Crisis en el PSOE

Cuatro posibles escenarios para la futura relación entre PSOE y PSC

Javier Fernández y Miquel Iceta, en una imagen de archivo.

Ibon Uría

El PSC celebra este fin de semana su XIII Congreso. Los socialistas catalanes apuestan mayoritariamente por mantener su esquema de relaciones con el PSOE y las fuentes consultadas coinciden en descartar que en el cónclave se aprueben cambios que afecten a esa cuestión, pero cargos de la gestora de Ferraz y dirigentes del sector ahora mayoritario en el partido han planteado reiteradamente la necesidad de revisar el actual escenario.

El factor que ha hecho aflorar todas las tensiones fue el voto contrario a la investidura de Rajoy de los siete diputados catalanes. Aunque el Comité Federal del PSOE –máximo órgano federal entre congresos– aprobó el 23 de octubre una resolución que decidió la abstención en segunda vuelta, el Consell Nacional del PSC –máximo órgano entre congresos del partido en Cataluña– decidió días después mantener el no es no hasta el final.

El malestar que provocó esa circunstancia se reflejará, este fin de semana, en el Congreso del PSC, al que la cúpula de Ferraz no enviará ninguna representación. La gestora descartó que acudieran su presidente, Javier Fernández, o el portavoz, Mario Jiménez, y rechazó también la opción de enviar a un dirigente de segunda fila. Si acudirán, en cambio, la balear Francina Armengol y la vasca Idoia Mendia, ambas afines a Pedro Sánchez.

Y es que el sector mayoritario del PSOE cree que no tiene sentido que el PSC –que no es una federación socialista más, sino un partido diferente– participe en el Comité Federal y en los Congresos si después no está dispuesto a acatar las resoluciones pactadas en ellos. Los socialistas catalanes, por su parte, señalan que no tenían alternativa a votar no, porque abstenerse ante Rajoy los habría dejado tocados de muerte ante su electorado.

infoLibre repasa, juntos a cargos de PSOE y PSC, cuatro posibles escenarios futuros sobre la relación entre ambos partidos: mantener el esquema actual, que data de 1978; la creación de una comisión entre PSOE y socialistas catalanes para resolver discrepancias; que el PSC salga de los órganos del PSOE y solo compartan el grupo parlamentario; y la ruptura total, que podría significar la creación de una federación catalana del PSOE.

1. Mantener el actual protocolo

Es la vía por la que apuestan la mayoría de socialistas catalanes, según las fuentes consultadas por infoLibre. El protocolo vigente [ver en PDF] data de 1978, y establece que el PSC tiene competencias "exclusivas" para establecer su estructura interna y su programa en Cataluña. Además, fija que el partido que dirige Miquel Iceta tiene presencia en los órganos federales del PSOE, mientras que el partido estatal no está representado en los del PSC.

Un día después de romper la disciplina de voto, los siete diputados del PSC remitieron una carta al responsable de disciplina del grupo socialista en el Congreso de los Diputados, el diputado castellanomanchego Luis Carlos Sahuquillo, en la que expresaron su "firme voluntad" de "seguir trabajando" con el PSOE. La dirección del grupo todavía no los ha sancionado, aunque sí ha iniciado el procedimiento, que podría conllevar una multa de hasta 600 euros.

Un miembro de la Ejecutiva del PSC afirma que los socialistas catalanes no quieren "un cambio de ningún tipo" y añade que, "en todo caso", los vínculos tendrían que revisarse en un Congreso, no de forma unilateral por parte de la gestora. Otro dirigente del PSC señala que "en el 99% de los casos" PSOE y PSC mantienen "las mismas posiciones", de modo que "el conflicto es muy puntual" y que no es necesario cambiar las cosas.

Uno de los diputados del PSC señala que, "por inteligencia política", tanto a los socialistas a nivel federal como al partido en Cataluña les "interesa" seguir unidos: "Si el PSOE quiere recuperar terreno en Cataluña, nos necesita. Y el PSC perdería un referente muy importante si se rompiera la relación con el PSOE", subraya. "Compartimos un proyecto común. Una ruptura sería algo terrible", dice otro cargo del PSC.

