Democracia

La confianza en el Gobierno de España cae a la mitad en la última década

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, este miércoles en el Congreso.

La confianza de los españoles en el Gobierno se ha reducido a prácticamente la mitad en los últimos diez años, y ahora mismo, en Europa solo los ciudadanos griegos y eslovenos confían menos en su Ejecutivo. Es una de las conclusiones que se extraen del informe ¿Cómo es la vida?, un documento bienal publicado por la OCDE este miércoles que refleja, además de la escasa confianza en sus instituciones, que la población española es menos feliz de media que la del promedio de los países que componen la organización o que también confía menos en su policía.

El informe recoge una gran cantidad de indicadores sobre la calidad de vida y el día a día de los ciudadanos de los más de treinta países que componen la OCDE, y también expone datos sobre la opinión que mantienen de sus instituciones. Y en España, la corrupción y la crisis económica han erosionado profundamente la confianza en el Gobierno: según los datos de la OCDE, apenas un 26,4% de los ciudadanos afirma fiarse del Ejecutivo central, un porcentaje que no ha dejado de descender gradualmente desde el año 2005, cuando eran el 50,2% de los españoles los que decían tener confianza en sus gobernantes. La cifra bajó al 43,6% en el periodo comprendido entre los años 2008 y 2010, y sufrió su mayor descalabro entre 2011 y 2013, cuando se desplomó hasta el 27,7% de los encuestados.

De entre los Estados europeos, sólo los gobiernos de Grecia y Eslovenia tiene un problema aún mayor de credibilidad entre sus ciudadanos: apenas un 25,3% de los griegos afirman confiar en el Ejecutivo, por un escaso 21% de los eslovenos. Pero incluso contando a los países del resto del mundo pertenecientes a la OCDE –en la que están presentes naciones como EEUU, Canadá, Chile, Australia o Turquía–, España no sale bien parada: además de los de Grecia y Eslovenia, sólo el Ejecutivo de Corea del Sur –en el que dicen confiar solo un 26,2% de los surocoreanos– merece menos crédito a sus ciudadanos que el español. De media, en la OCDE el 37,6% de los ciudadanos dice fiarse de su gobierno, y la cifra crece hasta el 77,9% en Suiza o hasta el 60% en Alemania.

Y es que a los españoles no les parece que pinten mucho en las decisiones que toma el Gobierno que en la actualidad lidera Mariano Rajoy. Según el informe de la OCDE (que, en este asunto, recoge datos de 2012), sólo el 23,4% se siente concernido por la acción del Ejecutivo y cree que lo que piensa influye en sus determinaciones, una cifra inferior a la media de los países desarrollados, que se sitúa en el 32,8%. El porcentaje es sensiblemente inferior al de países como Dinamarca (50,1%), Noruega (49,4%), Suecia (45,3%) o Grecia (70,9%): de hecho, sólo los ciudadanos checos, franceses, italianos y eslovacos creen que influyen menos en las decisiones de sus gobiernos que los españoles. Tampoco ayuda que más del 80% de los ciudadanos crean que la corrupción está "extendida" en el Gobierno, una cifra más de 20 puntos superior a la media de la OCDE.

La confianza en la policía es otro de los indicadores que mide el informe de la OCDE entre los relativos a la situación social de cada uno de los países, y de nuevo España no sale bien parada. Los ciudadanos aprueban a las fuerzas de seguridad, pero con un 5,4 raspado, y aunque en este caso la diferencia con la media de la OCDE no es tan grande –ésta se sitúa en el 6,1–, se trata de la séptima peor nota de los 28 países analizados –en este punto, algunos Estados no ofrecen datos–. La policía mejor valorada por los ciudadanos de su país es la finlandesa, a la que le otorgan una nota de 8,2 puntos, y las únicas que suspenden son la eslovaca, con un 4,4, y la checa, con un 4,9.

El segundo país con más paro de larga duración

Varios de los indicadores laborales y económicos del informe de la OCDE tampoco dejan a España en un buen lugar. La tasa de desempleo de larga duración se encuentra entre las más altas de los países desarrollados, ya que asciende al 9,5% y sólo es superada por la griega (que está en el 17%), mientras la media de la OCDE es del 2%. En este sentido, el porcentaje de población activa con empleo en España es la cuarta más baja de la OCDE, tras Turquía, Grecia e Italia: apenas el 60,5% de las personas en edad de trabajar lo hacen, mientras el promedio de la organización es del 67,1%. Y de lo que ingresan, los ciudadanos tienen que dedicar a mantener su hogar un 21,8% del total, un dato casi tres puntos por encima del promedio y que ha sido de los que ha crecido más vertiginosamente en la última década.

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El documento también refleja la extrema inseguridad del mercado laboral español, que de nuevo sólo es superada por la del griego: de media, una persona que pierda su empleo y se quede en el paro durante un tiempo perderá el 17,3% de sus ingresos, por apenas un 4,9% de promedio en la OCDE. "Esta pérdida de ingresos depende del riesgo de quedar desempleado, el tiempo que se espera que dure esta situación y el grado de atenuación de estas pérdidas de ingresos que proporcionan las prestaciones por desempleo", explica el informe.

No obstante, los datos recogidos por la OCDE también incluyen puntos positivos para España, que junto a Dinamarca es el país donde los trabajadores a tiempo completo tienen más horas no dedicadas al trabajo al día: 15,9 de las 24 diarias, una más que el promedio. Además, sólo el 4,5% de los trabajadores hacen regularmente diez horas extra o más a la semana, mientras la media de la OCDE se sitúa en el 12,6% y alcanza el 33,8% en países como Turquía. Sin embargo, el 40,8% tiene una carga de trabajo superior a la que puede asumir, un porcentaje superior a la media, que está en el 36,9%.

Así las cosas, los españoles se declaran menos felices que el promedio de los ciudadanos que viven en los países de la OCDE, ya que ponen una nota de 6,4 sobre 10 a sus vidas, una décima menos que la media. Y es que la insatisfacción de los españoles con sus vidas ha aumentado el triple que la media de la OCDE entre 2005 y 2015: hace algo más de una década, la nota media que los ciudadanos daban a su vida era un 7,1 por el 6,7 que registraba la OCDE. No obstante, la esperanza de vida es la segunda más alta de los países desarrollados, tras Japón: un español puede esperar vivir 83 años al nacer.

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