Comunidades autónomas

La relación de Podemos con los gobiernos del PSOE se tensa en Baleares y la Comunitat Valenciana

El secretario general de Podemos Comunitat Valenciana, Antonio Montiel.

Ha pasado un año y nueve meses desde que Podemos facilitó las investiduras de presidentes socialistas en la Comunitat Valenciana y las Islas Baleares. Y, a pesar de que los pactos no corren peligro en ninguna de las dos comunidades, en ambas la relación entre el partido morado –que no participa en ninguno de los dos Gobiernos– y el PSOE se ha enfriado en los últimos meses. En el caso balear, la implicación del vicepresidente Biel Barceló (de Més, la tercera pata del acuerdo) en una investigación por supuestos contratos otorgados a dedo a su exjefe de campaña ha distanciado a Podemos –que pide su dimisión– de la presidenta socialista Francina Armengol –que lo apoya–, mientras en la Comunitat Valenciana el partido morado se encuentra en las semanas previas a su congreso y los candidatos buscan marcar perfil propio de cara a las primarias.

Tras las elecciones autonómicas de mayo de 2015, Podemos y el PSOE se pusieron de acuerdo en cinco comunidades para que los votos del partido morado permitieran a los socialistas acceder al Gobierno: además de en Baleares y la Comunitat Valenciana (con Ximo Puig), así ocurrió en Castilla-La Mancha (donde Emiliano García Page se convirtió en presidente), Extremadura (el beneficiado fue Guillermo Fernández Vara) y Aragón (donde los diputados de Podemos facilitaron la investidura a Javier Lambán). En ninguna de las autonomías Podemos entró al Gobierno, aunque casi dos años después la situación es muy diferente en unas y otras comunidades: los puentes entre Podemos y el PSOE se encuentran rotos en Castilla-La Mancha y, especialmente, en Extremadura, mientras en Aragón ambos partidos han conseguido acordar, no sin dificultades, un proyecto de presupuestos que saldrá adelante salvo sorpresa en las próximas semanas.

La Comunitat Valenciana –donde el PSOE comparte el gobierno con Compromís, mucho más cercano a Podemos– y, especialmente, Baleares, son las comunidades donde el trato del partido morado con el PSOE es más fluido. Pero en las últimas semanas los dirigentes de la formación han dado sendos toques de atención públicos a sus socios: el secretario general valenciano de Podemos, Antonio Montiel, afirmó hace unos días que su acuerdo con el PSOE y Compromís "no era un pacto de legislatura, ni era un cheque en blanco, ni un pacto inquebrantable", mientras que su homólogo balear, Antonio Jarabo, pidió este mismo martes una reunión con los socialistas y con Més para analizar la situación de Biel Barceló.

Las declaraciones de Montiel no son nuevas, ya que Podemos no entró al Gobierno valenciano cuando firmó el Pacto del Botánico y ha presionado en varios momentos para que el Ejecutivo acelere a la hora de implantar sus medidas. Pero a pocas semanas de que el partido morado renueve tanto su hoja de ruta política como a los miembros de su dirección –sus primarias internas se celebrarán entre el 14 y el 20 de mayo–, tanto las declaraciones de Montiel –que no optará a la reelección como secretario general– como, especialmente, las de las candidaturas que sí concurrirán al congreso, cobran especial relevancia. Y las dos corrientes principales de Podemos piden mayor contundencia exigiendo que se cumpla el acuerdo, en un movimiento que también busca marcar perfil propio de cara a los militantes que votarán en el congreso.

El pacto se renovó el pasado mes de enero y PSOE, Podemos y Compromís acordaron sumar 201 nuevas medidas al mismo, recuerdan fuentes próximas a la actual dirección autonómica, que afirman que los "20 años de gobiernos del PP" ponen sobre los hombros de las tres formaciones una "responsabilidad" que hace impensable una ruptura del acuerdo. No obstante, un dirigente de la corriente más cercana al errejonista Montiel –cuya candidatura a liderar Podemos, salvo sorpresa, estará encabezada por la diputada autonómica Fabiola Meco– admite que "hay asuntos en los que se está avanzando lentamente", y afirma que "la tónica general en los últimos meses" por parte de los dirigentes de Podemos está siendo la de "endurecer el tono y la presión" para acelerar los tiempos del Gobierno autonómico.

