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Si a esto se añade que los propios periodistas miran hacia otro lado (los más mediáticos publican en las editoriales a las que me refiero), el resultado es que la impunidad de la gran editorial se enquista cada vez más en el sistema. La regeneración de la corrupta sociedad española exige acabar con dicha impunidad, denunciando todo aquello que ponga en peligro los intereses generales, incluidos asuntos presuntamente menores como las transformaciones plagiarias, que no por afectar a una minoría silenciada, son menos graves o menos impunes. Transformar plagiariamente obras ajenas, apropiarse indebidamente del trabajo de otros, aceptar propuestas de premios con libros que no se han escrito, amañar concursos, dejarse corromper en un jurado literario, utilizar las historias de escritores noveles en provecho propio…, son actos mezquinos dignos de un buen trabajo periodístico de investigación, no ya en el interés de los autores plagiados, sino de las terceras personas que adquieren de buena fe obras presuntamente originales. Sería bueno para el incierto futuro cultural y educativo de este país, que periodistas de investigación “de verdad” se implicaran en un tema como este.
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Hacer público casos notorios de plagio, y cuando digo plagio me refiero al plagio directo o copia literal, es algo muy importante en el mundo académico, donde el progreso profesional se vincula en gran parte a la investigación y a las publicaciones. La propia Universidad Rey Juan Carlos, como desde hace años hacen otras muchas, acaba de establecer el uso de determinado software para detectar el plagio. Si bien este software es idóneo para detectar el plagio directo en internet o entre dos o más documentos (el habitual copia y pega), no lo es tanto, para detectar la transformación plagiaria. Curiosamente, esta cuestión, la del laboratorio plagiario, especialmente el existente en el mundo editorial, es un asunto que, al contrario del plagio directo, parece no concitar interés alguno en los medios periodísticos. Y sin embargo, son muchos los casos de transformaciones plagiarias realizadas por afamados autores que publican en importantes editoriales, tantos como desconocidos. La denuncia de Carmen Formoso contra Camilo José Cela, o la de Manuel Barcena contra Lorenzo Silva, con el Grupo Planeta de telón de fondo, son algunos ejemplos que nunca tendrán ni difusión periodística ni el adecuado resarcimiento. Pero no son los únicos. Existen otros muchos escritores noveles silenciados, algunos de ellos tomando la trágica decisión de renunciar a seguir escribiendo. Y se desconocen sus casos por la sencilla razón de que los escritores afectados no suelen denunciar. El motivo es que los procedimientos judiciales son largos, los costes judiciales muy costosos, y no existen especialistas en transformaciones literarias ni entre los jueces, ni entre los peritos ni entre la abogacía (desgraciadamente más orientados al plagio en el mundo musical o tecnológico que en el literario). Muchos responsables editoriales honestos reconocen abiertamente estas prácticas y la impunidad con la que los laboratorios plagiarios actúan. El problema es que hoy en día las grandes editoriales implicadas (responsables subsidiarias de los delitos de transformación plagiaria), constituyen conglomerados mediáticos muy poderosos, a través de los cuales silencian sus malas prácticas. Si a esto se añade
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Un factor importante para que este personaje indigno siga en su cargo ha sido el brutal silencio de la gran mayoría de medios de comunicación. Y entre ellos, por desgracia también ha estado Infolibre, que sólo lo ha sacado ahora y de forma muy poco destacada. Se trata de un caso de plagio clarísimo (no "supuesto plagio"), como puede comprobar cualquiera con los documentos originales que ha publicado eldiario.es (y como reconoce implícitamente el plagiador en su comunicado). No entiendo los motivos de Infolibre para no haberle dado a esta noticia la relevancia que tiene. Espero que en casos futuros similares sí se haga eco de noticias como ésta.
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Cuatro. Uno, dos, tres y cuatro. Y ya está. El resto silba. ¿Y si se investigan los trabajos que ellos firman, en realidad (que no se sepa) realizados por los alumnos? ¿Cuántos de los que silban son plagiadores a su vez? ¿O es que deben el puesto al Rectorcito de marras? Ay, aquella oposición tan turbia... ¿verdad? ¿No?
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Otro sinvergüenza a cara descubierta. Qué bárbaro, cuando crees que algo empieza a corregirse nuevos casos como éste vienen a corroborar la intrepidez de los canallas.
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Ocultar 1 RespuestasPero, la URJC es una Universidad pública, no? No es funcionario público el rector de autos? Procedase. ¿Donde está la comunidad universitaria de la URJC? El Consejo de Gobierto de la URJC, ¿no se manifiesta? ¿Admite el plagio, pero, alega que no ha obtenido beneficio económico? Conocen perfectamente sus derechos/deberes...CUMPLANSE.
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¡Qué vergüenza! ¡Qué alicate! Y se agarra con toda su fuerza al puesto, que le ha llovido a través de fraudes y estafas a la comunidad, y actitud de pelotero y palmero hasta la nausea. Déjenlo en su puesto un poco más, esperen a que periodistas de todo tipo desnuden toda su carrera (es un decir) con todas sus vergüenzas. A ver cuánto aguanta. Veamos cómo se manifiesta ante docenas de cámaras que le apuntan hasta a los pelos de las orejas. Examinémosle como debería habérsele hecho. Un individuo con este currículum puede resultar incluso gracioso cuando se enfrenta a la oposición de su medida.
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www.infolibre.es ISSN 2445-1592
A medida que aumenta la mediocridad en nuestra sociedad, este fenómeno ocurre cada vez en más organismos académicos y culturales. Por poner un ejemplo, el Instituto de Estudios Albacetenses no hace mucho ha editado con dinero público un torpe libro en el que la autora plagia a más de una decena de autores españoles, principalmente medievalistas, con la aquiescencia de su inepta directiva y de la Diputación Provincial de la que depende la institución mientras se margina a los mejores investigadores de su provincia. Y a nadie le ha costado la más mínima advertencia, todos tan contentos, como este rector magnífico.
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