Iglesia católica

Una víctima relata los abusos del exvicario: "Sabía que estaba a solas con él y que tenía que salir de allí"

José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, este jueves.

I. U.

Un hombre de 36 años ha relatado en una entrevista que publica este viernes el diario Berria cómo el exvicario general de Gipuzkoa, Juan Kruz Mendizabal, abusó de él en 1994, durante un campamento. La víctima tenía entonces 13 años. Los hechos nunca se pusieron en conocimiento de la Justicia.

Este martes se conoció que Mendizabal fue condenado por la Iglesia el año pasado, en marzo de 2016, a "diversas penas expiatorias" por abusar de dos menores de edad en 2001 y 2005. Un día después, el miércoles, la Fiscalía tomó cartas en el asunto y anunció que tiene previsto investigar estos abusos

Este jueves, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, admitió la existencia de esta nueva denuncia y explicó que la diócesis ha adoptado "medidas preventivas" que incluyen la obligación de que Mendizabal resida en un monasterio y la prohibición de todo contacto con menores si no es en presencia de otro adulto.

En total podría haber ya cuatro casos de abusos cometidos por Mendizabal: los ocurridos en 1994, 2001, 2005 y otro que Munilla calificó de "hipotético" y que confirmó que la diócesis investiga. Munilla pidió que afloren "cualquier tipo de abusos sexuales cometidos contra menores" en el seno de la Iglesia vasca y dijo que "lo acontecido es una gran oportunidad para ello".

"Tal paso sería grandemente beneficioso para todos, para las víctimas porque les ayudaría a sanar; para los agresores, porque desenmascara la mentira de su vida y les llama a la conversión: para la Iglesia, porque requiere de nosotros una profunda revisión; y para el conjunto de la sociedad porque estamos ante un problema del que no está exento nadie", agregó.

Abusos en 1994

En el extenso testimonio en euskera que publica este viernes Berria, esta víctima narra cómo Mendizabal abusó de él. En concreto, asegura que los tocamientos se produjeron entre el 13 y el 23 de julio de 1994, cuando la víctima y Mendizabal coincidieron en un gran campamento de scouts en Burgui (Navarra). La víctima asegura que Mendizanall era "agradable, cercano y alegre". "No era como el resto de curas, era una referencia para nosotros. Por eso lo admiraba, porque no era como el resto. Para mí era un amigo. Todos lo llamábamos Kakux. Entonces tenía 32 años", relata.

En concreto, el hombre refiere cómo una noche, sintiéndose cansado, se fue a dormir a una tienda de campaña y que, "de pronto", se despertó y notó cómo se le "paraba el corazón". "Noté una mano dentro del saco de dormir que me tocaba el pene y los testículos. No podía creerlo. Sentí a alguien respirando de forma entrecortada dentro de la tienda, que se masturbaba mientras tanto".

La víctima explica que se movió y que el abusador sacó inmediatamente la mano del saco de dormir. "Seguí haciéndome el dormido mientras pensaba qué hacer. 'Rápido, piensa algo, ¡piensa algo!', me dije a mí mismo". Entonces notó cómo comenzaban nuevamente los tocamientos: "Y volvió a masturbarse. Volví a moverme y sacó la mano. Sabía que estaba a solas con él dentro de la tienda de campaña y que tenía que salir de allí. Comencé a pedir agua. Primero en voz baja, y después cada vez más alto. Empecé a sacudir la tienda con mis manos, como si fueran paredes o puertas. '¡Agua, agua, agua!', cada vez más alto. Él me dijo: 'Tranquilo, yo te daré agua. Tranquilo'. Cuando la tienda empezó a abrirse salí de allí de un salto".

Según el diario vasco, varios monitores de aquel campamento han confirmado que la víctima salió de la tienda aquella noche pidiendo ayuda, que estaba nervioso y fuera de sí, y que insultó al cura. La víctima asegura que, tras lo ocurrido, un monitor lo llevó a un bar del pueblo y que allí se reunieron con otros monitores. Al día siguiente fue enviado a casa. Cuando se le pidieron explicaciones a Mendizabal, éste sostuvo que el joven había tenia "una pesadilla".

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Cuando terminó el campamento, siempre según este testimonio, los monitores del campamento se reunieron con los padres de la víctima y que les explicaron que el cura lo negaba todo. "Era mi palabra contra la suya, puesto que no había testigos. Nos dijeron que de hacerse público traería consecuencias, que vendría la prensa, y que eso podía tener efectos sobre mí. Yo sólo lloraba, tenía un tremendo disgusto. Mis padres, viendo que era algo puntual, decidieron que lo mejor era no airear el tema. Que era un disgusto, una mala experiencia y que se me pasaría. Pensaron que era era la mejor manera de protegerme. La cosa quedó así".

El denunciante dice que decidió contar su caso tras ver la película Spotlight, que narra una investigación periodística sobre los abusos de miembros de la Iglesia católica en Boston (EEUU) durante los años 70 y 80. También porque coincidió en el funeral de un familia con Mendizabal, su agresor. "Han pasado los años y nadie me ha ayudado. No sabía qué iba a suponer llevar esto dentro de mí durante tantos años. No hubo violencia física, no me ató, no me obligó. Pero lo que hizo fue abusar de un menor. Le dije a mi novia que algo dentro de mí no estaba bien y que tenía que hacer algo, que no quería vivir con esto siempre. He hablado de nuevo con mis padres de esto, después de guardar silencio durante 22 años, porque me he dado cuenta de que habrá más personas en mi misma situación. Pensar que no soy el único me ha preocupado y me ha dado fuerzas", concluye el testimonio de la víctima.

 

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