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El futuro de la izquierda

Ventajas y riesgos electorales de una "competición virtuosa" entre Podemos y el PSOE

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en su encuentro del este martes.

¿Pueden Podemos y el PSOE competir entre sí por la hegemonía de la izquierda y, a la vez, cooperar en el parlamento y, en última instancia, gobernar? El giro a la izquierda que ha dado la nueva dirección de los socialistas, capitaneada por Pedro Sánchez, y el tono moderado y receptivo que ha adoptado en las últimas semanas el líder de Podemos, Pablo Iglesias, para con el PSOE, invitan a pensar en que ambos partidos puedan entablar una "competición virtuosa", tal y como la definió hace unos días el ex número 2 morado, Íñigo Errejón. Los expertos consultados señalan que en el último año los electorados de ambos partidos han tendido a estabilizarse y que eso podría facilitar los acuerdos, aunque también apuntan que el acercamiento entre ambos podría ocasionar un trasvase de votos de Podemos al PSOE.

El panorama de la izquierda se ha visto revolucionado en el último mes. La victoria de Sánchez en las primarias del PSOE y la aprobación de sus tesis en el congreso socialista celebrado hace unas semanas han supuesto un viraje para los socialistas que también se ha visto reflejado en la retórica utilizada por sus dirigentes, que han pasado de criticar el "populismo" de Podemos a crear grupos de trabajo con el partido morado para realizar propuestas conjuntas en el Congreso. De igual manera, Iglesias y los suyos han recibido con los brazos abiertos el giro del PSOE y han pasado a tener una actitud mucho más conciliadora para con ellos, que quedó reflejada en el buen tono que mantuvieron Sánchez e Iglesias en la reunión que mantuvieron hace unos días.

Lo cierto es que, más allá de los aspectos ideológicos, estos cambios también tienen una vertiente estratégica en las dos formaciones. El PSOE y Podemos son conscientes de que, ahora mismo, una actitud agresiva de cualquiera de los dos contra el otro sería contraproducente para sus intereses, si bien la competición electoral entre ellos se mantiene: si los socialistas intentarán, mediante su viraje a la izquierda, pescar en el caladero de votos de Podemos, la mano tendida de Iglesias al PSOE también es, en parte, un movimiento estratégico que pretende defenderse de ese ataque a su electorado.

Y es que la colaboración entre ambos partidos es más factible que hace unos meses, pero no está exenta de condicionamientos. Así lo considera al menos Pablo Simón, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), que explica que sus análisis concluyen que "existe más cooperación en los sistemas de partidos en los que existe poca volatilidad electoral", una condición que no se producía tras las elecciones del 20 de diciembre pero que, tras el arranque de la legislatura, ha comenzado a cumplirse.

"Lo cierto es que, después de iniciarse la legislatura, han cristalizado los electorados, que eran muy volátiles", explica Simón a este respecto. "Ahora mismo, hay un 52% de los electores del PSOE que dicen que nunca votarían a Podemos, y un 40% de los de Podemos dicen que nunca votarían al PSOE, y con esas tasas, la competencia entre ambos es por una bolsa de votantes concretos: digamos que ya no existe el riesgo de que ninguno de los dos edificios se derrumbe", abunda el politólogo, que cifra en alrededor de "un millón" los votantes que oscilan entre los socialistas y los morados.

En las últimas elecciones generales, Unidos Podemos y sus confluencias consiguieron en torno a cinco millones de sufragios, por 5,4 millones del PSOE, pero Simón apunta que el acercamiento entre ambas formaciones provoca que el electorado más a la izquierda "ahora pueda coordinarse en torno a dos partidos", por lo que esa situación podría variar. De ahí que el partido morado haya variado su estrategia, asegura el experto. "Este giro responde a la asunción del error de pensar que, en el tablero de ajedrez, las piezas con las que contaba el PSOE eran constantes. Ahora no tienen otra opción que tenderles la mano, porque el relato de Sánchez por ahora es creíble", señala.

