Los responsables de la unidad de los Mossos d'Esquadra que investigó
el expolio del Palau de la Música han explicado este miércoles como testigos en el juicio que el expresidente de la institución Fèlix Millet guardaba en una caja de seguridad de una entidad bancaria
1,8 millones de euros en billetes de 500.
Dos mandos policiales –los primeros testigos que han declarado en el juicio– han explicado que, al irrumpir en el Palau para registrarlo en julio de 2009,
descubrieron documentos en la caja fuerte de Millet que hacían referencia a esa caja de seguridad que estaba en una sucursal.
Los policías también han ratificado en sus declaraciones que descubrieron que Millet y el que entonces era su mano derecha, Jordi Montull, había
falsificado facturas para justificar ante la Agencia Tributaria la salida de miles de euros en efectivo del Palau.
Han explicado que se encargaron de
analizar los "movimientos sospechosos" de dinero en el Palau que había denunciado Hacienda, con el cobro de cheques en efectivo de entidades bancarias por valor de miles de euros: un total de 11 cheques que habían salido por ventanilla, según informa Europa Press.
Los máximos responsables del Palau, ante la reclamación de Hacienda, se apresuraron a
justificar estas salidas con facturas de cuatro empresas, que resultaron ser falsas, y con la compra de un local por parte de la institución.
Empresas sin actividad
Tras las pertinentes comprobaciones, los Mossos descubrieron que dos de estas empresas que figuraban en las facturas
ya no tenían actividad en 2003: una estaba paralizada desde 2001 y, en el otro caso, el administrador de la misma les explicó que nunca
habían cobrado del Palau.
Además, el diseño de uno de los recibos –un modelo en blanco que se compraba en imprentas– estaba elaborado por una empresa que en 2003 no existía sino que empezó a funcionar en 2004, con lo que todo apuntaba, según los Mossos, a que
había sido hecho después expresamente para justificar las salidas de dinero.
Sobre las facturas de las otras dos empresas, los agentes han explicado que los administradores de las mismas les dijeron que
no habían hecho esos trabajos y, en uno de los casos, que fue Montull el que les pidió modificarlas para presentarlas a la Agencia Tributaria, y que él aceptó porque el Palau era un buen cliente.
No, hombre, no guardaba nada y no seáis malpensados: es que tenía unos muebles de IKEA del mismo modelo que los suegros de Granados.
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