El nuevo Gobierno

Podemos planteará a Sánchez pactar un techo de gasto que se aleje de los postulados de la derecha

La portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Irene Montero.

Podemos no tiene intención de dar un recibimiento hostil al recién nombrado Gobierno, pero tampoco aprobará acríticamente sus propuestas en el Congreso. Y la primera prueba para comprobar cuál puede ser la tónica de la relación entre el partido morado y el nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez en los próximos tiempos será la aprobación del techo de gasto, que será debatida en las próximas semanas en la Cámara baja y para la que el nuevo Gobierno tendrá que buscar aliados, dado que solo cuenta con el apoyo seguro de 84 de los 350 diputados (los del PSOE). Podemos está abierto a pactar con los socialistas para superar este primer escollo, pero dejará que sean ellos quienes lleven la iniciativa, y fuentes de la formación consideran que las alianzas que teja el PSOE en esta votación serán indicativas del tenor de la política económica del nuevo Gobierno.

La elección de ministros realizada por Sánchez no ha gustado, al menos a priori, a Podemos. Este jueves, la portavoz parlamentaria del partido, Irene Montero, criticaba que a su juicio el Ejecutivo se había planeado para "contentar" al PP y Ciudadanos en lugar de incluir guiños a Podemos, mientras el secretario general, Pablo Iglesias, señalaba que ministros como Fernando Grande-Marlaska (Interior) parecen "del PP". No obstante, Iglesias planteó en la misma entrevista que su idea es dar "una o dos semanas" de "cortesía parlamentaria" al nuevo Gobierno antes de juzgarlo, aunque advertía de que solo lo apoyará "en la medida en que estén dispuestos a negociar" sus medidas con Podemos.

"Toca estar a la expectativa", planteó Iglesias. Y esa será precisamente la estrategia del partido morado, al menos en los primeros tiempos de la nueva etapa: dejar la iniciativa en manos del PSOE y abrirse a negociar con el nuevo Gobierno todas sus propuestas, pero sin comprometerse a darle un apoyo estable. La posición de Podemos variará según la que adopte el Ejecutivo en cada cuestión, y el primer ejemplo de este nuevo escenario será la negociación del techo de gasto para 2019, un instrumento clave en la política económica del Estado porque condiciona la elaboración de los Presupuestos de las diferentes administraciones.

Según establece la Ley de Estabilidad Presupuestaria, antes del 1 de julio de cada año el Gobierno debe proponer al Congreso un límite de gasto para los Presupuestos Generales del Estado del año siguiente, así como los objetivos de déficit y deuda para la Administración central, la Seguridad Social, y el conjunto de las comunidades autónomas y los ayuntamientos. Obviamente, las cifras que apruebe la Cámara baja influyen en la realización de los presupuestos estatales, autonómicos y locales, y además también suponen un mensaje para Bruselas, que tiene como meta que ningún Estado de la UE sobrepase el 3% de déficit anual –España cerró 2017 en el 3,1%–.

Con menos de un mes en el Gobierno, Sánchez tendrá que presentar su propuesta al Congreso. Pero su debilidad parlamentaria le obligará a pactar si quiere que salga adelante, y solo tiene dos opciones para conseguir una mayoría viable: o hacerlo con la derecha –debería conseguir el apoyo o al menos la abstención del PP, aunque en este segundo caso necesitaría el apoyo de Ciudadanos–, o hacerlo con Unidos Podemos. Si el techo de gasto no saliera adelante, el Gobierno, en el plazo máximo de un mes, debería remitir al Congreso una nueva propuesta para que fuera votada. Y la aritmética parlamentaria hace que este trámite sea una cuestión muy peliaguda para el PSOE.

Podemos espera la propuesta de Sánchez

Por el contrario, para Podemos la aprobación del techo de gasto supone una ocasión de oro para marcar perfil propio por primera vez tras la llegada al Gobierno de Sánchez, tanto si es para apoyar su propuesta como si es para rechazarla. Aunque se muestran recelosas por el perfil ortodoxo de la nueva ministra de Economía, Nadia Calviño, fuentes de la formación morada afirman que están "a la espera" e insisten en que será Sánchez quien deberá tomar la iniciativa, pero sostienen que su posición inicial será la misma que en años anteriores: proponen relajar el ritmo de reducción del déficit para poder elevar el nivel de inversión pública en los próximos presupuestos. "Si el PSOE quiere negociar con nosotros, estupendo, y si no, que se hagan la foto con PP y Ciudadanos", señalan estas fuentes.

En líneas parecidas se expresó Irene Montero este jueves, cuando aseguró que ve posible "negociar con Bruselas un techo de gasto y unas condiciones presupuestarias que permitan reducir el déficit a un ritmo más lento" y así "disponer más dinero para gasto social, educación, sanidad, dependencia y pensiones". Por su parte, el portavoz de Unidos Podemos en la Comisión de Presupuestos del Congreso, Segundo González, ya avisaba hace unos días de que "en esa propuesta de techo de gasto veremos si el PSOE está dispuesto a abordar una política económica progresista conforme a lo que predicaba en la oposición o si va a continuar con la lógica de reducción de gastos e ingresos públicos que caracterizó al gobierno de Rajoy".

 

"No podemos aparecer como los agoreros"

El Gobierno da por hecho que si el PP rechaza su senda de estabilidad España dispondrá de 6.000 millones menos en 2019

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No obstante, si la propuesta del Gobierno para el techo de gasto será reveladora de los apoyos que buscará a nivel económico en el tiempo que queda de legislatura, los movimientos de Podemos también reflejarán su estrategia con respecto al nuevo Ejecutivo de Sánchez. Y, al menos en una primera etapa, el partido morado dejará que sean los socialistas quienes se vean obligados a llevar la iniciativa. "Es el Gobierno el que tiene ahora que tomar decisiones, y nosotros vamos a mantenernos fieles a nuestra agenda legislativa y a nuestro proyecto político", apunta un dirigente de Podemos. Es decir: los apoyos al Ejecutivo se negociarán uno a uno, no se mantendrá una actitud agresiva para con Sánchez, pero a la vez se tratará de marcar perfil propio y de tirar del PSOE hacia la izquierda.

"Es evidente que ahora no podemos aparecer como los agoreros, como los pesimistas" con el nuevo Gobierno, porque lo cierto es que existe "ilusión por el cambio" entre los votantes de izquierdas, plantean las fuentes consultadas. Y, por ello, Unidos Podemos no piensa poner "palos en las ruedas" si se proponen "avances". Pero un dirigente advierte de que las "expectativas" creadas por el nuevo Ejecutivo son muchas, y sostiene que Podemos tendrá que "hacer presión" en base a su "programa" si estas expectativas levantadas "terminan fallando". "Pero no vamos a jugar con la debilidad parlamentaria del Gobierno, porque la gente quiere colaboración", aclaran estas fuentes.

Podemos, sin embargo, no tiene intención de que el Ejecutivo le tome la delantera en las que entiende que son algunas de sus propuestas estrella: la vinculación –de nuevo– de las pensiones al IPC y la derogación del factor de sostenibilidad o las políticas de género, como la ley de igualdad retributiva o la igualación de los permisos de paternidad con los de maternidad. La formación morada entiende que esas son demandas compartidas por amplios sectores de la población, y por ello le costará menos presionar al Ejecutivo con ellas: de hecho, pocas horas después de que triunfara la moción de censura, la formación ya lanzó su primer mensaje en esta línea.

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