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Los separatistas están especialmente desconcertados porque el Estado, por fin, se decidiera tras el aldabonazo del discurso del Rey en octubre del año pasado a perseguir sus delitos. El asunto de la violencia les tiene especialmente molestos porque se tomaron muchas molestias en aparentar que el "prusés" era más pacífico que Gandhi y la Madre Teresa de Calcuta juntos: después de años en que parecía que se les dejaría hacer hasta llegar a la independencia por los hechos consumados, el Estado les persigue ahora por lo que han hecho con certeza y hasta por lo que es dudoso. Porque dudoso es que se pueda probar la violencia y, por tanto, la rebelión. Pero eso no debería hacernos olvidar que los separatistas han acumulado multitud de delitos graves y que nadie puede dudarlo porque han sido ellos mismos los que se han encargado de anunciarlos y publicitarlos jactanciosamente urbi et orbi: puede de rebelión, no; pero no hay duda sobre la sedición, malversación, desobediencia y prevaricación. Hay donde elegir aunque la actuación de Mazas no fuera muy feliz y aunque la instrucción de Llarena sea discutible.
El lamentable caso Naseiro dejó claro para cualquier persona mínimamente ecuánime que aquel señor era un delincuente y que el PP se financiaba ilegalmente, pero un defecto formal (la obtención por lo visto ilegal de las pruebas) les permitió a uno y otro irse de rositas. Quienes ahora insisten hasta la náusea en que no ha habido violencia para evitar la extradición y la condena están jugando el mismo triste papel que, en su día, jugaron los defensores de Naseiro: conviene subrayarlo.
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www.infolibre.es ISSN 2445-1592
Estimado Sr Plaza: el tema de la definición de la violencia de un hecho o conducta es muy controvertido; aunque suele haber pautas de acuerdo entre los estudiosos de la materia como el hecho de que el "violentador" nunca reconoce haber ejercido violencia.
Me ha resultado curioso acercarme a la definición de una violencia, hoy por hoy, muy investigada y en la que la sociedad parece haber encontrado un común acuerdo y para la que se ha creado, incluso, un marco jurídico bastante desarrollado: la "ley orgánica 1/2004 de medidas de protección integral contra la violencia de género".
Pues bien, en las "Jornades de Foment de la Investigació" de la Universitat Jaume I, se han esforzado en definir una "Escala de evaluación del tipo y fase de la violencia de género” publicitada y publicada con desarrollo de encuestas y demás que no vienen al caso y que se pueden buscar en la red.
Lo que a mí me ha interesado ahora sí, para el caso que nos ocupa, es la exposicion y explicación de dicha escala.
La dejo en el comentario a continuación para que se observen las similitudes y concurrencias de los tipos de violencia y -muy interesante- las fases de la misma en una definición de "violencia" que, hoy por hoy, la sociedad tiene plenamente asumida.
Lamento la extensión pero cuando álguien o muchos se empeñan en decir que no han ejercido violencia y otros muchos se empeñan en afirmar que sí la ha habido, la aproximación a la verdad debe venir del uso de la información veraz y proveniente de los expertos en la materia. Luego cada uno puede decir lo que quiera en la barra del bar o en un Recurso al Supremo.
A continuación la "ESCALA DE EVALUACION DEL TIPO Y FASES DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO" mencionada:
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Siguiendo a Hirigoyen, también se citan las siguientes fases que conforman el proceso de la
violencia: renuncia, confusión, duda, estrés, miedo, aislamiento. Los denominados ciclos de la
violencia, son según Walker (1984):
- Fase de acumulación o construcción de tensión: en esta primera fase se produce
un episodio abusivo en el que se suceden actos de violencia menor y abuso
verbal. La tensión nace en torno a conflictos cotidianos. El maltratador expresa su
hostilidad pero no de forma extrema, son frecuentes los sutiles menosprecios, la ira
contenida, la indiferencia y el sarcasmo, los silencios, las demandas irracionales o
la manipulación. El agresor niega todo e invalida las reclamaciones de su víctima.
En esta fase, la mujer tiene un mínimo control de la frecuencia y severidad de los
incidentes abusivos y, trata pasivamente de evitar un incremento de la violencia.
- Fase de agresión o descarga de la agresión: es la segunda fase, en la que se ejercerá
una mayor fuerza física. Se producen malos tratos en forma de abusos psíquicos,
físicos y/o sexuales que aparecen en formas muy variadas. La descarga de la
agresividad alivia la tensión del maltratador. Durante este momento, la víctima
se concentra en sobrevivir y trata de tranquilizar al maltratador siendo amable y
servicial, teniendo relaciones sexuales o incluso amenazando con abandonarle si
no cesa en los malos tratos.
- Fase de arrepentimiento de conciliación o luna de miel: en esta tercera fase se
vive un momento de calma, arrepentimiento, disculpas, incluso existe la promesa
de buscar ayuda y de que no volverá a suceder por parte del maltratador. En estos
momentos, la mujer tratará de creer estos propósitos de enmienda, e intenta que
la relación funcione en medio de una gran tensión que originaría un regreso a la
primera fase.
Esta forma de Violencia cíclica, y siguiendo a Hirigoyen, (2006) es la manera más frecuente.
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