El futuro de Cataluña

La estrategia de Puigdemont de no desvelar sus planes dificulta la respuesta legal a una investidura a distancia

La líder de Ciutadans, Inés Arrimadas, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, junto a varios escaños vacios adornados.

Junts per Catalunya y Esquerra Republicana han acordado apoyar la investidura de Carles Puigdemont como president de la Generalitat pero no han tomado aún una decisión sobre cómo hacerla posible, toda vez que el candidato permanece huido en Bélgica y, si regresa, tiene todas las posibilidades de acabar en prisión preventiva. La diputada de JuntsxCat en el Parlament Elsa Artadi admitió que ambas formaciones están estudiando diferentes fórmulas y precisó que la negociación acerca de cuál de ellas elegir está teniendo lugar en el marco de una más amplia que incluye el programa político de la Generalitat y el reparto de puestos en el Govern.

Detrás del acuerdo de investidura anunciado este martes por las dos principales fuerzas independentistas está la voluntad del independentismo de llevar al límite el intento de devolver a Puigdemont al Palau de la Generalitat y forzar al Gobierno de Mariano Rajoy a tener que impedirlo. Fuentes soberanistas consultadas por infoLibre confirman la intención de JuntsxCat y Esquerra de convocar la sesión de investidura, el próximo día 31, sin precisar cómo se llevará a cabo. La idea es hacer más difícil una respuesta del Gobierno central a través del Tribunal Constitucional y forzar que el Estado se vea obligado a anular la investidura una vez realizada y no antes de que tenga lugar.

Fuentes del TC confirmaron a infoLibre que el Alto Tribunal puede suspender la sesión de investidura “como medida cautelar siempre que en la convocatoria conste que va a ser telemática o por delegación”. Pero que será “más difícil” impedirlo “si simplemente se convoca sin explicitar cómo se va a hacer, como si fuese una investidura normal”.

Artadi, la portavoz de JuntsxCat, explicó que, independientemente de lo que pase con la CUP, la lista del president tiene un acuerdo con ERC para apoyar la investidura de Puigdemont y, por tanto, su compromiso: “No entenderíamos que fuera de otra manera. ERC está con la restitución del Govern y las instituciones catalanas. Apoyar significa apoyar”, añadió en una rueda de prensa recogida por Europa Press, lo que significa que confían en el criterio del nuevo presidente de la Cámara, el republicano Roger Torrent, pese al informe contrario de los letrados sobre una investidura a distancia.

“Los letrados del Parlament hacen informes que asesoran. Quien debe aplicar el reglamento del Parlament es la Mesa y el pleno”, señaló Artadi. Ahora, ya con la nueva Mesa, pedirán la delegación de voto de Puigdemont y de los exconsellers Clara Ponsatí y Lluís Puig, los tres huidos en Bélgica.

Las intenciones de Carles Puigdemont constituyen en este momento una incógnita. Joan Maria Piqué, portavoz de Puigdemont, repitió este miércoles a la cadena británica BBC que el president destituido está dispuesto a regresar a Cataluña pero sólo si las autoridades españoles le den las garantías suficientes de que no será detenido cuando cruce la frontera. Y si consigue ser elegido president, su plan es gobernar a distancia: “Es perfectamente posible porque vivimos en el siglo XXI”, sostuvo en su conversación con la BBC, en la que puso como ejemplo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de quien dijo que no dirige el país desde “cada ciudad y cada pueblo” estadounidense.

Salvada la sesión constitutiva del Parlament, el Gobierno de Mariano Rajoy no tiene intención de recurrir la delegación de voto de los presos, especialmente después de que auto dictado por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena facilitándola. Tampoco lo hará Ciudadanos, que entiende que al ser una decisión de la Mesa de edad no sienta ningún precedente y tendrá que ser la Mesa definitiva la que se pronuncie sobre este asunto.

A partir de ahí, Moncloa tiene intención de permanecer atenta a la convocatoria del pleno de investidura que anuncie la nueva Mesa del Parlament y actuar en consecuencia. En el Ejecutivo están convencidos de que todo el mundo —incluidos los soberanistas— saben que Puigdemont no va a ser president y que JuntsxCat sólo mantiene su candidatura por motivos “propagandísticos” . Y se aferran a que el tiempo corre en su contra: el 31 de enero empiezan a correr los dos meses de plazo para evitar una repetición de elecciones que los soberanistas quieren eludir a toda costa. En Ciudadanos también tiene intención de esperar as ver cómo actúa la Mesa antes de tomar una decisión, según fuentes de la organización que dirige Inés Arrimadas.

