Podemos ha presentado este jueves en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley en la que
insta al Gobierno a modificar el tratamiento fiscal de la figura civil de la pareja de hecho y la equipare a la del matrimonio.
La portavoz adjunta de la formación morada en la Comisión de Hacienda y Administraciones Públicas, Auxiliadora Honorato, ha explicado a los medios, tras el registro del texto, que esta propuesta llega
avalada por una
recomendación realizada por la Defensora del Pueblo en su último informe de julio del año pasado.
En él, llamaba al Ministerio de Hacienda a
proteger a la familia independientemente del modelo que las personas hubieran elegido para formarla. Para Honorato, la situación de ambos tipos de familia es la misma, por lo que, a su juicio, "no pueden tener un diferente trato fiscal".
Diferencias de derechos en las comunidades autónomas
La diputada de Podemos ha denunciado, además, que la competencia de la regulación de las parejas de hecho
corresponde a las comunidades autónomas y, según ha indicado, existen diferentes garantías y derechos vinculados al desarrollo de las propias parejas de hecho que es desigual dependiendo de la región.
Por ello, ha destacado la importancia de llevar a debate esta propuesta, que afectaría a unos dos millones de personas, en la Cámara Baja. "La idea que tenemos es traerla al Congreso para que cada partido se pronuncie sobre su posición y que
el Gobierno no tenga que desoír sólo a la defensora del Pueblo, sino que tenga que hacer caso al Congreso para modificar la legislación fiscal", ha señalado Honorato.
Lo único consecuente con esa propuesta sería abolir el matrimonio civil. ¿Para qué mantenerlo, si no hay ninguna diferencia fiscal o de ningún otro tipo con las parejas de hecho? En época de Boyer, después de la reclamación de un abogado catalán (que se había casado en diciembre y no le daba la gana tributar todo el año como casado porque se pagaba más que si cada cónyuge declaraba por separado, por lo que pleiteó y ganó), el Estado tuvo que admitir muy a su pesar la posibilidad, que se mantiene desde entonces, de elegir la forma de tributar: como unidad familiar o por separado. Es decir que, hasta aquel momento, la ventaja fiscal de estar casado era, en la mayoría de los casos, para el fisco: ¡curiosa manera de proteger una institución que, a fin de cuentas, promueve el propio Estado! Insisto, si no hay ninguna diferencia con las parejas de hecho y, cuando las hay (como en la tributación cuando Boyer) son en contra del matrimonio, ¿para qué mantener el matrimonio? De todas formas, a medida que la gente se vaya dando cuenta de que está haciendo el canelo casándose dejará de hacerlo todavía en mayor medida que ahora, que ya es decir: el matrimonio es una institución a extinguir, pero convendría que alguien lo dijera así de claro para que se viera el grado de absurdo a que se puede llegar en una sociedad "moderna".
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