Igualdad

La lucha no termina el 8M: los retos que afronta ahora el movimiento feminista

Manifiestación del 8M en Santa Cruz de Tenerife.

Las expectativas, acordes con el trabajo realizado durante meses, eran altas. Pero la realidad ha superado todo vaticinio. Este jueves las calles se llenaron de una marea violeta que clamó por el derecho de las mujeres a ser iguales, libres y diversas. Las cifras hablan por sí solas: en Barcelona se concentraron más de 200.000 personas según la Guàrdia Urbana, mientras que en Madrid fueron 500.000 las asistentes según la organización (170.000 según la Delegación del Gobierno). El Ayuntamiento de Sevilla ha cifrado la participación en 100.000 personas y en Bilbao las manifestantes sumaron cerca de 60.000 voces. Mujeres de todo el país salieron la tarde del jueves a las calles, tras una jornada de concentraciones y huelga general, para lanzar un mensaje común.

La Comisión 8M y las plataformas territoriales que orbitan a su alrededor hacen balance con los ánimos aún a flor de piel. "Que esto marca un antes y un después es bastante indiscutible", asegura Julia Cámara, miembro de la coordinación estatal del 8M. "Teníamos en mente que la fecha iba a superar las expectativas, pero ha sido mucho más", dice la activista. A su entender, lo que se está haciendo es "en cierto modo tejer un nuevo sentido común en el que las mujeres ya no pueden verse excluidas de la dimensión pública". "Puede parecer pequeño o simbólico", agrega, "pero trasciende en la vida de muchísimas mujeres".

Evaluar, hacer balance y seguir

La hoja de ruta más inmediata marca los próximos pasos en la agenda feminista. "De momento tenemos que realizar la convocatoria del tercer Encuentro Estatal", explica Julia Cámara. De la voluntad común de todas estas mujeres surgió un primer Encuentro Estatal en Elche, en septiembre del año pasado, y posteriormente un segundo Encuentro Estatal en Zaragoza, que el 13 y 14 de enero reunió a cerca de 400 personas. El objetivo, relata la activista, es "ser capaces de hacer un buen balance colectivo tanto de la fecha en sí como del proceso previo de preparación". El encuentro, que aún no está ubicado en el calendario, estará precedido por "asambleas de evaluación en todos los territorios" donde tienen presencia las comisiones, y ahí "se verá qué proyección se le dará a lo que las mujeres han tejido".

Se hace igualmente necesario, a corto plazo, consolidar "redes de coordinación estables". "Para salir el año que viene con mucha más fuerza y crear vínculos de trabajo que se mantengan en el tiempo", añade Cámara, y no funcionen únicamente como "respuestas concretas a una fecha". La activista subraya que el trabajo de las distintas plataformas repartidas por todo el Estado ha logrado generar una "estructura que ha facilitado el encuentro de feministas de distintas procedencias, generaciones y mujeres que no estaban organizadas", de modo que mantener esa dinámica transformadora es ahora una prioridad.

Con ella coincide Chelo Hernández, vocera de la Comisión 8M. Igual que a lo largo de todo el año, "las asambleas son abiertas y cualquier mujer puede acudir a título individual para unirse libremente". La dinámica, dice, no se va a romper. "Lo bonito es que en los barrios las asociaciones nos llamaban, pero eran las propias mujeres las que seguían" y precisamente han sido las "organizaciones de barrio las que han comunicado la convocatoria a los vecinos, las que se han movido". Todo ello, agrega, "va a durar y perdurar, porque ya existía pero ahora es más grande".

Marcar el rumbo

El movimiento feminista "no se acaba el día 8" sino que "el resto de los días están ahí", señala Chelo Hernández, quien entiende que el primer paso, mostrar "lo que siente la sociedad", ya se ha demostrado. Llega el tiempo ahora de las respuestas. "Queremos no sólo políticas concretas, que ya tenemos, sino hechos", asevera. La sociedad "está pidiendo un cambio" que requiere de "presupuestos" y voluntad política. "Vamos a estar ahí para que todo lo que demandamos masivamente se haga realidad y no sean sólo palabras".

Laura Nuño, feminista y directora del Observatorio de Género de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, sostiene que la huelga feminista y su manifestación es diferente a cualquier experiencia previa. "Es producto del hartazgo, de que se aprueben leyes y no se cumplan", señala. "El desprecio y la falta de derechos y libertades es ostentoso". Nuño recuerda la necesidad de un Pacto de Estado contra la Violencia de Género efectivo, el cumplimiento de las leyes, una norma que penalice la brecha salarial, la lucha contra la violencia sexual o la cosificación de las mujeres. "España ha sufrido un retroceso desde la crisis" porque "incumplir las leyes de igualdad sale gratis".

