Crisis en el PSOE

El mapa de la debacle electoral: Cataluña, Euskadi y Baleares sufren la mayor pérdida

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Ibon Uría

El 9 de marzo de 2008, el PSOE ganó unas elecciones generales por última vez hasta la fecha. Lo hizo con José Luis Rodríguez Zapatero como candidato y con 11.289.335 votos. Algo más de ocho años después, los socialistas se desplomaron hasta los 5.443.846 votos con Pedro Sánchez a la cabeza, su peor resultado en unas generales en número de apoyos y el segundo peor en porcentaje de voto, mejorando únicamente y por unas pocas décimas al del 20 de diciembre de 2015. Es decir, que entre esas dos citas electorales el partido perdió 5.845.489 votos, el 51,7%.

La intensidad del desplome fue muy distinta por comunidades autónomas. La caída acumulada en esos ocho años no fue inferior al 40% de los votos en ninguna región. Las mayores pérdidas se registraron en Cataluña (-66,87%), Euskadi (-61,86%) y Baleares (-55,42%). Las menores, en Extremadura (-41,99%), Murcia (-42,44%) y Andalucía (-43,35%). Si en lugar del número de votos se observa el porcentaje de voto perdido –para descontar el efecto de la abstención–, la clasificación no se altera sustancialmente: quienes peor se comportaron fueron el PSC, el PSE y el PSIB; las federaciones que mejor aguantaron, la extremeña, la murciana y la castellanomanchega, con Andalucía en cuarto puesto.

El gran declive, claro está, no se produjo de un día para otro. Comenzó mucho antes. Entre unos y otros comicios al Congreso de los Diputados han mediado otras seis citas electorales: las europeas de 2009 y 2014, las municipales de 2011 y 2015 y las generales de 2011 y 2015. La tendencia del PSOE siempre ha sido a la baja, salvo en dos ocasiones en las que creció levemente en porcentaje de voto: de las municipales de mayo de 2011 a las generales de noviembre de ese mismo año, y de las europeas de mayo 2014 a las municipales de doce meses después.

Ocho años cuesta abajo

Partiendo de los 11,2 millones de votos (43,87%) de Zapatero en marzo de 2008, el PSOE sufrió un primer golpe en las europeas de junio de 2009. Los socialistas, que presentaron a Juan Fernándo López Aguilar, se quedaron en el 38,78% de los votos y el PP se impuso con el 42,12% de los sufragios con Jaime Mayor Oreja como candidato. La participación, inferior incluso al 45%, se tradujo lógicamente en que el número de votos fue mucho menor que en las generales: 6,1 millones para el PSOE y 6,6 millones para los conservadores.

Desde las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2009 hasta mayo de 2011 no se celebraron elecciones. Entre esas dos fechas, en mayo de 2010, el Gobierno de Zapatero aplicó recortes como la congelación de las penciones, la reducción del salario de los funcionarios, recortes en dependencia y la eliminación del cheque bebé, entre otras medidas. Y cuando las urnas se reabrieron, la factura para el PSOE fue notable: si en 2009 habían logrado el 38,78% de los votos, en las municipales del 22 de mayo de 2011 no superaron el 27,79%. Once puntos menos en apenas dos años. El PP volvio a ganar, con el 37,53%. Y su ventaja sobre los socialistas, que en 2009 fue de unos 500.000 votos, se amplió en esta ocasión hasta los 2,2 millones de papeletas.

En las generales de noviembre de 2011 el PSOE remontó levemente en porcentaje de voto –del 27,79% al 28,76%–, pero cosechó una dolorosa derrota ante el PP y se desplomó de los 169 a los 110 escaños. La candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba perdió por casi cuatro millones de votos frente al PP de Rajoy, que se hizo con la más amplia mayoría absoluta desde 1978: 7.003.511 votos contra 10.866.566. Y el camino cuesta abajo del PSOE no se quedó ahí: en las europeas del 26 de mayo de 2014, los socialistas retrocedieron nuevamente más de cinco puntos porcentuales –del 28,76% al 23,01%– y se quedaron en los 3,6 millones de votos con Elena Valenciano como cabeza de cartel. Enfrente, los conservadores obtuvieron el 26,06% y 4,07 millones de votos con Miguel Arias Cañete. IU sacó un 9,99% y Podemos el 7,97%.

Después llegó la etapa de Sánchez. Y las cifras no mejoraron sustancialmente. El gráfico de los resultados electorales del PSOE describió durante su liderazgo una curva casi plana. En las municipales del 24 de mayo de 2015, el PSOE de Sánchez obtuvo 5,6 millones de votos, el 25,02%. Siete meses después, en las generales del 20D, los socialistas se quedaron en 5,5 millones de votos y cayeron hasta el 22%, su mínimo histórico en porcentaje de voto. En los comicios de junio de este año, finalmente, remontaron unas pocas décimas en porcentaje de voto y subieron hasta el 22,63%. En votos, en cambio, obtuvieron su peor registro: 5.443.846 sufragios.

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Desequilibrios regionales

Si se analiza el desplome socialista por comunidades autónomas, pueden describirse tres grandes grupos: las regiones en las que los socialistas han perdido entre el 40 y el 50% de los votos, aquellas en las que se han dejado más del 50% y, finalmente, Cataluña y Euskadi, donde la evolución ha sido notablemente peor y donde la caída supera el 60%. En el primer grupo, las que mejor han resistido dentro del fracaso generalizado, figuran Extremadura, Murcia, Andalucía, Castilla-La Mancha, Canarias y La Rioja.

En el segundo grupo están las federaciones de Navarra, Cantabria, Aragón, Madrid, Comunitat Valenciana, Castilla y León, Galicia y Asturias. Cierra este segundo grupo Baleares, donde el PSOE perdió el 55,42% de los votos entre las generales de 2008 y las de 2016, pasando de 209.451 votos a apenas 93.363. Finalmente, están Euskadi y Cataluña. En el primero de los casos, los apoyos han pasado de 430.000 a 164.000, del 38,1% a apenas un 14,2%: un 61,8% menos. Y en Cataluña, el PSC pasó de los 1.689.911 votos de 2008 a los 559.870 de 2016, y en porcentaje de voto se desplomó del 45,3% al 16,1%. La caída, en este caso, fue del 66,87%.

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