Los 'hechos alternativos' que invoca la cúpula del PP para defender a Pablo Casado

Teodoro García Egea, secretario general del PP, en rueda de prensa en la sede del partido en Murcia.

Fernando Varela

Pablo Casado dedicó el martes a construir su perfil internacional durante una visita a Colombia, país al que acudió —en calidad de invitado— a la toma de posesión del nuevo presidente de aquel país, el derechista Iván Duque. Duque es el heredero político del expresidente colombiano Álvaro Uribe, a la manera en que el propio Casado lo es de José María Aznar.

En su ausencia fue el círculo de dirigentes más próximo al líder del PP el encargado de hacer frente al vendaval desatado por los indicios de delito reunidos contra él por la juez de instrucción Carmen Rodríguez-Medel y que ahora el Tribunal Supremo debe examinar antes de decidir si se hace cargo de la investigación.

El secretario general del PP, Teodoro García Egea, y tres de sus primeros espadas —Javier Maroto, Dolors Montserrat y Marta González— acudieron a emisoras de radio y de televisión para responder a las muchas preguntas que siguen sobrevolando el caso. Y recurrieron a lo que Kellyanne Conway, consejera del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, bautizó en 2017 como “hechos alternativos” para justificar las mentiras que había trasladado poco antes a los periodistas el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer.

Los hechos alternativos en los que la cúpula del PP está basando la defensa de Pablo Casado son los siguientes:

  1. Es un caso sin importancia

Teodoro García Egea comparó los hechos investigados, que ahora debe examinar el Tribunal Supremo, con que “Pablo Casado en 1º de EGB hizo un pinta y colorea y lo entregó antes o después del recreo”. El propio líder del PP abonó esta idea el día anterior asegurando que se trata de un asunto “irrelevante”. Es “un tema absolutamente menor” al que “no le ve nadie ninguna relevancia más allá del eco mediatico”, insistió García Egea.

La verdad es que los hechos investigados son presuntamente constitutivos de dos delitos previstos en el Código Penal. El primero, cohecho impropio, lo comete “la autoridad o funcionario público que admitiere dádiva o regalo que le fueren ofrecidos en consideración a su función”. El segundo es la prevaricación administrativa, un delito que comete “la autoridad o funcionario público que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un asunto administrativo”. Este último implica una pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público de siete a diez años, por lo que si la justicia decidiese juzgar y condenar a Casado por este delito supondría el fin de su carrera política.

  2. Los trabajos existen y Casado ya lo ha demostrado

Los dirigentes del PP se esfuerzan en todas sus comparecencias públicas en repetir que “Pablo Casado ha enseñado los trabajos”, en línea con lo que el líder del partido subrayó el lunes: “He dado todo tipo de explicaciones y he mostrado mis trabajos”, señaló entonces. Siempre que tienen ocasión repiten que Casado mostró los trabajos en una reunión con sesenta periodistas que se prolongó durante tres horas y además los difundió a través de sus redes sociales.

Para subrayar la idea de transparencia, García Egea llegó a burlarse de quienes piden que Casado los enseñe diciendo que “si alguien quiere ver la fuente de letra, la forma en que se encuadernó el trabajo, o quieren hacerle algún tipo de prueba al documento, aquí estamos para dar la cara. Queda poco por explicar; podemos ver si el interlineado del trabajo es el adecuado o no, si el índice corresponde con el interior o incluso podríamos hacer una asamblea para corregir de forma asamblearia los trabajos”, añadió. “Si piden algún trabajo de nuevo”, añadió en respuesta a los periodistas que le preguntaron, “lo seguiremos aportando, si lo tenemos. Y si no, a mirar hacia adelante que para eso nos han elegido”.

En cuanto a la cuestión clave de si Casado va a entregar el ordenador con el que afirma haber redactado los trabajos en 2009 y que él mismo dijo conservar, la mayoría de los dirigentes conservadores optó por eludir la cuestión. García Egea se limitó a decir que “Casado va a seguir dando todas las explicaciones, las que sean necesarias”. La excepción fue la secretaria de Comunicación Marta González, que insinuó que es “difícil” que Casado aún tenga en su poder el citado ordenador.

Lo cierto es que, a pesar de la insistencia de la cúpula del PP, los periodistas no pudieron consultar los trabajos que Casado exhibió ante ellos cuando quiso zanjar el asunto hace unos meses porque el hoy presidente conservador no facilitó copias. Y aunque lo hubiese hecho, la única manera de probar que esos trabajos se realizaron en 2009 y no se fabricaron ex profeso para servir de coartada cuando saltó el escándalo de Cristina Cifuentes es aportando un acuse de recibo de la Universidad Rey Juan Carlos, un correo electrónico con el envío fechado en aquella época —que Casado afirma no tener porque, según él, los entregó en mano—, los archivos digitales originales para que se pueda establecer cuándo fueron creados o el ordenador con el que fueron redactados y que el líder del PP afirma conservar. Esto es precisamente lo que la jueza que investiga el caso máster ha pedido al Supremo.caso máster

  3. No se sabe bien de qué se le acusa

El numero dos del PP, Teodoro García Egea, llegó a preguntarse si “a una persona se le puede acusar de un delito por no se sabe bien qué”.

