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La situación en el PP

La dirección del PP respira aliviada tras el portazo de Aznar

Aznar y Rajoy se saludan, en una imagen de archivo.

"Tal y como venía la relación por ambas partes era el desenlace que más posibilidades tenía". Quien así habla, en conversación con infoLibre, es un veterano dirigente del PP. Se refiere al anuncio de José María Aznar, en la tarde del martes, de renunciar a la Presidencia de honor del Partido Popular. Las fuentes consultadas no niegan que la noticia supone un golpe a una formación que prepara su XVIII Congreso nacional y que, en el Gobierno, hace malabarismos para intentar que una oposición en mayoría no derribe su "legado" de la legislatura con mayoría absoluta. Pero también admiten que, "a medio plazo", es un "alivio". "El choque Aznar-PP era casi permanente y no le beneficiaba ni a él ni a nosotros", valora un diputado.

Hasta este martes, el PP y el hombre que durante años lideró a los conservadores habían ido acumulando papeletas para un desenlace que desde haces meses apuntaba a la ruptura. El aznarismo estaba prácticamente desactivado. Hasta el punto de que, cuando el expresidente cargaba contra Rajoy y los suyos, eran ya pocos los que le seguían. Rajoy, por su parte, goza ahora de la autoridad que le han dado sus victorias en las urnas y el hecho de seguir en la Moncloa por mucho que en el último año se haya podido ver en peligro su cabeza. "No hay nada que una más que el poder", comenta uno de los dirigentes consultados.

El último capítulo de esta acumulación de desencuentros y reproches llegó alrededor de las 17.00 horas del martes, a través de un comunicado del presidente de honor saliente. Para las fuentes consultadas no pasó inadvertido que el mensaje llegase el mismo día que Génova había escogido para presentar la ponencia política y de estatutos del congreso que celebrarán en febrero en Madrid, un texto con el que el partido pretendía vender un esfuerzo de democracia interna y regeneracióndemocracia interna y regeneración. "Ni el momento ni las formas son las más oportunas", critican dirigentes del PP.

"La nueva situación de FAES"

"Quiero comunicarte, por medio de estas líneas, mi decisión de renunciar a la presidencia de honor del Partido Popular", comenzaba su carta Aznar. "Hoy la nueva situación de la Fundación FAES, que desde de su creación en Valladolid en 1989, siendo yo presidente de la Junta de Castilla y León, ha estado vinculada al Partido Popular; su independencia y, por consiguiente, su desvinculación del Partido Popular, aconseja, sinceramente, esta decisión", argumentaba su autor.

"Esta decisión, junto a otras consideraciones que alargarían innecesariamente estas líneas, significa, también, mi no participación en el próximo congreso del Partido Popular. He participado en todos los congresos del Partido Popular desde 1979. Será la primera vez que no lo haga, y, por lo tanto, quiero expresar mis mejores deseos de éxito en tan importante cita", agrega la misiva, en la que asegura su intención de seguir militando en el partido.

La presencia o no de Aznar en el congreso del PP de febrero era uno de las principales incógnitas que ahora queda despejada. Precisamente, horas antes del anuncio de Aznar, el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maillo, había sido preguntado sobre esta cuestión en la rueda de prensa en la que presentó la ponencia política y de estatutos. El número tres del partido subrayó que entre sus competencias de cara a este cónclave no estaba la de cursar invitaciones, pero que el presidente de honor del partido "forma parte del congreso, sin más".

Las "arremetidas" de Aznar

Un sector muy numeroso del PP, en el que se ubican dirigentes nacionales, cargos públicos y miembros del Gobierno, ha llevado en los últimos años con mucha incomodidad las "arremetidas" de Aznar. "Entre lo que ha hecho Aznar desde el congreso de Valencia [2008] y criticar constructivamente hay un abismo", comenta un cargo regional.

Al presidente del Gobierno y del PP la noticia le pilló en Nueva York, donde había viajado para presidir una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU. Antes de que Aznar hiciera pública la carta, los protagonistas mantuvieron una conversación telefónica al respecto.

El jefe del Ejecutivo no hizo alusión alguna a este episodio en la declaración pública que realizó ante los medios de comunicación, una convocatoria en la que aprovechó para hacer un balance de la presencia de España en este órgano de Naciones Unidas. Fuentes del Gobierno explican, no obstante, que la conversación entre el presidente del PP y el ya expresidente de honor había sido cordial y en muy buen tono. Y que Rajoy había comprendido perfectamente las razones que su antecesor le había expuesto para justificar su renuncia a su cargo honorífico. Se trata de un argumento que previamente había defendido en público el expresidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, en los pasillos de la Cámara baja. 

Posada dijo entender los motivos que Aznar enumeraba en su carta para dejar el cargo y continuar siendo militante del partido

Pero más allá del argumentario de cabecera, el divorcio entre FAES y el PP fue entendido en el partido y entre los fieles al expresidente como una piedra más en un camino plagado de obstáculos. La ley de fundaciones restringe el tipo de ayudas y las cantidades a las que pueden optar aquellas que están vinculadas a partidos políticos. Y, con la crisis, las partidas que los ministerios de Exteriores y Educación destinan a estos fines habían bajado. A ello, por parte de Aznar, había que sumar que FAES había dejado de ser el laboratorio de ideas del PP. Precisamente, desde el partido, se quejaban de que la fundación había pasado a convertirse en una especie de laboratorio de ideas "contra el PP". Y no ocultaban que la relación tenía que replantearse.

