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El futuro del PSOE

Dos incógnitas decisivas ante el Comité Federal: quién puede votar y el posible voto secreto

Comité federal

El Comité Federal del PSOE que se reunirá este sábado lo hará sumergido en un mar de dudas, tanto de procedimiento como de legitimidad. Y es que se parte de una discrepancia entre los críticos y los partidarios del secretario general, Pedro Sánchez, con respecto a qué orden del día hay que tratar en la reunión, pero también será objeto de polémica si los miembros de la Ejecutiva tienen derecho a voto y la posibilidad de que los dirigentes próximos a Sánchez exijan que el voto sea secreto.

Con las dimisiones de 17 miembros de la Ejecutiva el pasado miércoles, el sector crítico pretendía cobrarse la cabeza de Pedro Sánchez e implantar una gestora que pilotase el PSOE hasta la celebración de un congreso. No obstante, Sánchez se niega a darse por destituido y argumenta que, en base a los estatutos, tanto él como su equipo están en funciones y deben ser quienes organicen el congreso. Esa lucha de legitimidades será, en definitiva, la que tenga que dirimirse en el Comité Federal de este sábado, y el resultado será el que determine si el congreso se celebra el 12 y 13 de noviembre, como plantean los partidarios de Sánchez, o si se deja para más adelante, tal y como promueven dirigentes como la secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz. Para Sánchez, además, el debate de fondo gira en torno a si los socialistas dejan gobernar al líder del PP, Mariano Rajoy, o continúan negándole su apoyo.

¿Quién puede asistir a la reunión?

Aunque Sánchez afirmó este viernes que el Comité Federal "ni es ni tampoco puede convertirse en un debate reglamentario, se trata de un debate político", lo cierto es que cuando a las 9.00 de la mañana comience la reunión deberán solventarse una serie de cuestiones con los estatutos y los reglamentos en la mano. La primera gira en torno a si los dirigentes de la Ejecutiva tienen derecho a asistir al Comité Federal o no. Lo previsible es que, al iniciarse la reunión, los 18 miembros de la Ejecutiva que no presentaron su dimisión, incluido el propio secretario general, ocupen sus puestos tras el estrado, lo que supone plantear que la Ejecutiva sigue, tal y como defienden, en funciones [existen dudas sobre la posición que adoptarán Carmen Montón y Eva Díaz Tezanos]. Pero los críticos opinan que este órgano está disuelto, por lo que podrían pedir que sus compañeros abandonasen estos puestos. 

La decisión la debe adoptar la Mesa del Comité Federal, compuesta por tres miembros. A priori, dos son afines a Sánchez y una es del sector crítico, Verónica Pérez, quien el pasado jueves se autoproclamó con escaso éxito la única "autoridad" del PSOE. Si triunfasen las tesis de los críticos provocaría bajas entre los partidarios de Pedro Sánchez, ya que los integrantes de la Ejecutiva son miembros natos del Comité Federal, pero si la Ejecutiva está disuelta –como aseguran los críticos– no todos sus miembros contarían con asiento en el órgano. 

Según los estatutos del PSOE, además de los miembros de la Ejecutiva, también son integrantes natos del Comité Federal los 17 secretarios regionales. Por eso, gane la tesis que gane, Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), José Miguel Pérez (Canarias), Francina Armengol (Baleares) y Ximo Puig (Comunidad Valenciana), que son líderes del partido en sus respectivos territorios, podrían seguir asistiendo a la reunión del Comité Federal aunque hayan dimitido de la Ejecutiva.

Por el contrario, los otros catorce dimisionarios que sólo estaban en el Comité Federal por ser miembros de la Ejecutiva sí están ya fuera de este órgano. Además, de triunfar las tesis de los críticos, también deberían abandonar la reunión el resto de miembros de la Ejecutiva que no dimitieron, a excepción de Eva Díaz Tezanos (Cantabria) y César Luena (La Rioja), porque ambos fueron elegidos para estar en este órgano por sus respectivas federaciones.

De hecho, si la decisión fuese que la Ejecutiva ya no existe, no podría votar ni el propio Pedro Sánchez, aunque sí podría asistir con voz a la reunión en su calidad de ex secretario general del partido.

En definitiva, de los 35 miembros de la Ejecutiva, seis pueden votar con seguridad (a priori, tres de cada sector), 14 no pueden asistir al Comité Federal (los dimisionarios que formaban parte del órgano por su calidad de miembros de la Ejecutiva) y 14 deberán abandonar la reunión o podrán quedarse y votar dependiendo de que la Ejecutiva se considere o no disuelta. A ellos se suma la mencionada situación de Sánchez.

¿Qué orden del día es válido?

Tras dirimir ese primer lance, deberá resolverse una segunda cuestión reglamentaria. El sector próximo a Sánchez y la corriente crítica también llevan dos días enzarzados por imponer su orden del día para la reunión, ya que en realidad existen dos convocatorias.