La acusación que se cierne sobre Casado está claramente expresada en el auto por el que la jueza traslada la investigación al Supremo: “Los hechos podrían revestir en relación con el señor Casado Blanco caracteres de delito de prevaricación administrativa y cohecho impropio”.

  4. La juez no ha investigado

La cúpula del PP repitió este viernes un argumento para tratar de descalificar los indicios recopilados por la juez instructora con el que trata de sugerir que la magistrada no ha investigado porque no ha querido. Javier Maroto se extendió en este punto: “La juez nunca ha pedido a Pablo Casado que vaya a explicarse, nunca le ha pedido que entregue los trabajos. Es más: cuestionó que no existían hasta que los enseñó el señor Casado, todo esto se obvia permanentemente”, se quejó. La portavoz parlamentaria, Montserrat Dolors, abundó en los mismo: “La jueza no ha pedido nada a Pablo Casado”.

La magistrada instructora no tomó declaración a Casado ni le pidió los trabajos ni el ordenador que afirma conservar porque sencillamente no puede. Casado está aforado porque es diputado en el Congreso, de manera que sólo puede ser investigado por el Tribunal Supremo. Esa es la razón por la que la juez ha agotado todas las diligencias que estaban en su mano antes de trasladar la causa al Alto Tribunal.

  5. Casado no está siendo investigado

Lo dijo Casado la víspera —“Yo no estoy investigado por ningún tribunal; no recae sobre mí ningún indicio de culpabilidad”— y lo repitió Maroto este martes. “El señor Casado no está imputado. No lo está porque la juez dice que no tiene la información. En la mayoría de los casos los jueces dicen: ‘Cuando no tengo todo esto, aquí me quedo’, pero en este caso, y por alguna extraña razón, [la juez] ha dicho: ‘Pues como yo no encuentro nada, a ver si lo encuentra el Tribunal Supremo”.

La afirmación del vicesecretario de Organización del PP es falsa. Es cierto que la juez no ha imputado pero no porque no tenga información sino porque no puede: sólo el Supremo es competente para imputar a un aforado. Por eso ha trasladado la causa al Alto Tribunal haciendo constar ademas los indicios de criminalidad que ha reunido contra el líder del PP, para que sea el Supremo el que ordene la práctica de las diligencias que faltan y obre en consecuencia.

  6. Se están pisoteando sus derechos

Javier Maroto llegó a afirmar que se están “pisoteando” los derechos de Pablo Casado. Tanto él como García Egea insistieron en que no se le está tratando como a “cualquier ciudadano” sino que se le está sometiendo a un escrutinio que no sufre nadie.

La verdad es que el presidente del PP tiene garantizados todos sus derechos, incluso por encima de un ciudadanos normal, porque a él sólo le puede juzgar el Tribunal Supremo, cuyos miembros son elegidos por el Consejo del Poder Judicial, un órgano cuya composición la deciden en última instancia los políticos. De hecho, otros ciudadanos como él ya han sido imputados en la misma causa porque al no estar aforados —protegidos— ya han podido prestar declaración en el juzgado de instrucción número 51 de Madrid.

  7. Otros casos que sí son reales no reciben la misma atención

La línea de defensa de todos los dirigentes del PP que hablaron este martes coincidió en considerar sorprendente que la situación de Casado merezca más atención que la de otros políticos que, según afirmaron sin citarlos por su nombre, han falsificado sus currículums, han ejercido profesiones sin contar con al titulación requerida o —en referencia al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez— no está claro si hicieron la tesis que afirman haber completado.

“Lo que me sorprende es que nadie haya hecho el mismo escrutinio con los miembros del Partido Socialista que han falsificado evidentemente su currículum; hasta hay por ahí un matemático que sigue siendo cargo público”, se quejó García Egea.

La diferencia de Casado con esos políticos a los que se ha cuestionado en alguna ocasión por la veracidad de sus currículums es que ninguno de ellos ha acabado en los tribunales acusado de ningún delito. El máster del presidente del PP sí y puede costarle una imputación en el Tribunal Supremo.

  8. El máster en cuestión no sirve para nada

El "imperativo categórico" de Pablo Casado

Buena parte de la defensa pública que Casado ha hecho de su actuación se basa en afirmar que el máster en cuestión no servía para nada porque no era “habilitante”, lo que significa que no suponía ninguna ventaja para él. Maroto insistió en esta línea: “Ni siquiera es un máster para tener un puesto de trabajo. En este caso estos estudios ni siquiera eran para eso, simplemente eran necesarios para poder hacer la tesis“, algo que “finalmente no hizo porque no tenía tiempo”.

En eso se apoyó el lunes el líder del PP para negar que se trate de un dádiva y, por tanto, de un caso de cohecho impropio: “En ningún caso se puede tratar como regalo algo que sencillamente no se tiene. Esto es un curso de doctorado que habilitaba a inscribir una tesis que finalmente no se hizo; yo no tengo ningún título para colgar de la pared”.

La verdad es que el título sí servía para algo aunque Casado no aprovechase la oportunidad que le brindaba: daba acceso a la realización de la tesis, un trabajo imprescindible para convertirse en doctor. La escasa trascendencia que el presidente del PP concede ahora al máster contrasta, además, con el hecho de que lo hiciese constar como tal en su currículum oficial.

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