Podemos

Cuatro grandes diferencias entre los documentos de Iglesias y Errejón para Vistalegre II

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el portavoz en el Congreso del partido, Íñigo Errejón.

Las dos corrientes principales de Podemos, lideradas por el secretario general, Pablo Iglesias, y por su número dos, Íñigo Errejón, ya han puesto negro sobre blanco los proyectos políticos que defenderán en el próximo congreso de Vistalegre II. Pablistas y errejonistas presentaron sus propuestas este viernes, un día después de que lo hicieran los anticapitalistas, y en los documentos se aprecian las claras diferencias entre uno y otro en asuntos como la estrategia para conseguir ganar base electoral o la posición sobre la confluencia con IU.

Desde hace meses, Errejón, Iglesias y sus respectivos entornos han mostrado de manera pública sus desencuentros en cuestiones que afectan al futuro de Podemos. Vistalegre II, que se celebrará los días 10, 11 y 12 de febrero, será el momento de decidir por cuál de los dos caminos se opta, y pese a que tanto el secretario general como el secretario de Política han mostrado su disposición a negociar una lista y un proyecto conjuntos –tendrán hasta el 1 de febrero para hacerlo–, sus proyectos muestran posiciones claramente enfrentadas en algunas cuestiones.

  Calle, instituciones y concepción del partido

Quizá la diferencia más clara entre Errejón e Iglesias radique en los métodos que, a su juicio, son los mejores para conseguir aumentar la base social de Podemos y así alcanzar el Gobierno. La disquisición es entre calle e instituciones –y ninguno de los dos dirigentes desprecia completamente ni una ni otras–, pero también existen diferencias sobre el electorado potencial al que el partido debe dirigir su mensaje y en relación al diagnóstico que cada uno de los dirigentes hace de la fortaleza del Gobierno de Mariano Rajoy.

A este respecto, ambos dirigentes señalan que la meta del partido morado debe ser alcanzar la Moncloa en 2020, pero sus documentos establecen vías diferentes para conseguirlo. Iglesias aboga por tratar de diferenciarse de la etiqueta de partido tradicional y centrarse en que Podemos sea visto como parte del "bloque social y popular", como la rama institucional de la sociedad organizada. "Debemos huir de la politiquería partidista de las medallas para centrarnos en la consecución de victorias en las que la gente conforma un bloque popular del que nosotros formamos parte pero no somos el todo", sostiene el secretario general, que insiste en que los diputados, senadores o concejales del partido morado "no pueden convertirse en políticos".

"Podemos nació entendiendo que había que caminar de la calle a las instituciones", pero "sin el impulso ciudadano nunca en la historia se han registrado cambios para las mayorías", plantea a este respecto Iglesias. Frente a esta concepción, que pone en el centro la relación con los movimientos organizados –el "bloque histórico, social y popular" del que habla Iglesias–, Errejón apuesta por potenciar el discurso para que Podemos sea visto como una alternativa solvente. "Una fuerza de gobierno es aquella que, incluso antes de gobernar, marca con su iniciativa política e institucional, con sus propuestas y con su generación de confianza, el rumbo posible y alternativo de país", señala el documento errejonista, que apuesta no tanto por configurarse como el brazo institucional de las luchas sociales como por buscar el voto asentándose en el territorio.

"Esto no excluye acompañar las protestas o las manifestaciones, pero va mucho más allá de eso", explica el número dos de Podemos, que señala que la manera de difundir las ideas del partido y de que estas calen en el imaginario colectivo es "la creación de Moradas y bares en los barrios y pueblos", así como de "centros de estudio", "asociaciones de ocio" y "deportivas", planes culturales y de ocio o "espacios de mutualidades para la autoprotección frente a la crisis". "También la presencia en los espacios de socialización más importantes: las asociaciones deportivas y especialmente futbolísticas, las peñas, las Ampas o las fiestas populares", apunta Errejón, que  no obstante insiste en que el objetivo no es que estas iniciativas sean "proyectos de partido", sino que sirvan para la difundir entre la población las ideas de Podemos.

Asimismo, el trabajo parlamentario genera división entre Iglesias y Errejón. Para el primero, los diputados de Podemos deben huir del "tacticismo parlamentario" y el "oportunismo partidista", y asegura que "parlamentarizar los conflictos" es la manera que tienen las "élites" de "desactivarlos", "mientras que si el pueblo está, habla, debate y participa, se consiguen los cambios". Por su parte, el segundo defiende que "la victoria del cambio llegará" cuando Podemos consiga "disolver los miedos" en torno a sí, y advierte de que, para ello, "en las instituciones" la formación no debe "estar apelando al advenimiento del cambio", sino haciendo ver que es "útil".

  El PSOE y El papel en el congreso

Con respecto al papel de oposición que Podemos debe ejercer en el Congreso, Iglesias y Errejón parten de dos diagnósticos diferentes que, en parte, condicionan sus distintas apuestas. El secretario general es claro en su documento al afirmar que "no es cierto que el del PP sea un Gobierno en una situación de debilidad" porque lo apoyan PSOE y Ciudadanos, mientras que su número dos piensa todo lo contrario: "El Gobierno de Rajoy es más débil de lo que aparenta y la crisis de régimen no se ha cerrado".

Partiendo de esa base, ambos proyectos proponen cosas diferentes para posicionarse como la verdadera oposición en el parlamento y, por ende, dejar atrás al PSOE. Errejón sostiene que Podemos ha de "recuperar la iniciativa demostrando" que es capaz "de presionar al gobierno, de liderar acuerdos o de instalar temas en la agenda nacional" y, fundamentalmente, evitando que su actitud les "arrincone". "Si quieren atraparnos y arrinconarnos en el parlamento debemos romper el cerco con más y mejor iniciativa", plantea el número dos, que señala que "históricamente, nada ha asustado menos a los de arriba que las minorías ruidosas de protesta".

