'Operación Lezo'

Rajoy desprecia las maniobras de los investigados por corrupción para lograr la impunidad

Rajoy, en el Congreso de los Diputados.

Mariano Rajoy lleva siendo testigo de cómo los escándalos de corrupción hacen temblar los cimientos de su partido desde febrero de 2009, cuando estalló el caso Gürtel. Y resistiendo. Después llegarían los papeles de Bárcenas, la operación Brugal, la Púnica, la Taula... El caso que más quebraderos de cabeza da ahora al presidente del Gobierno es la operación Lezo, que mantiene en prisión al expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Un exdirigente que en los últimos años ha sido, junto a Esperanza Aguirre, uno de los rivales internos de Rajoy en el Partido Popular

La operación Lezo no sólo ha puesto el foco sobre las prácticas de Ignacio González y sus fieles en sus años en la Comunidad de Madrid y en el PP regional, sino que ha hecho que salgan a la superficie las actuaciones de algunos de sus protagonistas para intentar tapar o frenar los hechos investigados. Unas actuaciones que han salpicado a los departamentos de Interior y de Justicia. Y que no han pasado inadvertidas para los fiscales en el escrito en el que se oponen a la puesta en libertad de Ignacio González

En el documento, al que ha tenido acceso infoLibre, los fiscales Carmen García y Carlos Yáñez dan por sentado que "los investigados" en esta operación "han ampliado su círculo de acción a distintos sectores de la administración pública con influencias en el ámbito de las carreras judicial y fiscal, así como en el seno del Cuerpo Nacional de Policía, todo ello para lograr la impunidad de sus acciones".

En este sentido, recuerdan que Ignacio González, en su declaración judicial del día 21 de abril de 2017, reconoció a preguntas del Ministerio Fiscal haber recurrido "a alguna persona del Ministerio de Justicia. Ministerio Fiscal o Judicatura, para conocer el estado de sus casos"

Este fue el contexto en el que llegó Rajoy este miércoles a la sesión de control al Gobierno en el Congreso. Y que sorteó haciendo una defensa cerrada del fiscal Anticorrupción, Manuel Moix apelando a su profesionalidad, experiencia de "30 años" e independencia. Similares argumentos empleó el titular de Justicia, Rafael Catalá.

"Creo que está funcionando muy bien la Fiscalía Anticorrupción y usted debería alegrarse", espetó al líder de Podemos, Pablo Iglesias. Previamente, este le había recordado las grabaciones en las que Ignacio González y el exministro de José María Aznar Eduardo Zaplana conversaban sobre lo positivo de que Moix aterrizase en Anticorrupción.

Esperar a que "escampe"

En el Gobierno y en el PP no niegan su preocupación por los escándalos de corrupción que afectan a exdirigentes del partido. Pero confían en que "escampe". Esa es, señalan, la consigna que les ha traslado el presidente: no distraerse de lo esencial que es, dicen, la recuperación económica. "No voy a entrar en su juego", le dijo Rajoy al socialista Antonio Hernando, que había intentado hurgar en la herida señalando que los conservadores "no son vistos como luchadores contra la corrupción, sino como cómplices".

Rajoy vive ahora estos escándalos como algo ajeno. Como si se tratasen de algo de un pasado que no tiene nada que ver con el PP. De hecho, desde la dirección nacional del partido insisten en circunscribir todo lo ocurrido al PP de Madrid, pese a las dudas que se han generado en torno a si funcionaron los controles internos del partido cuando se activaron las alarmas respecto a la actuación de Ignacio González

Los conservadores insisten, como hizo el presidente del Gobierno este miércoles en el Congreso, en que gracias a las medidas que tomaron en la primera legislatura de Rajoy ahora hay más mecanismos para luchar de forma efectiva contra la corrupción. Y que las injerencias en la Justicia de las que les acusan los partidos de la oposición no son tales. "¿Qué mayor prueba de independencia podemos aportar que el hecho de que dirigentes que formaron parte del PP estén entrando en la cárcel?", mantiene un diputado.

En sus últimas intervenciones públicas, Rajoy ha invitado a hablar bien de España. "La inmensa mayoría de los españoles son gente moderada, razonable, sensata, que quiere que se le resuelvan sus problemas y que se le dé estabilidad, tranquilidad y seguridad".

"Semanas muy complicadas"

Mientras el PP espera a que escampe, los conservadores asumen que les esperan semanas "muy complicadas". Rajoy tendrá que declarar como testigo en caso Gürtel, algo que el PP ha pedido que haga por videoconferencia. También echara a andar la comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del PP, que se constituye este mismo jueves en el Congreso.El presidente del Gobierno será uno de los llamados a declarar a esta cita en la que, por ley, no puede mentir. Pero sí no contestar.

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Estas comparecencias se intercalarán con los avances judiciales de las operaciones Púnica y Lezo. Y con la delicada situación que atraviesan Catalá y el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio, a quien se atribuye el chivatazo al hermano de Ignacio González sobre la investigación que les afectaba.

El PSOE ha anunciado ya que reprobará a Catalá la próxima semana ante la negativa del ministro a dimitir. Según sostuvo, cuenta con la confianza de Rajoy. 

Sin mucho oxígeno en este campo, los conservadores intentarán activas la comisión sobre la financiación de todos los partidos en el Senado, donde sí tienen mayoría. En el PP mantienen que se esperaban las críticas de Podemos, pero que no entienden la actuación del PSOE. El propio Rajoy achacó las duras críticas del pleno de este miércoles a la situación interna que vive el principal partido de la oposición. 

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