Campañas electorales

Cuánto les 'costó' cada voto a los partidos el 26J: de los 2,44 euros del PSOE a los 1,24 de Unidos Podemos

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, durante un mitin en la campaña del 26J.

Los partidos gastaron en la campaña de las elecciones generales del 26 de junio un total de 45 millones de euros, según hizo público el lunes el Tribunal de Cuentas. Pero no todos aprovecharon igual de bien su inversión. En términos económicos,de entre los cuatro principales partidos quién hizo un gasto menos provechoso fue el PSOE, ya que los 13,2 millones que desembolsó para la campaña únicamente se tradujeron en 5,4 millones de votantes, lo que supone que cada papeleta le costó a los socialistas 2,44 euros. El que se encuentra en la situación opuesta es Unidos Podemos: para obtener sus cinco millones de votos, la coalición gastó 6,3 millones de euros, lo que supone 1,24 euros por papeleta conseguida.

El informe publicado por el Tribunal de Cuentas ofrece información detallada tanto del origen como del destino de los fondos utilizados por los partidos en la campaña electoral. En términos absolutos, las campañas de PP y PSOE fueron de largo las más costosas: tanto conservadores como socialistas gastaron el 26J un total de 13,2 millones de euros, más del doble de lo que invirtieron Ciudadanos y Unidos Podemos. Pero el rendimiento que sacaron a esa inversión fue muy diferente, ya que mientras al PSOE le costó más de 2,4 euros cada papeleta conseguida, el gasto del PP se tradujo en 7,9 millones de votos, una cifra que implica que cada voto conseguido por los conservadores tuvo detrás una inversión de 1,66 euros.

En comparación con las elecciones del 20 de diciembre, ambos partidos gastaron menos dinero en la campaña, aunque el PP aprovechó mucho mejor la situación que los socialistas. La campaña del 20D supuso un gasto de 16,4 millones de euros para el PSOE y de 19,3 millones para los conservadores: para conseguir sus 5,5 millones de votos, los socialistas invirtieron 2,96 euros por papeleta, mientras el PP se quedó en una ratio de 2,67 euros de gasto por cada uno de sus 7,2 millones de votantes. Pero, con las 700.000 papeletas que ganó el PP entre el 20D y el 26J y los seis millones de euros que se ahorró en la segunda campaña con respecto a la primera, consiguió rebajar su ratio de gasto por voto en un 37,8%.

Por su parte, Ciudadanos y Unidos Podemos también coincidieron, aproximadamente, en el coste de sus campañas electorales para el 26J: el partido naranja se gastó 6,4 millones y la coalición de Podemos e IU –junto a las confluencias–, 6,3 millones. Pero la inversión fue mucho más rentable para la alianza de izquierdas, ya que obtuvo cinco millones de votos –por lo que cada papeleta le supuso un gasto en campaña de 1,24 euros– por los 3,1 millones de papeletas que sumó Ciudadanos. Dividiendo el gasto en campaña del partido naranja entre los votos que consiguió, se obtiene como resultado que tuvo que invertir 2,06 euros por sufragio.

Las campañas de PNV, ERC y PDeCAT, menos eficientes

Las confluencias de Podemos, de hecho, hicieron campañas más efectivas a nivel económico que la coalición Unidos Podemos. Y es que En Marea (coalición de IU, Podemos y Anova), En Comú Podem (que aunaba a Podemos, EUiA, ICV y Barcelona en Comú) y A la valenciana (la alianza de Compromís, Podemos e IU) invirtieron menos dinero por voto finalmente obtenido que su referente estatal. La confluencia valenciana consiguió sumar 659.000 votantes con un desembolso de campaña de 844.000 euros, lo que supone una ratio de 1,28 euros por voto. La coalición catalana, por su parte, se hizo con 853.000 sufragios invirtiendo tan sólo 794.000 euros, lo que implica que cada papeleta le costó 0,93 euros. Pero el mejor dato, de largo, es el de En Marea: tan sólo 126.000 euros de inversión en campaña –fue la única de las cuatro coaliciones que no envió papeletas por correo el 26J– se tradujeron en 347.000 votos, una ratio de 36 céntimos de euro por votante.

Los partidos nacionalistas, por el contrario, gastaron mucho más dinero en sus campañas electorales si se toma en consideración el número de ciudadanos que finalmente los votaron el 26 de junio. Especialmente paradigmático es el caso del PNV: según el informe de fiscalización del Tribunal de Cuentas, gastó un millón de euros en campaña para conseguir 287.000 votos, lo que supone que cada papeleta costó a los nacionalistas vascos 3,49 euroscostó . En las elecciones del 20D la ratio había sido incluso mayor: 3,8 euros por voto.

El PDeCAT no se queda lejos, ya que su inversión de 1,6 millones de euros en la campaña se tradujo en 483.000 votos, una ratio de 3,3 euros por papeleta conseguida. Sin embargo, este dato supuso una mejora para el partido con respecto al 20D, cuando gastó 2,2 millones en campaña para conseguir 567.000 votos: casi cuatro euros por votante. ERC, por el contrario, se mantuvo el 26J en cifras muy similares a las de diciembre, ya que invirtió millón y medio de euros en la campaña y consiguió 632.000 sufragios, lo que implica que cada voto le costó 2,43 euros.

Diferentes electorados

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Pero, ¿a qué se debe esta disparidad de cifras? Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), explica que es muy complicado estudiar las campañas de los partidos políticos porque éstos, tradicionalmente, son muy reticentes a ofrecer los gastos detallados y desglosados territorialmente. "Son las estructuras provinciales de los partidos las que vehiculan normalmente el gasto, pero nunca hacen público el detalle, así que sólo podemos hacer interpretaciones generales", señala el experto.

No obstante, Simón explica que uno de los principales motivos por los que las campañas de PP y PSOE son más caras es el envejecimiento de su electorado. Los nuevos partidos tienen un electorado más joven y con mucho mayor acceso a las redes sociales, un medio "mucho más barato" a la hora de hacer campaña que las tradicionales "banderolas y carteles" que los partidos utilizan para captar a votantes más mayores. Y ese mismo motivo, continúa Simón, explica que "los partidos tradicionales fueron quienes más pegas pusieran a acabar con el envío de papeletas por correo, porque al votante mayor le gusta ir con su voto preparado de casa, sobre todo en zonas rurales".

Pero "no puede movilizarse el voto únicamente a través de dinero, y de hecho, las campañas electorales mueven un porcentaje muy bajo del voto y sirven más para movilizar abstencionistas", explica Belén Barreiro, directora de la empresa demoscópica MyWord y expresidenta del CIS. A este respecto, Simón pone un ejemplo de una campaña barata y efectiva: la que realizó el PP en la campaña del 20D en zonas rurales de Palencia. Bajo el eslógan "mi pueblo no se cierra", los conservadores "repartieron propaganda buzón a buzón en pueblos pequeños" criticando la propuesta de Ciudadanos de fusionar municipios, explica el experto, que señala que se trató de una campaña barata pero que apuntó de pleno a una de las zonas donde el PP cimentó su victoria electoral: el medio rural.

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