La idea de Errejón pasa por que Podemos evite quedar caricaturizado en el imaginario colectivo como un partido de extrema izquierda con fuerte capacidad de protesta pero poca capacidad real de cambiar la realidad, porque, asegura, "para una segunda transición las oligarquías necesitan una izquierda folclórica e impotente". Y eso pasa, afirma el texto del número dos, por "abordar la relación con el PSOE de manera inteligente y laica", es decir, obligar a los socialistas a "tener que elegir claramente de cara a la opinión pública entre los dos proyectos de país" que representan el PP y Unidos Podemos para, de esta manera, provocar que vayan a remolque. "No es una cuestión ideológica, es una cuestión de habilidad política", afirma en este sentido Errejón, que plantea que Podemos no debe obsesionarse con "tomar decisiones en base a su existencia [la del PSOE]". 

Frente a estas ideas, Iglesias cree que Podemos no debe tener la mano tendida a la colaboración con el PSOE si este vira sus posiciones, sino que ha de hacer ver que es "la oposición al modelo político del bloque restaurador". "Tenemos que formalizar nuestra acción parlamentaria como una demostración de fuerza, hacer valer nuestra representación como la expresión inequívoca de una política diferenciada que se presenta como una alternativa real y concreta de gobierno", sostiene Iglesias, que afirma que Podemos debe jugar a la polarización para evidenciar que es la única formación diferente frente al "pacto de las élites".

La gran novedad del documento de Iglesias con respecto al papel de oposición de Podemos es su propuesta de diseñar un gobierno en la sombra, una figura tradicional en Reino Unido y que consiste en seleccionar públicamente a una serie de personas que, actuando como una suerte de ministros de la oposición, se encarguen de plantear políticas diferentes a las del Ejecutivo. "El grupo encargado de evaluar las políticas públicas del gobierno restaurador, de ir explorando vías alternativas y de articular la participación de los expertos en el diseño de futuras políticas públicas debe concebir su actuación como un ensayo general del futuro gobierno de España", explica Iglesias.

  La confluencia con IU

Iglesias y Errejón también muestran sus diferencias con respecto a la relación que debe tener Podemos con IU. Sin que ninguno de ellos cierre la puerta a colaborar con la federación en el futuro, el secretario general es mucho más proclive a profundizar en una alianza que, para Errejón, "no pareció funcionar" en las pasadas elecciones del 26J –en las que, según el dirigente, Podemos también se vio perjudicado por "la gestión de las negociaciones de gobierno improductivamente y la percepción de inmadurez y soberbia" por parte del electorado–. Por el contrario, ninguno de los dos dirigentes pone en duda la validez de las confluencias territoriales en la Comunidad Valenciana, Galicia o Cataluña.

"Nuestro objetivo es más ambicioso que la unidad de la izquierda, es la unidad popular y ciudadana, en la que cabe la izquierda tradicional, pero va mucho más allá", sostiene en su documento Errejón, que asegura tajantemente que "Podemos tiene que mantenerse como organización autónoma e independiente", "capaz de establecer posteriormente alianzas electorales y acuerdos amplios con otras fuerzas hermanas" pero, eso sí, valorando los casos individualmente y decidiendo "en función de las circunstancias".

Por el contrario, para Iglesias las confluencias son "una alianza estratégica" y Podemos tiene que concebirse "como parte de un proyecto más grande que el propio partido". "Podemos, que nace del agotamiento del bipartidismo y de sus apoyos, tiene que seguir construyendo con otros actores el espacio político del cambio", explica el secretario general, que sin embargo no concreta hasta dónde debe profundizar el partido la alianza con IU.

  Las propuestas programáticas

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Los documentos de las dos principales corrientes son más similares a la hora de plantear las políticas que debe abanderar Podemos en su camino hacia la Moncloa. Iglesias traza un camino con dos importantes hitos: 2019 (un año en el que coincidirán las elecciones europeas, municipales y autonómicas) y 2020 (en el que se celebrarán, si no hay adelanto, las próximas generales) y señala que Podemos tiene que estar preparado para acceder entonces a Gobiernos autonómicos, mantener y ampliar los municipales que ya controla, y pelear por el Ejecutivo central. De hecho, con respecto a las municipales y autonómicas, Iglesias aboga por "el derecho a decidir a la interna", es decir, que sean las bases de cada territorio las que decidan con qué siglas y alianzas concurrir a las elecciones.

En cuanto a lo puramente programático, el secretario general establece como prioridad la defensa de los "sectores estratégicos". Y, en este sentido, Iglesias propone defender la "soberanía alimentaria" ("la defensa de las pequeñas y medianas explotaciones, el fortalecimiento del cooperativismo y de la economía social"), así como la "reindustrialización" centrada en el cambio de modelo energético hacia uno basado en las energías renovables. De igual forma, Iglesias propugna una nueva "regulación del sector financiero" y la implantación de una renta básica universal, una propuesta que tanto él como los errejonistas y los anticapitalistas recuperan.

Por su parte, Errejón plantea que el "nuevo modelo de país" que debe defender Podemos ha de tener "tres ejes: plurinacionalidad, municipalismo y mundo rural". Además, el documento menciona la necesidad de garantizar la energía como un derecho fundamental y devolver al suministro eléctrico la condición de servicio público; establecer un "suelo de ingresos" en el Estado para tener los recursos necesarios para ofrecer una "vida digna" a todos los ciudadanos; aprobar una reforma fiscal "justa y equitativa"; aumentar el gasto público en educación, sanidad y dependencia e impulsar una "ley integral de vivienda".

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