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Igualdad

Machismo en las aulas: el movimiento feminista lucha por afrontar viejos retos en un nuevo contexto

Imagen de la manifestación del 8M en Madrid.

El inicio de septiembre supone el punto de partida de nuevos cursos, entre ellos el escolar. Y con él se abren también retos por afrontar. Terminar con el machismo en las aulas ha sido y es uno de los objetivos ampliamente reivindicado por el colectivo feminista, que entiende la educación en igualdad como prioridad a la hora de impulsar un cambio real en el conjunto de la sociedad.

Pese a la incorporación de nuevas perspectivas y dinámicas, los colegios, institutos y universidades no han logrado alcanzar aún hoy día una educación en igualdad plena y transversal. La infrarrepresentación de las mujeres en los libros de texto, la escasa formación del profesorado y la perpetuación de estereotipos de género siguen siendo fortalezas que germinan y campan a sus anchas en las aulas. Así lo perciben las expertas consultadas por infoLibre, quienes lamentan que la batalla librada contra el machismo se alimenta únicamente del "voluntarismo" de las iniciativas individuales, en lugar de responder a una estrategia firme por parte de los organismos oficiales.

Laura Nuño, directora de la Cátedra de Género del Observatorio de Igualdad de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, recuerda que tanto la Ley contra la Violencia de Género de 2004 como la Ley de Igualdad de 2007 contemplan incorporar en el currículo escolar aspectos relacionados con la igualdad de género, pero en la actualidad "no hay nada" y cualquier paso adelante responde únicamente "al voluntarismo de cada cual". La experta critica que, como consecuencia, la educación desde la infancia se basa en "normalizar la jerarquía sexual y el sexismo". El principal motivo por el que persiste este enfoque educativo, valora Nuño, es "la falta de voluntad política".

Para la socióloga Haizea Miguela Álvarez, se trata de una cuestión que implica "viejas recetas en contextos nuevos". A su juicio, existe a día de hoy "una institución educativa en cuya superficie hay novedades, pero los retos que vienen de lejos no han sido transformados". El problema, estima, es que terminar con el machismo y el sexismo, también en las aulas, todavía "se resiste porque está en todas partes, interpela a la vida de las personas" y plantea "cuánto queremos afrontar, remover y cambiar los cimientos".

Infrarrepresentación de las mujeres

Uno de los asuntos más enquistados en el entramado educativo es el de la ausencia de mujeres en el currículo escolar. Ana López Navajas, investigadora y profesora de Lengua y Literatura en la Universitat de València, considera que la falta de referentes femeninos en los contenidos "no se percibe como importante", lo que recrudece y fortalece el problema.

En el marco del proyecto TRACE Las mujeres en los contenidos de la Educación Secundaria Obligatoria (2008-2011), López Navajas ha podido constatar quela presencia de mujeres es "puro residuo". Únicamente un 7,6% de nombres femeninos figura en los libros de texto de las asignaturas de la ESO, porcentaje que incluso se reduce en el caso de Tecnología (0,9%), Ciencias Sociales (4,9%), Física y Química (4,5%), Informática (3,4%) o Latín (2,7%). En Bachillerato la situación no mejora: Rosalía de Castro y Emilia Pardo Bazán son las dos únicas autoras citadas en la ordenación del contenido de literatura que marca el ministerio.

El sistema educativo, continúa la investigadora, obvia "la genealogía de conocimiento inmenso que desde el principio de los tiempos han construido las mujeres". La cultura que se transmite, por tanto, "no es universal, sino de los hombres", porque "ellos son el centro de la historia" y como consecuencia "las mujeres quedan debilitadas y desprovistas de anclaje social". Las transmisión de una "cultura masculina como si fuera universal" no sólo es "una cuestión muy tramposa", sino que además demuestra la existencia de "una conciencia de la tradición cultural donde parece que las mujeres no cuentan".

La articulación de todos estos elementos genera "uno de los agujeros más grandes del sistema educativo", a lo que se suma "la falta de percepción del problema". Como solución, analiza López Navajas, resulta fundamental el "compromiso de la administración respecto a la formación del profesorado, y de las editoriales revisando y transmitiendo nuevos contenidos".

Cambiar el currículo y mejorar la formación

La igualdad como motor de formación abarca no sólo al estudiantado, sino también a los docentes. La receta para mejorar la forma y el contenido del discurso educativo pasa, entre otras fórmulas, por la inclusión de la igualdad de género en la agenda de los centros docentes. Actualmente "se dan charlas contra las drogas, sobre la salud, la seguridad... pero las cuestiones de género no se incorporan porque no parecen ser importantes", lamenta Laura Nuño.

El problema, continúa, es que "la formación de género está devaluada", cuando "debería tener un peso en el profesorado y debería ofrecerse como formación". Además, la realidad es que actualmente "los estudios de género no se entienden como científicos sino como una ideología", porque "se percibe que el conocimiento androcéntrico es el neutral y objetivo". Como consecuencia, añade Nuño, "sales de las escuelas pensando que tu saber es el cierto porque te lo han dado personas que tienen autoridad".

Respecto a los cambios en el currículo escolar también habla Haizea Miguela Álvarez, quien además añade que "la educación es un mundo en el que las protagonistas son las mujeres y sin embargo las personas en la toma de decisiones son hombres". A este fenómeno achaca la socióloga la ausencia de "habilidades y conocimientos" vinculados al aprendizaje emocional y relacional del alumnado. "A nivel de contenidos siguen existiendo retos y la necesidad de revisar el currículo de cara a propuestas pedagógicas y la educación en valores sólidos" que no se limiten a "acciones puntuales" porque, señala la experta, la educación en igualdad "tiene que comprender actuaciones transversales". La construcción de dicho proceso "no se puede reducir a septiembre", sino que tiene que "ir desde el primer día de clase en infantil hasta el último en la universidad".

Amor romántico y nuevas tecnologías

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"El control y el machismo se permea y muta: antes era la minifalda, ahora son las redes sociales". Con estas palabras explica Miguela Álvarez el modo en que tiene de adaptarse el machismo a nuevos contextos. En marzo de este año, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad lanzó la campaña Diez formas de violencia de género digitalDiez formas de violencia de género digital, que advierte de comportamientos dañinos ejecutados habitualmente por chicos adolescentes, como espiar el móvil de sus parejas, acosarlas a través de redes sociales o censurar las fotos que comparten. En abril, un estudio de la Universidad de Santiago de Compostela constataba que las redes sociales perpetúan los roles de género y el machismo entre los adolescentes.

En este contexto, y según las expertas, la idea de amor romántico continúa arraigada a través de estímulos sociales y culturales que inculcan planteamientos como la entrega total, la media naranja o la exclusividad, que a su vez fomentan relaciones descompensadas y propensas a actitudes de abuso. La protección, el control y los celos, de este modo, pueden desembocar en relaciones conflictivas que, bajo la apariencia tramposa de igualdad, se convierten en una forma más de violencia machista.

Teresa Meana, licenciada en Filología Románica y profesora de Lengua y Literatura Castellana, advierte del peligro que supone la combinación entre nuevas tecnologías y amor romántico, y subraya la importancia de combatirlo en las aulas. "Los celos, la posesión, el control a las chicas adolescentes y todos los mitos que no cayeron" son a juicio de Meana uno de los principales escollos que aún recorren los pasillos de los institutos. "El sistema educativo podría hacer muchísimas cosas" para evitar que este tipo de estereotipos se perpetúen, pero para ello, insiste, "hacen falta recursos" y voluntad: "Que alguien quiera tomárselo en serio y no dependa de la feminista del instituto", zanja.

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