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Vistalegre II: qué une y qué separa a las tres corrientes de Podemos

Los números uno y dos de Podemos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, en el Congreso.

Desde el momento en el que se conocieron los resultados de la votación para decidir el modelo de votación que se utilizará en el próximo congreso de Podemos, conocido como Vistalegre II, sus números uno y dos –líderes de sus respectivas corrientes–, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, han pedido públicamente alcanzar un acuerdo para presentar un proyecto conjunto en el cónclave. Lo hicieron ese mismo día, durante la valoración de los resultados, y en los días posteriores ha sido Iglesias, fundamentalmente, quien ha insistido en este mensaje pese al intenso enfrentamiento entre sectores generado por la destitución del exportavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, José Manuel López.

"Yo quiero buscar un acuerdo político con todos; si finalmente no es posible, aún así, aunque nosotros ganemos y tengamos una mayoría cómoda, voy a seguir tendiendo la mano a todos los sectores", señalaba el secretario general del partido morado hace unos días, en una entrevista con infoLibre. Errejón, por su parte, hacía hace unos días hincapié en que existen "dos proyectos muy equilibrados que tienen que entenderse" y que deberían "construir y multiplicar juntos para ganar nuestro país".

Pero las diferencias entre los proyectos errejonista, pablista y anticapitalista existen, y aunque algunas son de matiz, en otros asuntos hay distancias importantes que dificultan un pacto en asuntos como la estrategia política, la confluencia con IU o el modelo organizativo. Además, la campaña en redes sociales lanzada por el sector más próximo a Iglesias contra Errejón a raíz de las críticas de éste contra la destitución de López han alejado a ambas corrientes, que tienen buena sintonía con los anticapitalistas en diferentes asuntos: Iglesias a nivel político y Errejón en su planteamiento organizativo.

  ¿A quién dirigirse y cómo?

Una de las diferencias fundamentales entre las tres corrientes es su idea de cómo debe expresar Podemos sus planteamientos políticos y también a qué sectores debe dirigirse para conseguir aumentar su base electoral. Mientras pablistas y anticapitalistas (especialmente estos últimos) son proclives a utilizar un tono duro y áspero para hacer ver a Podemos como un partido diferente al resto de formaciones, los errejonistas afirman que es necesario que Podemos ofrezca sus propuestas con modos menos agresivos que no asusten a los potenciales votantes.

En este sentido, Iglesias ha planteado en las últimas semanas la necesidad de que Podemos se centre en movilizar e ideologizar a sectores de la sociedad desencantados con la política, que votan poco pero que podrían ser potencialmente electores de Podemos. "Creo que lo fundamental en este país, y solamente lo puede hacer Podemos, es lograr que sectores excluidos se incorporen a la política, porque creo que nos hemos ganado un enorme prestigio entre esos sectores que desprecian a todos los políticos, lo que un sociólogo llamado Jaime Miquel llama 'los Gamonales', sectores que muchas veces no van a votar", señalaba a este respecto Iglesias hace unos días en una entrevista con infoLibre.

Por el contrario, Errejón propone que el partido se abra a sectores sociales que tradicionalmente no votan a la izquierda del PSOE, lo que implica renunciar a un mensaje y un discurso agresivo con el fin de, a largo plazo, consolidar sus propuestas dentro del imaginario colectivo como los planteamientos de sentido común. "La peor noticia para los privilegiados es un Podemos que no se resigna a ser una formación política de resistencia; que tiene fuerza institucional, política y cultural para hablarle de tú a tú a cualquier partido y que no se obsesiona con fantasmas del pasado, sino que afronta el presente y el futuro con toda su dificultad y complejidad", sostenía en este sentido la propuesta de hoja de ruta política que presentó el sector errejonista en las primarias que tuvieron lugar hace unas semanas en la Comunidad de Madrid.

Anticapitalistas, que jugarán un papel clave en Vistalegre porque podrán pactar con los dos sectores en cuestiones diferentes, está en cuanto a su lectura política mucho más cerca de Iglesias y los suyos. Y es que el planteamiento de la corriente liderada por el eurodiputado Miguel Urbán y la secretaria general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, pasa por que el partido morado se posicione claramente como una fuerza rupturista no sólo con las políticas de la derecha, sino con el "régimen del 78". Eso incluye plantear una dura oposición también al PSOE: de hecho, en su propuesta de documento político para la Comunidad de Madrid –que posteriormente fusionaron con la de los pablistas–, los anticapitalistas proponían prohibir los "gobiernos mixtos" con los socialistas, un extremo que no comparte Iglesias.

Pablistas y anticapitalistas coinciden en que la hoja de ruta que propone Errejón puede suponer, en la práctica, una moderación de las posiciones políticas de Podemos. Por el contrario, el número dos asume que, en el corto plazo, oponerse en su conjunto al "régimen del 78" arrincona a Podemos y le impide gobernar. "En todas las ciudades donde gobernamos, es con alguna clase de apoyo al Partido Socialista. En todas las autonomías donde gobierna el Partido Socialista, salvo Andalucía, lo hace por algún tipo de acuerdo o facilitación nuestra. Y en esta fase de cambio de este sistema de partidos que hace aguas, nosotros y el PSOE sólo vamos a tener ocasión de gobernar si es entendiéndonos", sostuvo hace unos días en una entrevista.

