Violencia género

El CGPJ detecta casos en los que el maltrato habitual no supone ni agravamiento del riesgo ni medidas de protección

Al menos 30 mujeres han sido asesinadas en lo que va de año

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El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha detectado casos de mujeres asesinadas a manos de sus parejas que no solamente habían denunciado previamente a sus agresores sino que incluso lo habían hecho en varias ocasiones o habían manifestado en su denuncia sufrir "maltrato habitual", sin que ello implicara un agravamiento del nivel de riesgo valorado o la adopción de medidas de protección, informa Europa Press.

En el último análisis publicado por el Observatorio contra la Violencia de Género del órgano judicial, que estudia en detalle los casos de las mujeres asesinadas en 2014 en crímenes de violencia de género, se señala que un tercio de las mujeres asesinadas a manos de sus parejas (18 de un total de 54) habían denunciado previamente al agresor.

Dichas denuncias (que en el caso de 8 mujeres incluían partes médicos de lesiones y en otros dos casos, un parte médico por depresión y ansiedad) dieron lugar a un total de 33 procedimientos judiciales con sus correspondientes valoraciones policiales de riesgo (excepto en dos de los atestados) que, sin embargo, no evitaron que las víctimas terminaran muriendo a manos de sus agresores. Además, al menos 5 de los denunciados tenían antecedentes por violencia de género respecto parejas anteriores y varias de las mujeres habían interpuesto denuncias en repetidas ocasiones (hasta cuatro veces en el caso de una de ellas).

Según el médico forense y experto en violencia de género Miguel Lorente, estos hechos, así como la presencia de un porcentaje de hasta el 40% de mujeres que habían denunciado a sus agresores en las listas de víctimas mortales de violencia de género cada año, indican que "algo se está haciendo mal". "Ya no estamos hablando de casos puntuales", aseguró.

Lorente ha explicado, en declaraciones a Europa Press, que el análisis del CGPJ señala la existencia de "factores limitantes" y "deficiencias" en los procedimientos de valoración de riesgo y en la toma de decisiones sobre la aplicación de medidas de protección a las denunciantes.

Por ejemplo, dicho documento contiene el caso de una mujer a la que se le hicieron hasta tres valoraciones (pasando de riesgo bajo a alto) y el de otra mujer se le hicieron dos, que pasó también de nivel medio a alto; pero también figura el de otras tres mujeres a las que se les realizó más de una VPR y se mantuvieron en el nivel de "Riesgo no Apreciado", sin detectar que la reiteración de la violencia puede ser un indicador de su agravación.

En los casos que se analizan (todos ellos de mujeres asesinadas), la valoración de riesgo en el atestado policial fue en la mayor parte de ellos de "riesgo no apreciado", en otros dos fue de "riesgo bajo", en otros dos de "riesgo medio" y solamente tres obtuvieron una valoración de "riesgo alto".

Valoraciones inexpertas y circunstanciales

En este sentido, el experto pone de relieve algunos de los "factores limitantes" de dicho procedimiento, derivados del hecho de que las valoraciones de riesgo las realizan personas "no necesariamente expertas" en crímenes de violencia de género o violencia doméstica y que en los casos en que solo se realiza valoración policial de riesgo (la mayoría), ello implica que se analiza el riesgo únicamente en base a la percepción de la víctima y no en base a las circunstancias reales y al agresor.

Por ello, este tipo de estudios "son evaluaciones en términos de probabilidad" que no pueden "arrojar certeza" y que se basan exclusivamente en el testimonio de la víctima en un momento puntual en el que no es posible prever "circunstancias nuevas" que puedan desencadenar un episodio de violencia. "Por ejemplo: haces una valoración de riesgo de la comisaría y te sale un riesgo bajo y en cuanto sales de la comisaría ves a tu pareja con otro hombre. A lo mejor, ese hecho puede implicar que un riesgo inexistente pase a ser un riesgo extremo", explica.

No se hacen valoraciones forenses

Por eso, hace hincapié en la necesidad de acudir a valoraciones forenses de forma que se aplique un protocolo de "valoración urgente del riesgo" en sede judicial o por parte de equipos multidisciplinares de las unidades de evaluación forense para que la valoración incluya no solamente el testimonio de la víctima sino también al agresor, "que es quien genera el riesgo".

"Es necesario que ese tipo de análisis se hicieran con más frecuencia –ha manifestado–. El testimonio de la víctima es un factor más pero hay que acudir a los hechos, como cuando acudes al hospital. La valoración del riesgo debe llevar una valoración amplia sobre los hechos y de la persona que genera el riesgo".

Precisamente, una de las conclusiones del informe del CGPJ publicado esta semana pone de relieve la necesidad, para dar respuesta a esta demanda, de implantar unidades de valoración forense por todo el territorio nacional, especialmente teniendo en cuenta que la incidencia de los asesinatos machistas es mayor en poblaciones de menos de 100.000 habitantes que no siempre tienen acceso a estos servicios.

Por otra parte, advierte de la gravedad especial de aquellos casos en los que había varias denuncias hacia el mismo agresor por la "sensación de impunidad" que puede generar "ver que la víctima denuncia y que no hay consecuencias". "Es un factor que debería haber llevado a tomar medidas de carácter protector más eficaces. Valorar el riesgo no supone nada si no se ponen medidas de carácter protector", ha subrayado.

El experto considera que "se debe de exigir" una valoración forense de riesgo cuando esta no se ha realizado, así como "la adopción de medidas por parte de los juzgados".

"El uso de los dispositivos GPS es mínimo, se utiliza muy poco. Tenemos instrumentos para proteger a las mujeres e instrumentos para valorar el riesgo y, por tanto, tenemos espacio para disminuir el riesgo para las mujeres, pero no se está utilizando todo lo bien que debería, tanto en la evaluación como en la protección", ha lamentado.

Restarle importancia a la violencia

En tercer lugar Lorente pone de relieve la influencia del "desconocimiento sobre la violencia de género" en cuanto a las consecuencias que puede tener o incluso la influencia de una tendencia "postmachista" que consiste en difundir que la mayoría de las denuncias por agresiones a mujeres son falsas y en "cuestionar a las mujeres cuando denuncian".

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"Esa visión postmachista es la que está tendiendo a minusvalorar la violencia. En las redes sociales se ve a diario gente con campañas diciendo que las denuncias son falsas cuando los datos del último año dicen que las denuncias falsas fueron el 0,014%", ha subrayado.

El efecto de estos mensajes, según ha indicado, es "peligroso" porque tiene la consecuencia de "no creer en la violencia" a menos que haya secuelas físicas y, en los casos en que sí las hay, lleva a "quitarle trascendencia".

"Estamos viendo directamente parte de ese quitarle trascendencia a la violencia en esos casos en que habiendo denunciado y habiendo un procedimiento abierto, no se adoptan las medidas necesarias para proteger a las mujeres", ha valorado.

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