¿Un trasvase del PSOE a Podemos?

No obstante, otros expertos discrepan y señalan que el trasvase no tiene por qué ser necesariamente de Podemos al PSOE. Así lo avisa Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y expresidente del CIS, que señala que el viraje de los socialistas puede dejar desprotegido su flanco derecho. "El PSOE ha emprendido una operación de riesgo, porque partiendo en busca del voto que se le ha ido a Unidos Podemos deja más vacante el espacio del centro", retrata Vallespín, que se muestra convencido de que si Sánchez y los suyos se han decidido por esta estrategia es porque consideran que tienen más que ganar en la izquierda y la abstención que en el centro.

"Pero el PSOE está dando por conquistado el terreno que ha ocupado tradicionalmente en el centroizquierda, y en un sistema pluripartidista, cuando tú cambias de lugar, tu antiguo sitio lo ocupa otro", advierte el catedrático, que señala que los socialistas tienen el riesgo de que parte de su electorado pueda marcharse a Ciudadanos. Simón disiente a este respecto: "Ahora mismo, la mayor parte de los indecisos dudan entre los partidos principales de cada bloque y no entre los bloques", es decir, entre PSOE y Podemos o entre PP y Ciudadanos, apunta el politólogo.

Vallespín, además, afirma que el giro del PSOE tampoco le garantiza pescar en el caladero de Podemos. "Entre el 20D y el 26J, Unidos Podemos ya perdió un millón de votantes y los que fueron al PSOE fueron un porcentaje pequeño", recuerda Vallespín en este sentido. Pero otros expertos difieren y aseguran que, ahora mismo, sí existen vasos comunicantes entre los electorados de uno y otro: es el caso de Belén Barreiro, también exdirectora del CIS y directora de la empresa demoscópica MyWord, que explicaba hace unas semanas en la Cadena Ser que el regreso de Sánchez a la Secretaría General del PSOE está generando un trasvase de apoyos del partido morado al socialista

"Continúa el viaje de retorno de los votantes socialistas que se fueron a Podemos", señalaba Barreiro en este sentido el pasado 12 de junio. La experta ofrecía cifras concretas y señalaba que, según sus estimaciones "400.000 personas" de las que habían pasado a apoyar a Podemos están volviendo al PSOE. El movimiento, señalaba, compensa el flujo que se produjo en sentido contrario cuando Sánchez fue descabalgado de la Secretaría General del PSOE en octubre del año pasado: en ese momento "seguía habiendo fugas de medio millón de votantes del PSOE hacia Podemos".

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Los próximos meses serán clave

En cualquier caso, y al menos retóricamente, el acercamiento entre PSOE y Podemos ya ha comenzado. "En las últimas semanas hemos visto señales de que puede haber una competencia no destructiva", y "sólo pueden ser virtuosas las visiones que entiendan que hay dos formaciones que han llegado para quedarse", señalaba hace unos días Errejón. Y Simón señala que, si ambos partidos comienzan a llegar a acuerdos, se podría generar un clima de movilización entre el electorado de izquierdas que los impulsaría, aunque se resiste a valorar cuál sería el más beneficiado. "En ese efecto de voto estratégico de coalición, los electores tendrían que decidir cuánta fuerza otorgan a cada uno de los dos partidos", pero al menos tendrían clara la disposición de ambos a pactar.

Por ahora, Sánchez e Iglesias han pactado avanzar en una agenda económica y social común que ponga en apuros al Gobierno. Pero las trabas siguen presentes, y no sólo pasan por la competencia entre ambos, sino también por diferencias ideológicas en asuntos como el problema territorial, ya que el PSOE ni se plantea aceptar la celebración de un referéndum en Cataluña, que promueve Podemos. Pero "los efectos de estas nuevas estrategias no se verán hasta dentro de unos meses, cuando comiencen a aparecer encuestas después de que pase el efecto 'luna de miel', que impulsa a Sánchez porque acaba de ser elegido", plantea Vallespín.

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