada por el impuesto de sociedades. En otras palabras: las ganancias de las acciones se compensan con otras pérdidas mayores que supuestamente ha sufrido la compañía.  

Desde 2007 hasta 2014, Savial SL declaró en total 400.000 euros de "ingresos financieros", una media de 50.000 euros al año. Antes de la compra de acciones, la sociedad ingresaba unos pocos euros por ese concepto (el mínimo fueron 2 euros en 1993 y el máximo 222 en 2005). Es lógico: antes de la compra de valores bursátiles, los mínimos ingresos financieros se correspondían con los intereses por el dinero en las cuentas corrientes de la sociedad, mientras que tras la inversión de tres millones en Bolsa, esos ingresos financieros se dispararon gracias a los dividendos que reportan las acciones. 

Pero resulta que, entre 2007 y 2014, Savial SL no pagó ni un céntimo por el impuesto de sociedades. De hecho, la última vez que abonó algo por dicho tributo fue en 2001, cuando ingresó en las arcas de Hacienda 5.166 euros. Desde entonces, las pérdidas de la compañía han sido constantes y crecientes, hasta el punto de que a finales de 2014 aseguró que sus pérdidas acumuladas sumaban 1,75 millones de euros.

¿Y qué habría pasado si Fernando Ramírez de Haro hubiese comprado las acciones a su nombre, en vez de camuflarlas en una sociedad ganadera que nunca antes se había dedicado a invertir en Bolsa? Pues que habría tenido que incluir esas ganancias de 400.000 euros en sus respectivas declaraciones de la renta (IRPF) y habría tenido que tributar por ellas entre un 18 y un 21%, dependiendo del año ya que se han producido diversas reformas que han modificado el tipo de gravamen.

Savial SL no tenía capacidad económica

Queda aún una duda por despejar. ¿Tenía Savial SL suficiente solvencia para pedir por sí misma los préstamos para jugar en Bolsa? Las cuentas de la empresa ofrecen una respuesta rotundamente negativa.

Como desveló este periódico el pasado lunes, Savial SL adquirió entre 2006 y 2007 acciones con cotización en Bolsa por importe de 3.079. 421 euros. Buena parte de esa inversión la realizó gracias a préstamos del BSCH y de una "caja de Cataluña" (el marido de Aguirre no identifica en la memoria de la empresa si es Caixa Catalunya o La Caixa).

La concesión de esos préstamos, a la vista de la situación de la empresa en aquellos años, no tenía lógica para una entidad financiera: en 2005 Savial SL había perdido 139.228 euros, sus deudas ya superaban los dos millones y sus fondos propios eran negativos (por encima de los 100.000 euros en 2005 y 2006), una situación contable de quiebra técnica que según la ley obliga a restablecer el equilibrio patrimonial o a disolver la compañía. Fernando Rámirez de Haro no hizo ninguna de las dos cosas. Los fondos propios negativos eran 30 veces superiores al exiguo capital social de 3.005 euros. Y la deuda multiplicaba casi por cuatro el importe neto de la cifra de negocio.

Una carta de presentación nefasta para ir a un banco a pedir tres millones de euros. Y mucho menos para dedicarlos a jugar en Bolsa, en vez de para un plan de expansión o consolidación de la compañía. 

Pese a ello, el BSCH y la "caja de Cataluña" le prestaron los tres millones. ¿Cómo es posible? La respuesta es que la empresa no era solvente, pero Ramírez de Haro sí.

Así lo confirman las cuentas del ejercicio 2012, que Savial SL ha depositado hace pocas semanas en el Registro Mercantil de Madrid, después de que infoLibre hubiese denunciado que la compañía llevaba siete años incumpliendo la obligación legal de presentar sus cuentas. En 2012, la compañía redujo sus deudas a largo plazo con entidades financieras de 6,8 a 2,1 millones de euros. Y, al mismo tiempo, la sociedad reconoció una deuda con su administrador –el marido de Aguirre– por valor de 3,6 millones de euros.

Aquel año se produjo otra historia que este periódico desveló en su día: Fernando Ramírez de Haro, conde de Bornos, convenció a sus hermanos para vender por 5,1 millones de euros un cuadro que formaba parte del patrimonio familiar. Sus hermanos aceptaron que se quedase con todo el dinero, ya que los convenció de que estaba pasando una mala situación económica. Pero se comprometió a pagar a plazos algo más de 850.000 euros a cada uno de sus cuatro hermanos y a una sobrina.

Así que una parte significativa del dinero del cuadro sirvió para reducir la deuda que Savial SL tenía con los bancos. Y el principal acreedor de la sociedad pasó a ser su administrador, que fue quien puso el dinero. Eso sí, como préstamo, sin ampliar el capital social de la compañía.