Si la nueva Mesa del Parlament convoca la sesión de investidura sin hacer referencia al voto telemático o a que el candidato pueda delegar su intervención en otro diputado, y se limita a abrir esa puerta el día fijado para la celebración del pleno, el Gobierno contará con muy poco margen de tiempo para solicitar y obtener un dictamen del TC suspendiendo la sesión antes de que se vote la investidura.

El pasado mes de octubre, el PSC solicitó —y obtuvo— un auto del TC bloqueando la celebración de un Pleno del Parlament que iba a tramitar una solicitud de comparecencia de Puigdemont ante el Pleno de la Cámara “para valorar los resultados del referéndum del 1 de octubre, y sus efectos, de acuerdo con la Ley de Referéndum de Autodeterminación”, que ya había sido suspendida por el Alto Tribunal. Para anticiparse a los planes de JuntsxCat y ERC el Gobierno necesita probar ante el TC que los independentistas planean hacer president a Puigdemont a distancia.

El contraste entre Torrent y Forcadell

Lo que ocurra ese día y en las semanas que le seguirán depende en gran medida de las decisiones que tomará la nueva Mesa del Parlament, elegida este miércoles. El discurso de su presidente, el republicano Roger Torrent, no ha pasado desapercibido, especialmente porque no incluyó ni una sola referencia, directa o indirecta, a la república catalana ni a su desarrollo durante la legislatura que acaba de empezar, a pesar de que en las últimas semanas el propio Torrent había apostado por este objetivo.  

La expresidenta del Parlament Carme Forcadell habla con el nuevo responsable de la Cámara catalana, Roger Torrent.

Nada que ver con el discurso que pronunció hace dos años, el 26 de octubre de 2015, su antecesora en el cargo, Carme Forcadell. La también diputada republicana pidió entonces a los diputados estar “a la altura del momento”, hacer “presente el futuro del proceso constituyente” y conseguir “que el legado legislativo de este Parlament” fuese “la creación de un marco jurídico propio”. “Nuevos paradigmas piden un nuevo Parlament”, demandó en aquel discurso de toma de posesión. “No seamos esclavos del pasado, seamos creadoras de futuro. Con esta legislatura cerramos la etapa autonómica y elevamos un nuevo escenario hacia el mañana”, proclamó. “Seamos conscientes de que protagonizamos un momento fundacional. Ahora y aquí creamos un antes y un después. Desde ahora mismo constituimos un Parlament soberano, que quiere representar un pueblo libre”, pasando de “un Parlament regional de competencias limitadas, a un Parlamento nacional cono plenas atribuciones”. Y concluyó: “Diputados y diputadas, pongámonos a andar, comenzamos el proceso constituyente. ¡Viva la democracia, viva el pueblo soberano, viva la República catalana!”.

En evidente contraste con estas palabras, Roger Torrent ni siquiera cerró su discurso dando vivas a la república. Y a las pocas horas de haber tomado posesión, eliminaba de su Twitter personalpersonal el texto con el que hasta ahora se definía como “diputado de ls república catalana” y lo sustituía por otro en el que se limita a presentarse como “15º president del Parlament de Cataluña”.

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El contraste ha sido tan evidente que la CUP lo ha criticado sin paliativoscriticado. Su portavoz en el Parlament, Carles Riera, le acusó de recular y traicionar “el espíritu del 1 de octubre”, al que no hizo ni una sola referencia, y advirtió de que está en riesgo el apoyo de la CUP a la investidura de Carles Puigdemont si JuntsxCat y Esquerra siguen por ese camino.

La sesión constitutiva, subrayó Riera, ha sido muy decepcionante porque “no ha servido para retomar la república que se proclamó en el último pleno” el 27 de octubre. “No compartimos en absoluto la orientación política que se ha establecido hoy, y no va en el buen sentido para materializar la república ni consolidar el bloque independentista y republicano”, lamentó Riera

JuntsxCat y ERC deben empezar ya un diálogo serio sobre la hoja de ruta de la nueva legislatura, subrayó, porque “la CUP no es un cheque en blanco y hay que cuidar las formas tras más de 48 horas sin contactos: la CUP no se puede comprometer con un Govern que se comprometa a la autonomía”, informa Europa Press.

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