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Activismo LGTB

Día de la Visibilidad Lésbica: el reto de luchar contra la discriminación cotidiana

Bandera del orgullo LGTB.

Un 26 de abril de hace hoy nueve años el movimiento LGTB decide salir a la calle para reclamar el papel que les corresponde a las mujeres lesbianas en el espacio público. Este miércoles el colectivo vuelve a alzar su voz para celebrar el Día de la Visibilidad Lésbica, con el fin de defender sus derechos y erradicar la discriminación que aún impregna su cotidianidad.

La Fundación Triángulo y Cogam, entre otras, convocan una movilización el mismo miércoles en Madrid, que tomará forma de batucada a las 19.30 horas en la plaza Red de San Luis. La Federación Estatal LGTB, por su parte, aprovecha la jornada para exigir la aprobación urgente de una legislación "que proteja a las mujeres lesbianas y que penalice a quien las discrimina".

María Alejandra, coordinadora del área de políticas bisexuales de la Federación, recalca la necesidad de "dar importancia a las mujeres valientes que dan un paso adelante" y reclama "más referentes en el espacio público, para que las mujeres se empoderen y decidan dar ese paso". Inma Esteban, miembro de la Fundación Triángulo Madrid, demanda "el cumplimiento de las leyes que ya se están aprobando". A su juicio, resulta "insólito tener que estar tirando continuamente de la ley para reivindicar derechos que ya pertenecen" al colectivo.

La activista y periodista Andrea Momoitio entiende que la principal discriminación que sufren las lesbianas tiene que ver con la invisibilización latente en el espacio público. Alude a lo complejo de alcanzar una visibilidad real y "lo incómodo que es mostrar cuál es tu opción de vida continuamente". Todavía existe, critica, la idea de que dos mujeres sólo pueden ser amigas: "Vives tu vida y aun haciendo esfuerzos por no estar en el armario sigues estándolo".

En su opinión, "el problema es que no se atiende a estas cuestiones en las instituciones, y cuando se hace es desde compartimentos muy estancos". Propone, por ello, "una mirada interseccional, porque si no serán incapaces de abordarlo bien". En este sentido, Momoitio apuesta por una "ley a favor de la diversidad, más que una ley contra la LGTBfobia".

Con ella coincide Dunia Muti, activista de la organización Sare Lesbianista, cuyo diagnóstico deja poco margen de optimismo. "Llevamos unos años viviendo en una falsa aceptación social", sostiene la activista, quien considera que a lo largo de "los últimos años se ha producido un discurso sobre una normalización, un aumento en derechos, un avance, pero la realidad es la contraria: los valores más tradicionales están en auge". A su juicio, "la homofobia sigue estando dentro de los valores de esta sociedad pero no se expresa de forma pública", del mismo modo que el racismo o el machismo, lacras que continúan "muy latentes y que de forma peligrosa volverán a resurgir".

En cuanto a las políticas públicas, Muti critica que "las instituciones lancen dos tipos de mensajes: una lucha en contra de las discriminaciones, pero luego, igual que los medios de comunicación, transmiten mensajes lesbófobos". La activista percibe un "avance estético" que sin embargo resulta estéril a la hora de "avanzar en valores, especialmente a nivel educativo".

Barreras del día a día

Los obstáculos que han de sortear las mujeres lesbianas en el acceso a una sanidad que contemple sus necesidades continúan siendo la principal denuncia del colectivo. La Federación Estatal pone el foco sobre dos cuestiones: la discriminación en el acceso a los tratamientos de reproducción asistida a través de la sanidad pública y la escasa formación del personal sanitario. Según datos del 2014 correspondientes a la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) y al Ministerio de Sanidad, en España se llevan a cabo un total de 156.865 tratamientos de reproducción asistida al año, con un éxito del 21%. La FELGTB recalca que se trata de "un derecho amparado por la ley que no puede ser socavado por el hecho de no tener pareja masculina". Inma Esteban denuncia que su organización aún hoy recibe "quejas de mujeres que van a la seguridad social para someterse a algún tipo de tratamiento de reproducción asistida y les están poniendo pegas".

Por otro lado, continúan las organizaciones, urgen protocolos y formación específica y adecuada del personal sanitario. "Debe existir un mayor compromiso en el fomento y la protección de la salud sexual de las mujeres que tienen sexo con mujeres", recalca la FELGTB. También Esteban pone sobre la mesa las consecuencias de una escasa formación por parte de los profesionales. "Las lesbianas no sólo se dan besos y van cogidas de la mano, también practican sexo, penetración y usan juguetes sexuales", recalca la activista. Sin embargo, continúa, no reciben "ningún consejo a la hora de prevenir infecciones de transmisión sexual".