Viendo el clima, Aznar dio el primer paso a finales de octubre de este año. Ahora, tal y como adelantó infoLibre, el PP estudia la posibilidad de promover desde cero una fundación que sirva de think tank para el partido y que, además, pueda optar a las subvenciones que la Administración destina a tal efecto.

Una relación plagada de desencuentros

Las hemerotecas dan cuenta de roces entre Aznar y el hombre al que escogió para liderar el PP, un hecho que ayer destacaban muchos cargos del partido, ya desde 2004, cuando Rajoy perdió las primeras elecciones generales a las que se presentó. Pero los choques más sonados son de los últimos años.

El más reciente y que enfadó mucho en Moncloa está fechado la pasada semana, cuando desde FAES se criticó que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, cuestionase la actuación que realizó el PP recogiendo firmas en 2006 contra el Estatut de Cataluña. A juicio de la fundación, este gesto evidenciaba "de nuevo" esa tendencia en el partido a "asumir el relato" de sus adversarios políticos.

Según FAES, ante la pregunta concreta de si el PP cometió un error al recoger firmas contra el Estatut, Santamaría contestó con "un conciliador reparto de responsabilidades, indicando que el error de PP y PSOE fue no ponerse de acuerdo previamente sobre el nuevo Estatuto".

En respuesta, el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maillo, sostuvo que las críticas de Aznar "no son ni mucho menos compartidas" y recordó que FAES ya no formaba parte del partido.

Tampoco sentó muy bien en Génova que Aznar hurgara en la herida de su comportamiento con Rita Barberá. El día que falleció la senadora a causa de un infarto en la habitación de un hotel frente al Congreso de los Diputados, el expresidente del Gobierno emitió un comunicado para lamentar que hubiese muerto "habiendo sido excluida del partido al que dedicó su vida".

También escoció mucho un comunicado que lanzó el 28 de septiembre de 2015, un día después de las elecciones catalanas. "El electorado del PP ha dado un aviso en las elecciones europeas, muy serio; otro en las municipales; otro en las autonómicas; otro en las andaluzas, y le acaba de dar otro aviso en las elecciones catalanas. Son cinco veces consecutivas en pocos meses en los que el electorado te está diciendo que no está contento con cómo están las cosas. Ya va el quinto aviso y no se puede desoír", dejó por escrito.

En el entorno de Aznar se han quejado en los últimos meses de que el partido y el Gobierno maniobraban para perjudicarle. El pasado abril, respondió a las informaciones que desvelaban que había tenido que pagar una multa a Hacienda por errores en sus declaraciones anunciando que presentaría una denuncia ante la Fiscalía General del Estado por revelación de datos tributarios. 

En un texto publicado en su página web, Aznar señalaba que había dejado "pasar unos días a la espera de que alguien diera las explicaciones oportunas por la manipulación pública de datos fiscales" relativos a su actividad, algo que no había "sucedido", y ante "la desinformación, injurias y falsedades que, una vez más" se vertían contra su persona. Era todo un dardo contra el Gobierno de Mariano Rajoy y, concretamente, contra el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

También hablan en el Congreso de desencuentros menos públicos pero igual de tensos. En marzo de 2015, la Comisión de Exteriores estaba lista para debatir una solicitud de reprobación del expresidente del Gobierno por realizar "negocios" de mediación para el antiguo mandatario libio Muamar el Gadafi, al tiempo que percibía una pensión vitalicia de las arcas públicas. Un día antes de la comisión, el 24 de marzo, el PP y PSOE se unieron en la Mesa del Congreso y en la Junta de Portavoces para impedir que la comisión votase la iniciativa registrada por la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA). Esgrimieron que sólo se puede reprobar a cargos gubernamentales en activo. 

Fuentes conocedoras de este episodio aseguran que a Rajoy le llegó el recado de Aznar de que entregaría el carné de militante del PP si la iniciativa salía adelante.

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¿Y ahora?

Las fuentes consultadas en el PP y en el entorno del expresidente coinciden en que el abandono de Aznar de la presidencia de honor del partido no esconde la intención de intentar armar un proyecto político propio que intente aglutinar a los votantes más conservadores y más descontentos con la gestión de Rajoy y su Gobierno. En los últimos años se ha registrado un intento y no con mucho éxito: el de Vox, la formación liderada por el exmilitante del PP vasco Santiago Abascal.

Los conservadores confían en que una vez se disipe la noticia, las relaciones se estabilicen. "Ahora, cada vez que Aznar hable no se le podrá poner la etiqueta de presidente de honor del PP. Seguirá siendo un expresidente. Pero sin el escaparate de FAES como fundación vinculada a un partido y sin cargo honorífico tendrá menos peso", interpreta un parlamentario. Otras fuentes, no obstante, subrayan que pese a que el PP ha visto cómo Aznar se echa a un lado, éste "seguirá dando guerra".

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