El futuro de Cataluña

El Gobierno empieza a desactivar iconos del independentismo y deja en manos de los tribunales la respuesta a Puigdemont

El president destituido de la Generalitat, Carles Puigdemont, acompañado por su esposa, Marcela Topor, a su salida de un restaurante de Girona.

La maquinaria del Gobierno de Mariano Rajoy encargada de hacerse con el control de la administración autonómica catalana, puesta en marcha por el Consejo de Ministros el viernes con el aval del Senado, no se ha hecho esperar. Las primeras medidas se han dirigido a remover dos símbolos del independentismo: la jefatura de los Mossos d’Esquadra y la comisión especial sobre la violación de derechos fundamentales que la Generalitat había puesto en marcha para investigar la violencia policial contra los ciudadanos que intentaban proteger las urnas el pasado 1 de octubre. Ambas llegaron temprano, a través del Boletín Oficial del Estado.

Las siguientes, previstas para las próximas horas, se cocinaron en una reunión de los subsecretarios de los diferentes ministerios encargados a partir de ahora de gestionar las competencias de las consellerias de la Generalitat presidida por el secretario de Estado para las Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro. En el encuentro se empezaron a debatir algunas de las medidas más inmediatas que el Ejecutivo pretende implantar con la finalidad de devolver a la Generalitat “al orden constitucional y legal vigente” y de “garantizar el funcionamiento” de la administración pública autonómica y de sus empresas, organismos y servicios, informa Europa Press.

Mientras tanto, el destituido presidente Carles Puigdemont optó por ignorar su cese y el de los miembros de su Gobierno. A la hora de los informativos difundió a través de TV3 un mensaje grabado en dependencias de la delegación de la Generalitat en Girona en el que subrayó que sólo puede ser removido de su cargo por el Parlament, que es quien le nombró.

Puigdemont se dirigió a los catalanes que apoyan la declaración de independencia aprobada por la Cámara autonómica el pasado viernes para pedirles que defiendan pacíficamente la república catalana y se opongan democráticamente a la intervención de la autonomía decidida por el Gobierno central. Y evitó cualquier referencia a la convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas para el 21 de diciembre decidida por Mariano Rajoy. Mientras el mensaje grabado se difundía, Puigdemont paseaba por las calles de Girona en compañía de su esposa, saludando a los vecinos de la localidad.

Nadie del Gobierno hizo comentarios sobre las palabras del president destituido. Pero el Ejecutivo sí dejó caer a los medios de comunicación que, a partir de ahora, “la calificación de sus conductas corresponde al ámbito judicial”. Sobre Puigdemont pende una investigación en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por la comisión de tres supuestos delitos de desobediencia, malversación y prevaricación, a la que este lunes puede sumarse una acusación todavía más grave como supuesto autor de un delito de rebelión.

En nombre del Gobierno sólo habló su portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, y lo hizo en una entrevista concedida a la agencia Reuters: “Si Puigdemont quiere continuar en política está en su derecho. Creo que debería prepararse para las próximas elecciones”, señaló el también ministro de Educación, Cultura y Deporte.

El calendario electoral

La convocatoria electoral del 21 de diciembre ya ha motivado los primeros movimientos por parte del PP y de Ciudadanos, mientras  se multiplican las especulaciones acerca de la decisión que tomarán ERC, el PDeCAT y otra formaciones como Podém. Los partidos que quieran concurrir a las elecciones disponen de tres semanas para organizar las listas, decidir si se coaligan y elegir candidatos, según los plazos que marca la ley electoral general. El plazo para inscribir coaliciones acaba el  7 de noviembre y, unos días después, en la semana del 13 al 18 de noviembre, deberán registrarse ante la Junta Electoral las candidaturas de partidos, federaciones y coaliciones. La campaña electoral se desarrollrá entre los días 5 y 19 ya del mes de diciembre. El 20 será la jornada de reflexión previa a la votación del día 21.

A diferencia de Puigdemont, que pronunció su mensaje en dependencias del Govern y en un atril con el escudo oficial de la Generalitat, ningún otro miembro del Ejecutivo catalán realizó alguna declaración que pusiese en cuestión su cese. El comisario Josep Lluís Trapero acató la destitución decidida por el Ministerio del Interior y su número dos, Ferran López, aceptó su nombramiento como nuevo mayor de los Mossos d’Esquadra. La normalidad en la policía autonómica, según informó La Vanguardia a media tarde, se hizo visible con la retirada de la escolta a la mayoría los destituidos miembros del Govern.

No obstante, fuentes citadas por Naciodigital.cat, aseguran que los consellers y altos cargos formalmente cesados por Rajoy, con Interior como única excepción, tienen intención de ir a trabajar el lunes y seguir haciéndolo normalmente hasta que las autoridades españolas se lo impidan físicamente.

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El viernes por la mañana, horas antes de la aprobación de la declaración de independencia en el Parlament, el ahora destituido conseller de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull, aseguró que el lunes tiene la voluntad de volver al trabajo “no como conseller de la Generalitat sino como ministro de la nueva República catalana”, según consta en un vídeo difundido en Twitter.

Mientras tanto, el escenario internacional sigue sin enviar buenas noticias a los partidarios de la independencia. Estados de todo el mundo se sumaron al goteo de países que rechazan reconocer a Cataluña como estado independiente y sólo dos territorios que reclaman el reconocimiento internacional fuera de las fronteras de la antigua república soviética de Georgia, Abjasia y Osetia del Sur, anunciaron su disposición a reconocer la independencia catalana. Abjasia y Osetia del Sur sólo gozan del reconocimiento internacional de Rusia, rival geopolítico de Georgia, Venezuela, Nicaragua y Nauru.

El reconocimiento internacional es clave para el independentismo catalán y por eso Puigdemont insistió en su mensaje de este sábado en la importancia de defender pacíficamente la recién proclamada república catalana. “No tenemos ni queremos tener la razón de la fuerza. Es lo que nos pide todo el mundo, dentro y fuera de este país”, subrayó: oponerse a las medidas del Gobierno de Mariano Rajoy “con un compromiso pacífico”, “sin violencia, sin insultos y de manera respetuosa, respetando” tanto los “símbolos” como “las manifestaciones de catalanes que no están de acuerdo con lo decidido por la mayoría parlamentaria”.

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