En definitiva: Savial SL no tenía capacidad económica en 2006 y 2007 para invertir tres millones en Bolsa. Quien la tenía en todo caso era el marido de Aguirre. Pero Ramírez de Haro, en vez de comprar las acciones a su nombre, las adquirió a través de una sociedad que llevaba 13 años dedicada a la explotación agrícola y ganadera y no a las inversiones financieras. Una compañía que ya llevaba cuatro años sin pagar impuesto de sociedades y donde era mucho más sencillo hacer cuadrar los números para no tributar por los dividendos y las ganancias de capital que generasen las acciones.

¿Impuesto de sociedades? No, gracias

No es ningún secreto que la Hacienda española ejerce un control mayor sobre las rentas personales (el IRPF) que sobre las cuentas de muchas sociedades mercantiles. Lo cierto es que muchas empresas declaran unos beneficios mínimos y, por tanto, pagan muy pocos impuestos. En muchos casos porque esa es la realidad de la compañía y en otros porque se ocultan ingresos o se cargan a la sociedad gastos que no le corresponden.

¿En qué escenario encaja Savial SL? Esperanza Aguirre se ha negado de forma reiterada a responder a las preguntas de infoLibre sobre su relación con la empresa que fundó y de la que fue accionista al menos durante 13 años. Pero hay una realidad innegable: los ingresos y los gastos de la compañía se fueron ajustando de forma casi milimétrica para no tener que pagar impuestos. Veamos un ejemplo.

En 1994, recién constituida la empresa y con un gasto de personal de 127.697 euros para pagar a los 10 empleados de plantilla, Savial SL declaró unos ingresos totales de 564.779 euros y unos beneficios antes de impuestos de 10.382 euros. En 2007, con unos gastos de personal de 114.643 euros a repartir entre las 12 personas contratadas, la sociedad admitió unos ingresos de 1.058.916 euros y los beneficios antes de impuestos se quedaron en 9.775 euros. El doble de ingresos, pero los mismos beneficios raquíticos.

Los números hablan por sí solos: en 22 años de existencia, Savial SL sólo ha pagado por el impuesto de sociedades en ocho ejercicios (de 1994 a 2001, ambos inclusive). Y fueron cantidades muy exiguas: el mínimo fueron 885 euros en 1996 y el máximo 2.774 euros en 1997. En total, en esos ocho ejercicios ingresó en Hacienda 11.904 euros. En 2002 ya no pagó ni un euro por ese impuesto. Y así hasta la actualidad.

Si tenemos en cuenta que desde su constitución la empresa ha declarado unos ingresos de 15 millones de euros, resulta que Savial SL ha pagado en impuestos el 0,08% de sus ingresos totales.

Las cifras varían poco si tomamos en consideración sólo el tiempo en que Aguirre admite haber sido accionista de la compañía. En esos 13 años los ingresos totales ascendieron a 8,6 millones de euros, así que los impuestos se comieron el 0,14% de los ingresos totales. 

No parece que quepa culpar a una Hacienda voraz de la situación económica de la empresa.

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Y es que, a finales de 2014, Savial SL declaraba tener unos fondos propios negativos de 1,78 millones de euros. Pese a lo cual el marido de Aguirre ni reequilibra el patrimonio de la empresa ni la disuelve, como establece la ley. Eso sí, las subvenciones públicas siguen fluyendo año a año. En 2014, la compañía declaró unos ingresos totales de 555.813 euros, de los que 209. 716 euros procedieron de subvenciones públicas. Es decir, el 37,7% del dinero que entró ese año en la empresa del marido de Aguirre era dinero público.

Si tenemos en cuenta todo la vida de la compañía, de los 15 millones de ingresos declarados entre 1993 y 2014, más de cuatro fueron subvenciones; es decir, más de una cuarta parte del total. En el tiempo que Aguirre fue accionista fueron más de dos millones de dinero público los que se embolsó la sociedad. Más de dos millones de lo que Aguirre definía como "mamandurrias" antes de que infoLibre desvelase las que habían ingresado en su propia empresa.

A la vista de todas estas cifras, los dos expertos consultados por este periódico también tienen una respuesta unánime para la segunda gran cuestión planteada: las enormes pérdidas. "Resulta muy extraño que una sociedad continúe operando en el mercado con estos números. Pese a estar fuertemente subvencionada, sus pérdidas son enormes. ¿Quién monta una empresa para perder dinero un año tras otro? Son cifras difíciles de creer". Y hasta ahí pueden analizar.

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