Fuentes del PSOE próximas a la gestora, en cambio, no comparten ese análisis. Una diputada sostiene que el desencuentro "viene de atrás" y recuerda que los parlamentarios del PSC rompieron la disciplina de voto en dos ocasiones en resoluciones sobre el referéndum en 2013, y sostiene que "está claro que el protocolo que hay ahora no funciona". "Hay que revisarlo tranquilamente pero en profundidad", subraya.

2. Un órgano para solventar discrepancias

Las declaraciones públicas de cargos del PSOE inciden, precisamente, en la necesidad de que no se repita una circunstancia como la de la votación de investidura, en la que el PSC se desmarcó de la orden de los órganos del PSOE. Este miércoles, el portavoz de la gestora, Mario Jiménez, reclamó un debate "honesto, sincero y profundo" para que las relaciones sean "equilibradas, armónicas, compensadas y simétricas".

Algunas voces del PSOE apuntan a la posibilidad de sacar al PSC de los órganos federales, una posibilidad que los socialistas catalanes rechazan. Varios de los cargos del partido de Iceta consultados por este diario, en cambio, sí se muestran favorables a la posibilidad de crear un órgano que sirviera para dirimir las discrepancias entre Ferraz y Nicaragua, la calle barcelonesa donde está situada la histórica sede del PSC.

"El problema que ha surgido –razona uno de los siete diputados del PSC que votó no a Rajoy– es una discrepancia en una votación, y eso tiene que ver con cómo se regulan las relaciones, no con cambiarlas por completo". La opción de establecer un nuevo órgano de coordinación entre PSOE y PSC tendría un precedente: en 2013, los entonces líderes de ambos partidos, Rubalcaba y Pere Navarro respectivamente, diseñaron una comisión semejante.

Con el nombre de Comité de Coordinación, el nuevo órgano tenía entre sus fines "fortalecer" la colaboración, resolver las "discrepancias" que pudieran surgir en el grupo parlamentario del Congreso entre PSOE y PSC, y redactar un nuevo protocolo de relación entre ambos partidos. Estaba integrado por el secretario general del PSOE, el primer secretario del PSC, un miembro de cada Ejecutiva y dos diputados –uno de cada partido–.

"Ese mecanismo –recuerda un dirigente del PSC que participó en la redacción de documentos sobre esa comisión– permitía ir resolviendo los problemas que surgieran y coordinar cuestiones políticas" Esta misma fuente dice que la creación de la comisión decayó con la salida de Rubalcaba y Navarro de la primera fila del PSOE y el PSC respectivamente, pero recuerda que "Iceta intervino en ese diálogo, por lo que esta posibilidad no le resulta ajena".

3. La 'vía alemana': el ejemplo de la CDU / CSU

El posible tercer escenario es la vía alemana: que el PSOE y el PSC se separen y los socialistas catalanes pierdan su presencia en los órganos federales, de modo que la alianza quede reducida, en la práctica, a compartir el grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. Sería una situación semejante a la que en Alemania se vive con la CDU –el partido de Merkel– y la CSU –su partido hermano en Baviera–.

Fue el propio primer secretario del PSC, Miquel Iceta, quien mencionó la posibilidad de caminar hacia una relación entre PSOE y PSC similar a la de CDU y CSU en una entrevista radiofónica a finales de octubre. La primera de las formaciones germanas se presenta en todos los territorios alemanes salvo en Baviera. La CSU, por su parte, se presenta únicamente en ese landland. Cada legislatura, ambos renuevan un acuerdo que data de 1949 para compartir grupo en el Bundestag.

El pacto [ver en PDF, en alemán], en síntesis, establece que el presidente del grupo parlamentario de la CDU / CSU se elige "de forma conjunta" y que el presidente elegido por los diputados de la CSU es, a la postre, el vicepresidente del grupo conjunto. En la dirección del grupo están representados de forma proporcional ambas formaciones, que también se reparten los tiempos de intervención en los plenos y su presencia en comisiones parlamentarias.

Finalmente cabe reseñar que, aunque ambos partidos se presentaron con un programa conjunto a las elecciones, no hay disciplina de voto en el grupo. Además, y aunque las "decisiones políticas fundamentales" del grupo parlamentario siempre se acuerdan entre la CDU y la CSU, esta última puede defender un voto distinto en "cuestiones de espacial relevancia".

