Crisis en el PSOE

Díaz e Iceta se encuentran en el federalismo de la Declaración de Granada

Tras una reunión de dos horas y media –de 20.00 a 22.30, aproximadamente–, quedaron constatados varios extremos: uno) los líderes del PSOE en Andalucía, Susana Díaz, y Cataluña, Miquel Iceta, quieren aproximarse el uno al otro –a los dos les conviene– y templar la relación entre ambas federaciones, deteriorada tras la crisis del partido; dos) los une, según dijeron ambos tras la reunión, la Declaración de Granada como punto de partida para definir el encaje de Cataluña en España; es decir, ir hacia un modelo federalista; tres) los separa la concepción de Cataluña, que para Iceta es una "nación" y "así debe recogerlo la Constitución". Díaz animó al entendimiento "dentro de la legalidad" y abogó por una "reforma constitucional urgente". Los dos afirmaron marcharse satisfechos, pero no negaron que queda tela por cortar en la relación entre ambas federaciones. Eso sí, su disposición ha mejorado y la reunión en sí misma –el hecho de que se celebrase– constituye un indicio de deshielo.

El encuentro consolida de facto a Díaz como referente de la nueva dirigencia del PSOE. La reunión, que tuvo lugar en Sevilla a petición del líder catalán, no sirvió para llevar a lo concreto cómo debe ser a partir de ahora la relación del PSOE con el PSC, tarea que ambos dejaron claro que debe acometer la comisión creada por la gestora. Iceta destacó la "gran voluntad de unir" de Díaz. En la reunión, según dijeron ambos, no se abordó ni el congreso del partido, ni sus fechas, ni a quién apoya a Iceta. El líder catalán dijo que el cónclave debía celebrarse "cuanto antes" y que la dirección del PSC sería neutral.

El propio hecho de la reunión fue significativo y apunta a un acercamiento, aunque al término de la misma comparecieron por separado. Hay voluntad en ambas partes de acercar posiciones. Hay una distensión en la relación entre los dos dirigentes, pero las diferencias de fondo son inocultables. Los dos admitieron que había habido problemas: "discrepancias graves", dijo Iceta; "un contencioso", lo llamó Díaz. Iceta afirmó que Díaz le había realizado un "reproche". El motivo: que los diputados socialistas ignoraron la resolución del comité federal y votaron en contra de la investidura de Rajoy.

Las palabras de Iceta tras la reunión evidenciaron que los acuerdos entre ambos son genéricos, pero menos sólidos conforme hay que aterrizarlos. El líder del PSC señaló que ambos están de acuerdo en que son los socialistas los llamados a ofrecer "soluciones" a la cuestión catalana. Y en que la hoja de ruta independentista en Cataluña lleva "o a la frustración o al desastre". Afirmó que la líder del PSOE andaluz y él mismo se encuentran en la Declaración de Granada, que le parece un documento "válido" y "razonable". Pero luego afirmó que a su juicio Cataluña es una "nación", y que ello debe recogerlo la Constitución. Díaz fue mucho más escueta y destacó la "fortaleza de tener muy trabajado el documento de Granada". El asunto de la naturaleza de Cataluña –si es "nación" o no– va a volver al primer plano.

El acercamiento entre Díaz e Iceta se produjo a las puertas del inicio de la gira del ex secretario general Pedro Sánchez en busca de apoyos para una eventual candidatura a volver a liderar el partido. La reunión empezó pasadas las 20.00 horas tras un retraso del avión en el que Iceta viajó a Sevilla. Primero llegó a la sede del PSOE andaluz Díaz con Juan Cornejo, su número dos en el partido, y Máximo Díaz-Cano, secretario general de Presidencia. No hubo comentarios. El dirigente catalán tampoco dijo nada significativo a la entrada. Una vez en la sede de la calle San Vicente dedicó un gesto cómplice a Cornejo, que lo esperaba en el interior, denotando cierta sorpresa por el regimiento de cámaras y micros a la caza de un corte para el informativo de la noche.

Pero habían sido los propios socialistas los que se habían buscado que la reunión levantara una expectación impropia de una cita entre dos líderes autonómicos de un mismo partido. El portavoz de la gestora, el andaluz Mario Jiménez, le había dado trascendencia por la mañana. “Son muy importantes los lazos entre el PSOE y el PSC, porque posiblemente sea de los últimos puentes que todavía no han volado y desde luego no deben volar entre Catalunya y España”, dijo Jiménez, que afirmó que el encuentro lanzaba "un mensaje muy potente de cara al futuro, tanto desde el punto de vista del futuro del partido como desde el punto de vista de las relaciones entre dos territorios, Andalucía y Catalunya, que cuando mantienen un diálogo intenso España va bien”.

El desencuentro entre los dirigentes de las dos federaciones viene creciendo desde hace meses. Iceta ha sido –al menos hasta ahora– uno de los apoyos más consistentes de Pedro Sánchez, el ex secretario general, en cuya defenestración tuvo un papel protagonista Susana Díaz. La presidenta andaluza, que acaricia la idea de presentarse a la secretaría general del partido en el congreso que previsiblemente se celebrará el año que viene, fue una de las promotoras de la abstención en la investidura de Mariano Rajoy como "mal menor" tras el fracaso del 26-J. Si finalmente da el paso y opta por el liderazgo del partido, también tendrá que cortejar al socialismo catalán.

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El voto contrario a lo acordado por el comité federal por parte de los diputados catalanes en la investidura de Mariano Rajoy elevó la tensión hasta el punto de que ha pasado a cuestionarse si la relación entre el PSOE y el PSC debe continuar en los mismos términos que hasta ahora. Aunque tanto desde la gestora –sobre la que Díaz y la federación socialista ejercen un notable control– como desde la dirigencia del PSC se realizan llamamientos a la hermandad, está en cuestión el acuerdo que rige entre ambas formaciones. Las discrepancias de fondo se hicieron explícitas con el acuerdo de creación de una comisión entre Javier Fernández, presidente de la gestora, y Miquel Iceta, para abordar lo que ya nadie niega que es un problema.

Susana Díaz se ha mostrado favorable a "corregir" las "asimetrías" en la relación entre el PSOE y el PSC. Actualmente el PSOE forma parte del comité federal, pero el PSOE no forma parte del Consell Nacional. No hay una hoja de ruta cerrada sobre qué va a pasar. Iceta se inclina por dejar las cosas como están. Los dirigentes andaluces, así como el presidente de la gestora, han sostenido que sucesos como la indisciplina en la investidura de Rajoy evidencian que es necesario un cambio de estatus. Podría ocurrir que todo siguiera igual, o que se avanzara en una vía alemana –así llamada por la relación entre la CDU de Merkel y su partido hermano en Baviera, la CSU, cuya alianza queda reducida a compartir grupo parlamentario–, o que el órgano de coordinación arbitre alguna solución intermedia. O, en un caso extremo, que se reste presencia del socialismo catalán en el PSOE, con opciones como quitarles el voto en el comité federal. El acercamiento entre Díaz e Iceta, aunque no elimina todas las diferencias, aleja la opción de soluciones extremas. "Soy optimista", dijo Iceta.

Ambos destacaron como vía a seguir el acuerdo entre PSE y el PNV. Díaz dijo incluso que ha abierto "una puerta razonable".

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