  ¿Qué hacer con la alianza con IU?

De entrada, los tres sectores son partidarios de mantener la alianza que suscribió Podemos con IU para las pasadas elecciones del 26 de junio. Pero la diferencia, y no es menor, es de grado, ya que mientras los anticapitalistas y los pablistas son favorables a estrechar los lazos con la federación que lidera Alberto Garzón, Errejón únicamente contempla un horizonte en el cual la colaboración sea meramente electoral y en el parlamento, pero sin avanzar hacia una unión más profunda.

Los ejemplos de estas diferentes posturas son abundantes. Iglesias ha mencionado varias veces la necesidad de construir un "bloque histórico" junto a IU y otras organizaciones, y sus fieles han registrado ante el Ministerio del Interior la marca Unidos Podemos como partido, si bien el secretario general afirma no estar "de acuerdo en que desaparezcan IU y Podemos para construir un nuevo partido". Anticapitalistas, por su parte, fueron los primeros que plantearon la necesidad de que ambas fuerzas colaborasen: fue en los meses previos a las elecciones del 20 de diciembre, cuando Iglesias y Errejón coincidían en rechazar un pacto con IU.

Pero Errejón y su entorno no lo ven tan claro. No rechazan la confluencia electoral entre Podemos e IU, pero sí profundizar en la relación la federación porque eso, sostienen, les haría quedar situados a ojos de la opinión pública como un frente de izquierdas que, a su juicio, no sería capaz de aglutinar el favor de la mayor parte de la sociedad. "Si creo que debemos seguir como polos electorales, rotundamente sí. Si eso debe implicar una disolución o una fusión, la respuesta es rotundamente no", planteó Errejón a este respecto hace unas semanas. En otras ocasiones ha sido incluso más claro: "No compartimos que con el conjunto de las recetas aplicadas en los últimos 40 años vayamos a conseguir un resultado diferente del que se ha conseguido en los últimos 40 años".

  ¿Qué modelo organizativo necesita Podemos?

A este respecto, las tornas se invierten y los anticapitalistas se muestran más cercanos a las tesis de Errejón que a las de Iglesias. Y es que los errejonistas y el sector de Urbán buscan que en Vistalegre II se pongan en marcha medidas para rebajar los poderes del secretario general o para limitar la acumulación de cargos, así como para descentralizar la toma de decisiones del partido y dar más importancia a las direcciones territoriales. Iglesias, por el contrario, ha sido mucho más ambiguo al respecto.

En este sentido, tanto los anticapitalistas como los errejonistas esbozaron en la votación en la que se eligió el sistema de votación para el congreso algunas de sus propuestas, que sin embargo tendrán que ser discutidas en el propio cónclave. Errejón planteó que, con el fin de descentralizar las estructuras, el Consejo Ciudadano cuente con 40 miembros elegidos en cada territorio, mientras que los anticapitalistas fueron menos concretos y únicamente señalaron la necesidad de incluir "representación territorial" en el órgano. Iglesias, por el contrario, no hacía ninguna mención en su documento a esta cuestión, más allá de abrir la puerta a los "añadidos o modificaciones" a la estructura del Consejo Ciudadano que se puedan proponer en Vistalegre.

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Más allá de dar más peso a los territorios, sin embargo, anticapitalistas y partidarios de Errejón tienen en común su intención de restar poder al secretario general, y ya ensayaron algunas de sus propuestas en las primarias de Podemos Comunidad de Madrid. Los primeros, por ejemplo, propusieron eliminar la capacidad del líder de nombrar discrecionalmente a los miembros de la ejecutiva y también crear la figura del portavoz, con asiento reservado en la ejecutiva y que ejercería funciones de número dos, entre las que se cuentan la "comunicación con los medios de comunicación" o "asumir las funciones de la Secretaría General ante imposibilidades coyunturales".

En esas mismas primarias, el equipo próximo a Errejón planteó igualmente que "algunas competencias de la Secretaría General" deberían ser "compartidas", e incluso Iglesias ha admitido que el modelo nacido del congreso fundacional de Podemos en 2014 era demasiado vertical. Pero con un matiz importante: para el líder, no sólo él tiene demasiados poderes, sino toda la ejecutiva. "Tenía demasiado poder Errejón, tenía demasiado poder [el ex secretario de Organización, Sergio] Pascual", ejemplificaba a este respecto el secretario general hace unos días.

Los errejonistas también coincidieron con los anticapitalistas en la posibilidad de limitar el número de cargos, si bien en las primarias autonómicas la corriente de Urbán y Teresa Rodríguez planteó únicamente que una persona no podría ocupar más de un cargo interno en Podemos y la propuesta errejonista –que fue la ganadora– establecía que un mismo dirigente no podría tener más de dos cargos, sin hacer distinción en si éstos son orgánicos o públicos.

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