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el máster de Cifuentes

La gestión del 'caso Cifuentes' fractura al PP entre quienes creen que debe dimitir ya y quienes defienden un cierre de filas

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Palacio de la Moncloa.

El escándalo del máster de Cristina Cifuentes en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC)Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC) no ha servido sólo para que el PSOE plantee una moción de censura y Ciudadanos lance a Mariano Rajoy el ultimátum de que o prescinde de la presidenta o pierde la Comunidad. El terremoto también se ha dejado sentir en Génova, sede nacional del Partido Popular, y en La Moncloa. En los últimos días, partido y Gobierno son una olla a presión. A Rajoy la gestión de este caso se le ha ido de las manos puertas adentro del partido y del Ejecutivo con dos bloques enfrentados: quienes creen que Cifuentes debe irse ya y quienes defienden que hay que resistir y cerrar filas ante lo que no es un ataque a una líder regional, sino una "cacería" contra todo el PP.

En medio de ambos bloques, el presidente del Gobierno salió este viernes a respaldar, a su manera, a Cifuentes con el argumento de que ya ha dado "sus explicaciones" y con el recurso al 'y tú más'. La oposición, a su juicio, no puede hacer batalla política de este caso porque también tienen en sus filas a políticos con 'errores' en el currículum. Las palabras del jefe del Ejecutivo no sirvieron para calmar la preocupación por el caso en las filas conservadoras. Porque de sus palabras no se desprende que la crisis esté cerrada, sino todo lo contrario. "En el PP siempre se soluciona todo en el último minuto", resume un miembro de la dirección nacional que apuesta por que el proceso va a ser "lento".

Las divisiones ya se palparon en los pasillos del hotel sevillano en el que el pasado fin de semana se celebró la Convención Nacional del PP. Mientras militantes y cargos públicos se llevaban las manos a la cabeza por la forma en que Cifuentes eclipsó la cita convocando a los medios poco antes de la inauguración del cónclave –"lo suyo habría sido que hubiese dimitido nada más estallar el caso", defiende un diputado nacional–, la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, hizo un claro llamamiento al cierre de filas cuando pidió a sus compañeros defender "lo nuestro y a los nuestros". El llamamiento cayó en saco roto porque, de forma paralela, siguieron publicándose noticias que dejaban en evidencia las versiones ofrecidas por Cifuentes.

"El partido no puede ser algo tan frío"

Pero los fieles a Cifuentes, y la propia presidenta, han seguido en los últimos días defendiendo que todo está bien. Que todo es legal y que si la universidad ha hecho algo mal, será la universidad la que tenga que aclararlo. En este contexto, en el PP de Madrid han sido muy insistentes en que la presidenta mantiene el "apoyo cerrado" de la secretaria general y que ella está mediando con Rajoy para que no se entreguen más cabezas a Ciudadanos. "El partido no puede ser algo tan frío. No podemos lanzar a los militantes el mensaje de que no nos cuidamos entre nosotros", defiende una diputada regional.

No han podido decir lo mismo de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, internamente enfrentada a Cospedal y en la que Cifuentes no ha encontrado un apoyo cerrado, o de ministros como Isabel García Tejerina (Agricultura), Íñigo de la Serna (Fomento) o Rafael Catalá (Justicia). En el entorno de la presidenta madrileña ha escocido mucho que en las últimas horas hayan marcado tantas distancias con alguien "que estaba en el partido antes que ellos" y que tanto "sacrificio" le ha dedicado. "Cuando las cosas han ido bien y Cristina no tenía problemas, todos querían acudir a actos con ella, hacerse fotos...", se queja un dirigente regional.

Pero el principal blanco de las críticas de quienes en esta batalla están con la presidenta madrileña es Fernando Martínez-Maillo, el coordinador general del PP y número tres del partido. En su calidad de vicesecretario de Organización, al dirigente conservador le toca el papel de poli malo en este tipo de crisis. Públicas fueron las críticas que le lanzó la ya fallecida Rita Barberá por "no defender" al partido. Y ahora, desde sectores del PP, radicados sobre todo en Madrid, se le critica por no defender a Cifuentes.

El enfado con Maillo

En la Puerta del Sol, sede del Gobierno regional, no ocultaban su malestar este miércoles, cuando las agencias y los medios de comunicación daban cuenta de unas declaraciones suyas, en los pasillos del Congreso, en las que vinculaba el futuro de su compañera de partido con el resultado de la investigación de la universidad sin expresar un apoyo especial. En respuesta, se decidió lanzar un mensaje claro desde el PP de Madrid: Cifuentes, como mujer de partido, no iba a aferrarse al cargo. Pero sólo estaba dispuesta a irse si se lo pedía Rajoy. El mensaje era claro: el único interlocutor válido para ella es Rajoy. Y, de paso, se recordaba que el apoyo que Cospedal le había proporcionado en Sevilla no se había movido un ápice. De hecho, se señalaba que la secretaria general y ministra de Defensa era partidaria de no ceder con Ciudadanos hasta el punto de correr el riesgo de perder la Comunidad de Madrid.

Esta tesis, pero advirtiendo de que no había una decisión tomada al respecto, también se deslizó desde la dirección nacional. Aun así, en sectores del PP fue interpretada como una brecha en el seno del Comité de Dirección: entre Maillo, que ha asegurado que "nadie está por encima de las siglas del partido", y Cospedal. "Las relaciones entre ambos no son las mejores, sobre todo desde que Rajoy le nombró coordinador general en el congreso del año pasado", subraya un diputado.

El instituto del máster de Cifuentes encargaba la impresión de sus libros a la imprenta familiar de la pareja de su director

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"Un hermetismo absoluto"

El Gobierno salió el jueves a defender la gestión que Maillo está haciendo de la crisis. Fuentes del Ejecutivo trasladaron que el coordinador general es quien tiene encomendada por Rajoy la misión de intentar encauzar la crisis con Ciudadanos. Una crisis cuya gestión asumió Génova el lunes porque el PP de Madrid ha roto todos los puentes con Ciudadanos al carecer "de mano izquierda" a la hora de negociar la comisión de investigación. Rajoy, insistían, está a otras cosas, a gobernar, y es el número tres del partido el que está en el día a día de la gestión de la crisis. Después, Maillo resumiría: la decisión sobre el futuro de Cifuentes es de la propia presidenta, de Rajoy y del PP.

"Rajoy y Cristina son dos personas muy resistentes que trasladan un hermetismo absoluto. Pero que terminarán decidiendo entre ellos el final de la historia. Y mientras, cada uno en el partido y en el Gobierno dice lo que cree conveniente. Podemos enzarzarnos en todo tipo de debates sobre quién gana y quién pierde. Pero el único debate es qué precio estamos dispuestos a pagar: perder Madrid y dar alas a Rivera o conservar Madrid", resume un miembro del Comité Ejecutivo Nacional.

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