El futuro de Cataluña

Los programas de JxC y ERC apuestan por un Govern que ensanche la base social de la "república"

Roger Torrent, presidente del Parlament, y Carles Puigdemont, candidato a la investidura, durante la reunión que mantuvieron en dependencias de la Alianza Libre Europea en Bruselas.

Junts per Catalunya (JxC) y Esquerra Republicana (ERC) negocian el programa político con el que quieren gobernar Cataluña los próximos cuatro años. Con Carles Puigdemont en la Presidencia si consigue ser investido, pero también sin él si, al final, el Gobierno de Mariano Rajoy y el Tribunal Constitucional impiden al president en el exilio regresar al Palau. Y mientras intentan ponerse de acuerdo, la CUP amenaza con no apoyar la investidura si las organizaciones lideradas por Puigdemont y Oriol Junqueras no aceptan que el punto de partida sea la construcción de la república catalana.

En los programas de las formaciones independentistas mayoritarias es fácil encontrar propuestas homologables. Entre ellas destaca una: tanto JxC como Esquerra dan prioridad a que el Govern ensanche “la base social de apoyo a la república” a través de un proceso participativo de acumulación de fuerzas que le permita acabar negociando con el Estado. “Un gran diálogo de país en clave constituyente”, concretan los republicanos. Un plan cuya eficacia depende, reconoce ERC, de la capacidad que el nuevo Govern tenga de “saber reunir a su alrededor todas aquellas voluntades favorables al ejercicio del derecho a decidir y contrarias a la aplicación del artículo 155”, en referencia directa a los votantes y a los dirigentes de la alianza formada por la Catalunya en Comú de Ada Colau y Podemos.

Una de las principales ambiciones políticas de la candidatura de Puigdemont es la de “promover un gran debate nacional, participativo y de empoderamiento de la ciudadanía que aborde los rasgos y los ejes que deben conformar la constitución de la República catalana”. Una idea muy parecida a la que Esquerra describe en los siguientes términos: “Un gran diálogo de país que, con vocación constituyente y voluntad democrática”, defina “el modelo de República por el que optamos” y que “ensanche aún más, por medio de instrumentos y procesos participativos de deliberación social, la amplia mayoría ciudadana a favor de hacer realidad la República Catalana”.

Los objetivos de la legislatura

El programa de los republicanos, mucho más explícito que el de JxC, da detalles sobre el objetivo de este diálogo: “Los grandes consensos de país hay que construirlos con la mayoría social favorable al derecho a decidir y la autodeterminación” yendo “más allá de los favorables al sí a la independencia”.

Donde JxC cita el ejemplo de Congreso de Cultura Catalana, cuyo 40º aniversario se celebra este año —una experiencia que se proponen “reivindicar” como “un modelo que puede orientar el debate del proceso constituyente”, explican en su programa— Esquerra menciona como precedente “diálogos de país” en Estados de nuestro entorno que “pueden servir como referente a seguir: la Convención Constituyente de Irlanda (2012-2014) o la National Conversation en Escocia (2007-2009)”.

El “gran diálogo de país”, propone el programa republicano que en estos momentos negocian con la candidatura de Puigdemont, “deberá cerrarse con la convocatoria de un Foro Cívico formado por representantes de la sociedad civil y de los partidos políticos” y guiado por el Govern para, en definitiva, “transitar ordenadamente y de la manera más ampliamente participada y mayoritaria posible hacia una Cataluña libre, socialmente justa y moderna y eficaz desde el punto de vista institucional. En otras palabras, hacer posible la República Catalana”, subraya Esquerra.

 

Carles Puigdemont atiende a los periodistas en dependencias de la Alianza Libre Europea después de reunirse en Bruselas con el president del Parlament, Roger Torrent.

La candidatura de Puigdemont quiere un Govern no sólo para “restaurar” al president y “restituir las instituciones catalanas” sino para “continuar, de acuerdo con el mandato democrático del 27 de septiembre y el 1 de octubre, la construcción de la República catalana”. Un Ejecutivo que exija “la revocación de las causas pendientes por motivos políticos e insista en “abrir un diálogo con España” pero “reafirmando” el derecho de Cataluña a la autodeterminación.

El programa de Esquerra también tienen en este capítulo propuestas muy próximas a las de la candidatura independentista más votada el 21 de diciembre. “Ahora toca constituir un Govern fuerte que pare los pies a la ofensiva del Estado, defienda nuestras instituciones, impulse políticas republicanas con voluntad social y potencie aquellos ámbitos de decisión a partir de los que avanzaremos hacia la República Catalana”, declara el documento con el que los republicanos pidieron el voto. Un Govern que trabaje “para hacer efectivo el reconocimiento del derecho a la autodeterminación ejercido por el pueblo de Cataluña el referéndum del 1 de octubre”, que exija “la liberación de los presos políticos, la retirada de los efectivos policiales responsables de la represión del referéndum del 1 de octubre y la finalización de la presión policial y judicial que coarta el ejercicio de las libertades públicas de la ciudadanía y los cargos electos de Cataluña”.

Y también negociar. Igual que JxC, el programa de ERC quiere “emplazar a España, al tiempo que a las instituciones europeas, para lograr una negociación a través de la cual, en pie de igualdad y sin ninguna renuncia previa, se haga posible el acceso de Cataluña a la plena independencia y la efectiva y pacífica articulación democrática de la República Catalana”.

ERC y JxCat discrepan en fijar el pleno de investidura para el martes o el miércoles

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La línea roja de la CUP

Ese diálogo es, precisamente, una línea roja para la CUP. Y si JxC y Esquerra insisten en incluirlo en su programa de gobierno corren el riesgo de no sumar en la investidura los votos favorables de los cuatro diputados anticapitalistas. Un apoyo decisivo si los independentistas quieren resolver en una sola jornada la investidura, prevista en principio para el próximo martes 30 de enero, para que así el Gobierno central y el Tribunal Constitucional no tengan tiempo de invalidar el procedimiento antes de la votación. Sin la CUP, JxC y Esquerra no tienen mayoría absoluta y deberán esperar dos días antes de repetir la votación y ganarla sin los anticapitalistas, lo que en teoría dará al Gobierno de Rajoy la oportunidad de invalidar el procedimiento si la investidura se realiza a distancia o si votan los diputados que permanecen en Bélgica.

Los cupaires hicieron público este miércoles el documento que han trasladado, por separado, a las otras dos fuerzas independentistas en el Parlament. En él reclaman la restitución y actualización de las leyes suspendidas por el Constitucional y continuar adelante con la implementación de la república catalana aunque “puedan ser objeto de suspensiones o prohibiciones por parte de las instituciones del Estado”. Eso implica la convocatoria de una asamblea constituyente, la toma de control de todas las infraestructuras y de la justicia, la internacionalización de la república o la suspensión del pago de la deuda, entre otras medidas.

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