Un modelo que no convence a todos

Un diputado del PSOE muy próximo a la gestora y con experiencia en la gestión del grupo parlamentario señala que esta sería, probablemente, "la mejor opción". Argumenta que ambos partidos podrían salir beneficiados de esa "asociación", porque el PSOE no tendría que asumir giros del PSC como su defensa años atrás del derecho a decidir y porque los socialistas catalanes tendrían "mucha más autonomía". "Sería todo mucho más fácil", dice.

Esta misma fuente asegura que "lo que no puede ser" es que "el PSC participe de las decisiones del PSOE y luego no se sienta vinculado por ellas". "Fuera de Cataluña –ahonda– el PSC funciona como una federación socialista más. Pero dentro de Cataluña se comporta como un partido completamente distinto del PSOE". "Creo que en esta tesis hay bastante gente: la CDU y la CSU serían un buen ejemplo para mí. Podríamos pactar un programa común para las generales y, en el resto de asuntos, discrepar", resume.

Fuentes del PSC, en cambio, no ven con buenos ojos esta posibilidad. "El esquema de la CDU y la CSU ni siquiera nos lo planteamos por ahora", dice un miembro de la Ejecutiva de los socialistas catalanes. "El vínculo entre la CDU y la CSU no nos vale. Aquí es muy importante que no sólo nos coordinemos en el Congreso, sino que el PSC pueda aportar su visión en los órganos del PSOE, porque compartimos un proyecto común para España. El PSOE y el PSC son el único vínculo fuerte entre Cataluña y España".

"La solución no creo que sea sacar al PSC de los órganos federales", resume uno de los diputados del PSC. Entre los socialistas catalanes y en sectores del PSOE afines a Sánchez hay voces que consideran que la gestora quiere dejar fuera del próximo Congreso Federal al PSC para que sus afiliados no voten en las primarias, lo que a priori beneficiaría a Susana Díaz en un hipotético enfrentamiento con Sánchez.

Diputados próximos a la gestora lo niegan: "Ahora se querrá mezclar con el tema de Pedro [Sánchez], pero no tiene nada que ver. La tierra no gira en torno a él: el protocolo funcionó, pero ya no. Ahora la relación entre PSOE y PSC complica el trabajo conjunto y tensiona a los dos partidos. Hay que revisarlo", zanja uno de ellos.

4. El divorcio total

Lo que fuentes tanto del PSOE como del PSC descartan por ahora es una ruptura traumática entre ambas formaciones. Menos aún contemplan la creación de una federación socialista catalana del PSOE. Ambas son posibilidades que sólo mencionan sectores minoritarios, apuntan cargos de ambas formaciones. La defendió, por ejemplo, el expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

"Sería un ejercicio de tremenda miopía política", opina un cargo de la dirección del PSC. "Hay gente muy hiperventilada en el PSOE y que dice 'pues que se vayan', y eso sería un ejercicio cortoplacista de cara al Congreso Federal inaceptable", añade un diputado de los socialistas catalanes. 

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"Algunos en el PSOE han hecho los mismos cálculos del PP: se pueden ganar elecciones siendo irrelevantes en Cataluña. Pero ni el PSOE ni España se pueden gobernar desde Andalucía. Hace falta dejar espacio a todos", señalan otras fuentes de la cúpula del PSC.

Fuentes del PSOE próximas a la gestora, en esa misma línea de evitar un divorcio total, dicen que "no se trata de forzar una ruptura ni de crear una federación catalana del PSOE", que "puede seguir teniendo al PSC como su marca electoral en Cataluña"

Finalmente, está por ver cómo se abordaría la revisión de la actual situación. Las fuentes del PSC consultadas por infoLibre coinciden en señalar que cualquier cambio tendría que aprobarse en el Congreso Federal. Fuentes del PSOE, en cambio, barajan hasta tres posibilidades: que la gestora lleve el asunto a un futuro Comité Federal para su debate, que se aborde en el Congreso Federal –concretamente en el marco de la ponencia de estatutos– y, por último, que en el Congreso se debate la cuestión y se mandate a la próxima Ejecutiva a rediseñar las relaciones entre ambas formaciones.

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