Ahora, advierte, resulta fundamental estar alerta porque determinados actores políticos "van a intentar rentabilizar el feminismo, hablando de un feminismo sensato o diciendo que son ellos" sus máximos representantes. En este punto se detiene también Julia Cámara. "Miembros de diversos sectores políticos que habían casi despreciado la convocatoria, como Albert Rivera o el Gobierno de Mariano Rajoy, han salido ahora para respaldarlo", dice. Los mismos sectores que "hace dos días hablaban de una convocatoria elitista, de movimiento reducido", no quieren ahora "verse excluidos". Cámara estima que, ante "un movimiento que demuestra tantísima fuerza", nadie quiere estar ajeno. "Pero la gente no es tonta, y realmente es muy difícil convencer de que estás apoyando algo que hasta hace dos días despreciabas".

Frente al apresurado apoyo a posteriori, añade, el movimiento feminista lleva realizando un trabajo extenso no de mera preparación, sino uno "muy bueno y constante de contenidos". El manifiesto, de hecho, "no es algo que redactara una comisión de tres personas", sino que es fruto de "una asamblea plenaria de más de 400 personas y de un proceso de elaboración colectiva que hace difícil negar que esos contenidos están ahí y han articulado el movimiento". Aunque hay sectores que "intentan sumarse a la ola, no terminan de comprender lo que ha pasado".

Ocurre algo similar con los sindicatos. "Ahora CCOO y UGT  [concretamente sus ramas aragonesas] no descartan convocar una huelga de 24 horas", dice Cámara, quien reprocha que hayan llegado "un año tarde". "La huelga de 24 horas ha existido a pesar de los sindicatos mayoritarios" y ocurre que "ciertos sectores políticos y sindicales a quienes hasta ahora les había pertenecido el feminismo, de pronto se les escapa". Por ello considera que el movimiento de base, que ha llevado el timón hasta el momento, debe seguir marcando el rumbo.

De lo social a lo político

La continuidad del movimiento feminista está más que blindada. Laura Nuño considera que "el movimiento es muy activo" y las mujeres más jóvenes, dice, "lo ven como una señal de identidad irrenunciable". "Parar eso es difícil", estima. Aunque los medios de comunicación desempeñen "un mayor o menor seguimiento", los actores interpelados tienen la pelota en su tejado para dar respuesta a las demandas planteadas. "Si no lo hacen, llamaría poderosamente la atención", sostiene.

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Por otro lado, recalca la activista, existe una "parte organizada en torno al movimiento feminista" y otra que se desarrolla de forma más cotidiana. Se trata de "no aceptar lo que hemos estado tolerando hasta ahora". "Antes tú te tapabas como podías, la culpa era tuya, y ahora la responsabilidad está en el otro", de forma que existen determinadas "prácticas, comportamientos y actitudes que ya no se van a consentir". Hasta ahora, dice, todo esto se "vivía como algo individual y ahora es una práctica colectiva". Las mujeres se han dado cuenta de que "no es casualidad, sino fruto de un sistema socializado en el machismo". Precisamente esa, concluye, "es la parte que está mudando" y la que de forma más directa llevará a cambios materiales para las mujeres.

Chelo Hernández también interpreta que los cambios "se van a plasmar en la cotidianidad", algo que ya se ha percibido durante el proceso preparativo. El cambio social es, a su juicio, "fundamental para que se produzcan cambios políticos", porque "la política va por detrás de la sociedad". El reclamo feminista es imparable: "Ya se está dando, ya está encima de la mesa, ya estamos exigiendo", dice la activista.

En este trayecto, Julia Cámara recuerda la experiencia tras el 15M. "Vivimos un periodo de dos años posterior al 15M con cierta ilusión en el que parecía que todo se podía solucionar en la esfera de la calle" pero "eso resultó no ser así". Aunque sí "se solucionan determinados aspectos", lo cierto es que no es la única fórmula. "Hubo después cierto periodo de ilusión más político y electoral" pero es necesario "aprender de esa evolución y comprender que las dos esferas son necesarias" y debe existir, en ese sentido, "una interacción dialéctica" entre ambas. "Por más proposiciones de ley que se registren si no hay movimientos con una estructura de base participada eso no va a ningún lado". Todos los movimientos de calle, subraya, "tienen que presionar para que sus demandas se conviertan en políticas reales".

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