Un buen ejemplo de esta actitud lo dio el propio Montiel hace unos días, cuando afirmó que "sería absolutamente imperdonable" no reabrir Radio Televisión Valenciana (cerrada en 2013 por el PP) durante el transcurso de este año. No obstante, los críticos con su gestión no lo consideran suficiente. Hace unos días, la senadora Pilar Lima, que será la candidata pablista a la Secretaría General, afirmaba que "la sensación actual que se respira es de subalternidad" al PSOE y Compromís, y fuentes de su candidatura señalan que Podemos debe ser más exigente a la hora de "fiscalizar" el acuerdo. "No queremos romper el acuerdo, pero hay cosas que no se están cumpliendo", critican estas fuentes, que afirman que Lima y los suyos se encuentran preparando un documento para concretar en qué puntos exigirán cambios al Gobierno autonómico.

El Gobierno balear, en el punto de mira

En las Islas Baleares, por el contrario, no hay congreso de Podemos a la vista, pero eso no significa que la relación del partido morado con sus socios del Gobierno autonómico no se haya enfriado. Hace unas semanas, Diario de Mallorca publicó que varias instituciones gobernadas por Més –que gobierna Baleares junto al PSOE y con el apoyo externo de Podemos– habían otorgado hasta seis contratos públicos a dedo a las empresas de Jaume Garau, exdirector de campaña del partido. Dos de esas adjudicaciones fueron hechas por la Consejería de Transparencia dirigida por Ruth Mateu, que dimitió un día después de publicarse la información; otras dos, según el diario, las otorgó el vicepresidente Biel Barceló, que se niega a abandonar su puesto y que cuenta con el apoyo de la presidenta, la socialista Francina Armengol.

Pese a que la Fiscalía balear ha abierto una investigación, Barceló se defiende y asegura que fueron sus subordinados los que decidieron contratar con las empresas de Garau sin que él tuviera conocimiento de ello. Por ello, aunque admite haber cometido un "error político", afirma que no dimitirá y acusa a Podemos de mantener una actitud "bastante irresponsable". El partido morado, por su parte, exige su cese: Jarabo, este mismo martes, insistió en que "la crisis no se zanjará hasta que Barceló dimita", y señaló que "mientras dure la investigación" el Gobierno "estará en el punto de mira" si el vicepresidente continúa formando parte de él.

"Que un Gobierno al que apoyamos esté investigado por la Fiscalía inevitablemente genera tensiones", sostiene en declaraciones a infoLibre el secretario general de Podemos Baleares, que sin embargo señala que la relación con el PSOE "es buena" pese a algunas fricciones ocurridas en los últimos tiempos y al apoyo de Armengol a Barceló. Y es que el partido morado no se plantea romper el pacto: "Salir sería complicado, porque nos obligaría a seguir pactando" con PSOE y Més cada ley sin tener como referencia un acuerdo ya firmado, señala Jarabo, que apunta que en ocasiones sus socios se han comportado con "filibusterismo" y de manera "desleal", pero insiste en que el acuerdo a tres "es la única forma de llevar a cabo políticas progresistas".

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Los puentes en Castilla-La Mancha están rotos

No obstante, pese a las últimas tensiones, la situación de los pactos entre PSOE y Podemos en la Comunidad Valenciana y Baleares es mucho mejor que la que existe en Castilla-La Mancha, Extremadura o Aragón. En el caso de la primera, Podemos rompió su acuerdo con los socialistas el pasado septiembre, y hace unos días votó en contra de los presupuestos presentados por Page. El secretario general autonómico de Podemos, José García Molina, justifica su rechazo que el PSOE rechazó todas sus aportaciones al texto, y afirma que, pese a que al inicio de su colaboración la relación con Page era "fluida", actualmente se encuentra "en punto muerto". "No se creyeron que habría consecuencias cuando dimos por roto el pacto, han seguido actuando como si tuvieran mayoría absoluta, y ahora la relación es nula", asegura el dirigente, que no obstante mantiene que los dos partidos están "condenados a entenderse".

En Aragón, por el contrario, los presupuestos de 2017 sí saldrán –salvo sorpresa– adelante, aunque la negociación entre Podemos y el PSOE ha durado meses y no ha estado exenta de altibajos. El partido morado preguntará a sus bases si quieren apoyar el proyecto, aunque fuentes de la formación señalan que la dirección liderada por Pablo Echenique promoverá el sí a esta cuestión. "La gestión del PSOE nos sigue decepcionando, no respetan el acuerdo al que llegamos sobre todo a nivel de inversiones, pero por la aritmética parlamentaria que hay ahora mismo tenemos que entendernos" porque la única alternativa es el PP, relatan estas fuentes, que sin embargo sostienen que no existe una especial afinidad personal con los dirigentes socialistas aragoneses.

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