El jueves, Sánchez y sus partidarios en la Ejecutiva convocaron un Comité Federal para debatir sobre la celebración de un congreso extraordinario los días 12 y 13 de noviembre y elecciones primarias a la Secretaría General para el 23 de octubre. La Ejecutiva añadio posteriormente en un comunicado que esa propuesta de calendario está "abierta al consenso". Pero los críticos consideran que ese órgano ya estaba disuelta y que, por tanto, esa convocatoria y su consiguiente orden del día son nulos.

El lunes, antes de las dimisiones masivas, la permanente de la Ejecutiva ya había convocado un Comité Federal también para este sábado encargado de debatir sobre la celebración de un congreso ordinario en las mismas fechas. 

En ninguna de esas dos convocatorias figura en el orden del día la elección de una gestora, que es lo que defienden los barones. Por ello, tres miembros del Comité de Garantías emitieron un dictamen este viernes pidiendo al Comité Federal que nombre esa gestora para dirigir el partido de forma transitoria.

Parece probable, de acuerdo con las fuentes de ambos bandos consultadas por este periódico, que se pacte una única propuesta de orden del día que, básicamente, promueva una votación en la que se decida entre implantar una gestora que aparte a Sánchez y pilote el partido hasta la celebración del congreso extraordinario o, por el contrario, mantener a la Ejecutiva de Sánchez en funciones y que sea él quien organice el congreso.

¿El voto será secreto o público?

Por otra parte, ni los estatutos ni el reglamento del Comité Federal establecen una metodología concreta a la hora de votar, pero hasta ahora las votaciones siempre se han realizado a mano alzada. Sin embargo, fuentes de la corriente próxima a Sánchez aseguraron a infoLibre que, a última hora del viernes, tenían decidido solicitar que el voto sea secreto.

Si finalmente plantean esta propuesta, sería la Mesa del Comité Federal –la que ha estado presidida por la secretaria general del PSOE sevillano, Verónica Pérez, en las últimas reuniones– la que debería decidir si acepta que dicha petición se someta a la votación de los asistentes y mediante qué metodo (a mano alzada o en secreto).

Los afines a Sánchez están convencidos de que los barones tienen "una mayor capacidad de presión" sobre los representantes de sus respectivas delegaciones y que el voto secreto podría ser determinante en el resultado. 

¿Cómo se reparten las fuerzas?

Como suele ocurrir cuando hay una disputa por el liderazgo, en las horas previas a la votación ambos bandos suelen proclamar que tienen mayor número de apoyos. Este viernes, los críticos aseguraban que se impondrán con una diferencia de más de 50 votos, mientras que los partidarios de Sánchez sostenían que son ellos los que se impondrán por un margen escaso.

Lo cierto es que se conoce la posición de los 17 barones autonómicos: siete integran el sector crítico (Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Comunitat Valenciana, Extremadura y Castilla-La Mancha), mientras que otros nueve están con Sánchez (Baleares, Castilla y León, Cataluña, Galicia, La Rioja, Madrid, Navarra, Murcia, País Vasco). La única baronesa que no se ha posicionado explícitamente es la cántabra Eva Díaz Tezanos, que no ha dimitido de su puesto en la Ejecutiva pero que no acudió a la reunión convocada por Sánchez el jueves.

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Sin embargo, que el líder de una federación esté en un bando, en absoluto presupone que todos o la mayoría de los miembros de su comunidad vayan a votar lo mismo que él. Y es que, pese a que en algunas comunidades los dirigentes están –salvo excepciones– cohesionados en torno a una opción, en otras hay división o el secretario general se encuentra en clara minoría.

Entre las primeras se encuentran federaciones como Andalucía. El territorio controlado por Susana Díaz está, mayoritariamente, situado en el sector crítico y buena muestra de ello es que siete de los 17 dimisionarios del pasado miércoles pertenecen al PSOE-A, y únicamente una dirigente andaluza –María Luisa Faneca– se mantuvo fiel a Sánchez y no dejó su cargo. Lo contrario ocurre en Galicia, que cuenta con 12 dirigentes en el Comité Federal –incluida una representante de JSE–, de los cuáles nueve están claramente posicionados contra el secretario general y dos dudan. La única a favor de Sánchez es Pilar Cancela, que lidera la gestora que estableció el secretario general tras la dimisión del anterior secretario general del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro.

Federaciones como Castilla y León se encuentran mucho más divididas. Tanto Tudanca como otros cargos castellanoleoneses, como el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, son partidarios de Sánchez, pero otros dirigentes de peso, como Soraya Rodríguez, exportavoz de los socialistas en el Congreso y actual diputada, se encuadran en el sector crítico. De hecho, las diferencias se han hecho visibles este mismo viernes, ya que Tudanca no ha convocado a Rodríguez a la reunión del Comité Territorial del PSOE castellanoleonés, el órgano equivalente al Comité Federal, en el que la parlamentaria no tiene asiento pero al que acudía regularmente con el beneplácito del secretario general.

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