Educación

España es el sexto país de la UE con mayor segregación en las aulas por motivos socioeconómicos

Imagen de archivo de un centro educativo.

España es el sexto país de la UE con un sistema educativo más fragmentado según los recursos y el entorno de las familias, sólo por delante de países del este como Bulgaria, Eslovaquia, República Checa, Rumanía y Hungría y alejado de otros de su entorno más cercano como Francia, Alemania, Italia o Portugal. Esta es una de las principales conclusiones del trabajo Magnitud de la segregación escolar por nivel socioeconómico en España y sus comunidades autónomas y comparación con los países de la UE [consultar, aquí], realizado por los profesores de la Universidad Autónoma de Madrid F. Javier Murillo y Cynthia Martínez-Garrido

La investigación fue realizada a través de un análisis exhaustivo de datos recogidos en el último informe PISA, que además de la adquisición de conocimientos de los estudiantes de 15 años en tres áreas temáticas clave (lectura, matemáticas y ciencias), mide diversos aspectos relacionados con el origen social y familiar de los alumnos a través del índice ESCS, que refleja el nivel educativo de los padres, la riqueza de la familia, los recursos educativos o las posesiones relacionadas con la cultura existentes en el hogar. En la última edición de PISA, de 2015, participaron cerca de 540.000 alumnos, 39.066 de ellos en España.

Según los cálculos de los autores, en España, el 38% de los estudiantes debería cambiarse de escuela para lograr un reparto igual a la presencia de los estudiantes de su grupo de población total. Además, la probabilidad de que un alumno se encuentre en su centro educativo con otro de su mismo grupo es del 32%. Por otro lado, la investigación revela que la segregación para los estudiantes con familias de mayor nivel socioeconómico es mayor que para las de menor, lo que apunta hacia la "elitización" del sistema.  

A preguntas de infoLibre, el profesor Murillo explica que, desde la perspectiva del rendimiento, la segregación afecta especialmente a los alumnos con menor nivel socioeconómico, que además suelen asistir a escuelas que tienen más dificultades, con más profesorado interino o más problemas de financiación o infraestructuras por la zona en la que se encuentran; al tiempo que favorece a los que viven en entornos más acomodados social y económicamente.  

No obstante, insiste en que una red de escuelas fragmentadas no beneficia a unos alumnos y perjudica a otros, sino que tiene consecuencias para la sociedad en su conjunto porque, explica, "sólo se puede avanzar en convivencia si los alumnos conviven con otros de diferentes características en la escuela". "Un sistema educativo segregado impide una verdadera igualdad de oportunidades y no puede generar una sociedad inclusiva", añade. De hecho, Murillo y Martínez-Garrido sostienen en su trabajo que uno de los retos más importantes que tiene la educación española en la actualidad es el de la equidad, por encima incluso del desafío de la calidad.

Diferencias por comunidades 

La investigación, no obstante, ofrece un panorama heterogéneo en el conjunto del país y revela que existen grandes diferencias por autonomías. Destaca especialmente la "altísima" segregación de Madrid, que se sitúa a la comunidad entre Hungría y Rumanía, los dos países con sistemas educativos menos inclusivos de la UE. Los autores explican que la segregación residencial es uno de los factores que explica la fragmentación, aunque no el único. Las decisiones políticas son también muy relevantes. 

En este sentido, los autores vinculan el dato de Madrid con el hecho de que es la región de España que más ha impulsado la creación de sistemas de "cuasi-mercado" con medidas como el establecimiento del distrito único, por el cual las familias pueden elegir el centro entre todos los de la región; la publicación de rankings de centros atendiendo a los resultados de pruebas externas estandarizadas; la "discutida" política de creación de centros bilingües "que está generando procesos de selección implícitos por los cuales los alumnos con más recursos asisten a estos centros, dejando fuera a los que más dificultades tienen" o la apuesta "decidida" por fomentar la educación privada

"Las políticas encaminadas a favorecer la competitividad entre centros posibilitan que los padres con mayores recursos, no sólo económicos sino también culturales, se permitan elegir, mientras que el resto se quedan con las plazas sobrantes porque la escuelas son las que son", explica Murillo. Otras comunidades que se caracterizan por tener una red de escuelas fragmentada por el origen socioeconómico de las familias son Canarias y Cataluña.

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En contraposición, Baleares, Galicia o Castilla y León tiene sistemas educativos con un nivel de segregación según los recursos y el entorno de los alumnos muy bajo, justo entre Suecia y Finlandia, que son los países con menor segregación de Europa y cuyas escuelas se caraterizan por parecerse más a toda la sociedad en su conjunto. 

Como primeros pasos para reducir la segregación por motivos económicos, Murillo apunta a la eliminación de las políticas que favorecen la competitividad entre centros, así como a la necesidad de que se haga efectivo el cumplimiento de la legislación en lo que se refiere a que los centros educativos no pueden excluir a ningún estudiante. Alude concretamente a las escuelas concertadas (privadas subvencionadas) que hacen un papel de selección que va "más allá de lo que les corresponde". También cree necesario hacer políticas de "compensación" para que haya un real intercambio entre los diferentes niveles socioeconómicos con el objetivo de tener "una escuela tan diversa como es la sociedad"

La perspectiva, sin embargo, no parece muy alentadora. Murillo explica que, tras veinte años de caída, la segregación escolar por motivos socioeconómicos comenzó a aumentar de nuevo en 2012 coincidiendo con los peores momentos de la crisis económica. Y que esa tendencia se mantiene en la actualidad llegándose a registrar datos que son incluso peores que los alcanzados a finales de los noventa. 

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