Esteban subraya que la ley contra la LGTBfobia aprobada en la Asamblea de Madrid en julio del pasado año contempla la necesidad de una formación específica entre los profesionales de la salud para tratar esta problemática, y sin embargo, critica, "es algo que no se está haciendo". Además, continúa, "tampoco hay campañas de información específica de enfermedades de transmisión sexual porque parece que las mujeres lesbianas no tienen ningún tipo de riesgo", creencia rotundamente falsa. "El sexo entre mujeres existe, y muchos ginecólogos no le dan importancia a enfermedades como el virus del papiloma, que se extiende rápidamente en las relaciones entre mujeres", señala María Alejandra.

Sobre los potenciales riesgos informa la Federación Estatal en su guía para lesbianas sobre enfermedades de transmisión sexual [consultar el documento en este enlace], donde insiste en que la falta de información es el principal y mayor riesgo para el colectivo. También la Fundación Triángulo ofrece unas pautas básicas para conocer, prevenir y actuar ante la posible contracción de dolencias.

Siguiendo con la premisa formativa, la FELGTB recalca también la importancia de que exista formación del personal docente y protocolos de actuación para la detección de acoso escolar por orientación sexual o identidad de género.

El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas han expresado preocupación por la discriminación homófoba en las escuelas, y el auge de las nuevas tecnologías, además, agudiza la doble discriminación que sufren las mujeres lesbianas. En los institutos madrileños, la tasa de alumnos ciberacosados por su orientación sexual asciende al 15%, "con agresiones que pueden durar meses o incluso años", según denuncia Cogam. La Comisión de las Naciones Unidas para la Banda Ancha advierte, asimismo, de que el 73% de las mujeres activas en internet ha estado expuesta o ha experimentado algún tipo de violencia online, mientras que una encuesta formulada por la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE señala que el 67% de mujeres lesbianas asegura haberse sentido discriminada por su orientación sexual.

María Alejandra recalca que en los institutos tiende a existir "violencia cuando el alumnado está empezando a saber qué es lo que realmente le gusta y cuando conoce preferencias de género fuera de la norma". Para evitar situaciones de acoso, continúa Inma Esteban, debe producirse una "implicación por parte de las organizaciones" para generar un diálogo entre profesores, madres, padres y alumnado. "Hacer ver y conocer la diversidad afectivo sexual, también de las lesbianas, que junto con el colectivo transexual son las más perjudicadas", puntualiza Esteban.

Una vez fuera del ámbito formativo, la discriminación e invisibilización de las lesbianas consigue perpetuarse adquiriendo formas diversas. El campo laboral ha sido tradicionalmente un terreno minado para las mujeres, que de nuevo se ven expuestas a una doble discriminación cuando la ecuación incluye la exclusión por motivos de orientación sexual. En este sentido, la FELGTB considera que "es de vital importancia que se integre una perspectiva de lucha contra la lesbofobia en las acciones de las organizaciones sindicales". Apuesta por "crear conciencia en los sindicatos" de forma que"los máximos dirigentes se comprometan de manera clara" en los que concierne a la igualdad para el colectivo LGTB, con el fin de elaborar "políticas específicas" sobre sus derechos en el ámbito laboral.

“Marica para ligar, marica para luchar”

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Finalmente, la tercera edad supone también un foco importante a tener en cuenta en la lucha contra la lesbofobia. La Fundación 26 de diciembre, especializada en la atención a personas mayores del colectivo LGTB, recoge en su portal web un informe elaborado por Beatriz Gimeno sobre vejez y orientación sexual, donde indica que los homosexuales han sido considerados durante el franquismo como "enfermos o pecadores", y finalmente como un "peligro social". Muchas de las personas represaliadas entonces "todavía no se han liberado del sentimiento de vergüenza, culpa e inferioridad moral", o incluso "no les ha llegado, por parte del movimiento gay organizado ninguna propuesta que les haya interesado lo suficiente como acercarse a las organizaciones".

Las lesbianas, tal y como expone Gimeno, "comparten con los gais todas las discriminaciones que una sociedad homófoba ejerce sobre las personas con una orientación sexual distinta a la de la mayoría: la pobreza, la falta de recursos, la invisibilidad, la discriminación en las instituciones, el heterosexismo dominante, se ceban en los viejos y de éstos siempre en los más débiles, en los más vulnerables, en este caso en aquellos con una orientación sexual homosexual". Sin embargo, añade, las mujeres "siempre son más vulnerables que los varones", de modo que se encuentran abocadas a "una discriminación añadida a su orientación sexual por el hecho de ser mujeres. La pobreza, por ejemplo, que es uno de los problemas más acuciantes para todos los ancianos afecta en proporción mucho mayor a las mujeres que a los hombres, y entre aquellas también a las lesbianas".

La Federación Estatal demanda, ante este escenario, una "formación y sensibilización del personal de las instituciones geriátricas sobre la realidad y necesidades de las mujeres lesbianas". María Alejandra recuerda que la gran mayoría de los ancianos que residen en centros geriátricos "han vivido en la época del franquismo y tienen una mentalidad mucho más cerrada", por lo que las lesbianas se ven obligadas a "hacer un papel en los centros, y vuelven a meterse en el armario", siendo relegadas, una vez más, a la invisibilización que cada 26 de abril y cada día del año combaten juntas.

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