Financiación ilegal

El tsunami de Ricardo Costa alcanza a una senadora del PP de Alicante

La senadora Adela Pedrosa, con la líder del PP valenciano, Isabel Bonig, en un acto electoral en diciembre de 2015.

El miércoles, casi dos horas después de que Ricardo Costa hubiera lanzado la bomba en el juicio sobre la financiación del PP valenciano, cinco abogados de las defensas le hicieron más de 30 preguntas. Costa, que para entonces ya había abundado en detalles de cómo el partido pagó sus campañas de 2007 y 2008 con "dinero negro" o facturas falsas de contratistas públicos de la Generalitat y que había señalado a su jefe directo, el expresident Francisco Camps, como el creador y artífice de ese modelo, contestó sucesivamente con un estribillo apenas interrumpido por un par de respuestas lacónicas a preguntas sin peligro: "No le voy a contestar", fue una y otra vez su respuesta.

Pero cuando el letrado de Álvaro Pérez, El Bigotes, le interrogó por Adela Pedrosa, alcaldesa de Elda entre 2007 y 2015 y hoy senadora por Alicante y secretaria segunda de la Mesa de la Cámara, Costa hizo una excepción. Y la hizo para atornillar su versión sobre su antecesora en el cargo de secretaria general del PP valenciano. Pedrosa, contestó el acusado al defensor de El Bigotes, Javier Vasallo, "era secretaria general del partido en las elecciones de 2007 y se nos informó a los dos de la mecánica de pagos del partido". Según Costa, Pedrosa no solo lo sabía todo sino que se benefició del dinero negro acopiado por el PP para su campaña a la Alcaldía de Elda en 2007.

La senadora lo niega todo. De cabo a rabo. Empezando por su papel orgánico: "Formalmente –sostuvo el viernes en una breve conversación telefónica con infoLibre– ocupé el cargo hasta junio de 2007, pero yo no ejercía desde diciembre de 2006, ni he tenido nunca firma ni nada". Y terminando por la almendra de la acusación: "Soy una persona honesta que se está comiendo un marrón porque un acusado quiere defenderse mintiendo".

Pedrosa, cuyo nombre ya aparecía en los documentos incautados a la trama Gürtel sobre regalos a dirigentes del PP valenciano, anunció acciones legales el mismo miércoles. Y este viernes se declaró dispuesta a comparecer en las Cortes valencianas, que es lo que le reclama con urgencia Compromís: "No tengo nada que ocultar", fueron sus palabras.

"El juez nunca ha visto nada contra mí"

Hace cinco años y medio, exactamente el 10 de julio de 2012, la hoy senadora y exalcaldesa aseguró ante el juez instructor del caso que fue Costa quien desde su aterrizaje a finales de 2004 llevó siempre los temas económicos del partido por encargo de Camps. Y que ella misma le había visto muchas veces en su despacho reunido con El Bigotes. Al igual que Camps, la senadora nunca estuvo imputada. "Aquí –razona Pedrosa– ha habido una instrucción de años y el juez nunca ha visto nada contra mí".

La andanada de Costa contra Pedrosa quedó eclipsada el miércoles por la envergadura de sus acusaciones contra el expresidente de la Generalitat, cuya declaración como testigo en el juicio puede convertirse en una gymkana dadas las dificultades de preguntarle cualquier cosa que no entrañe el riesgo de una autoinculpación, con independencia de los plazos de prescripción. Pero esa andanada amenaza con crear nuevos problemas al PP sobre su política en materia de corrupción: hayan o no prescrito los delitos, lo dicho por Costa sobre Pedrosa afecta a una senadora en activo y que, además, ocupa un cargo en la Mesa, órgano rector de la Cámara.

En su declaración del miércoles, y a solo unos minutos de distancia de la frase con que emprendió la demolición definitiva de Francisco Camps –"Sí, es cierto que el PP se financiaba con dinero negro"-, Costa había narrado a preguntas del fiscal que en 2005 la entonces gerente del partido en Valencia, Cristina Ibáñez, ya les había informado a ambos, a Adela Pedrosa y a él, de que las donaciones en efectivo se ingresaban a diario en tandas inferiores a 3.000 euros y en sucursales bancarias distintas para no alertar a Hacienda. Aquello lo definió Costa como un "sistema preestablecido", pero en la secuencia del relato podían surgir dudas sobre si lo que había pretendido decir era que Pedrosa conocía que esas aportaciones eran dinero negro sin paliativo. La pregunta del letrado de Pérez, que persistió en formularla una vez que el juez intentó pararla en seco –"Vamos a ver ver, señor letrado, ni siquiera es acusada"– permitió a Costa disipar las dudas.

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El ex secretario general del PP valenciano, y también durante el turno del fiscal, había entregado otro dato: que el dinero negro facilitado por empresarios en 2007 había servido, también, para pagar actos de la campaña de la alcaldía de Castellón, a la que concurría el hoy también senador Alberto Fabra, y de las alicantinas Sonia Castedo, presta ya a sentarse en el banquillo por el caso Brugal, y Adela Pedrosa. Según Pedrosa, no se trata de un dato sino de otra "mentira" en lo que a ella concierne. Costa, mantiene la parlamentaria, no ha cantado: "Cantar una persona que puede mentir porque le pueden caer siete años y medio no es cantar".

Citada como testigo para el 22 de febrero, la senadora vindica su honestidad y un absoluto desconocimiento de cualquier atisbo de financiación ilegal. Pero, al igual que –salvo Costa– han hecho los otros exdirigentes del PP acusados en este proceso –falta uno por declarar–, Pedrosa se limita a defender su actuación, no la del resto: "Cuando llegué, a finales de 2004, me contaron el sistema de financiación, cuotas, subvenciones, faltaría más, pero nada de lo que ha dicho Costa", asegura la senadora a infoLibre.

Este periódico hizo notar a la senadora que por primera vez en la historia judicial española todas las partes involucradas –los empresarios que operaron como financiadores, la cúpula de la trama Gürtel que cobró, y el exdirigente que manejaba las riendas del partido que se benefició– han confesado. Y que esa coincidencia confiere mayor veracidad a las confesiones: "Ese –responde Pedrosa– no es mi problema. Lo que ha dicho Ricardo Costa sobre mí es mentira".

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