El próximo ciclo electoral

Del 'efecto Sánchez' a los presupuestos: el sudoku de la fecha electoral andaluza en 6 claves

Susana Díaz preside el Consejo de Gobierno celebrado este martes, el primero tras las vacaciones.

Antes de la moción de censura que abrió a Pedro Sánchez las puertas de La Moncloa, las murmuraciones políticas no trataban de si habría o no anticipo de las elecciones en Andalucía, sino sobre la fecha a la que se adelantarían. El adelanto se daba casi por hecho, en parte porque –a priori– convenía a los dos socios de legislatura: el PSOE, aventajado en todas las encuestas en Andalucía, y Ciudadanos, cuya estrategia de oposición de mano dura a Mariano Rajoy le ponía viento de cola en los sondeos en toda España, también en la comunidad del sur.

Todo invitaba a pensar en un anticipo al gusto de ambos. Susana Díaz y Juan Marín, líder regional de Ciudadanos, escenificaron un súbito alejamiento tras casi tres años de alianza política sin apenas sobresaltos. Díaz hacía uso de un registro ambiguo sobre la cuestión. Desde el PSOE se emitían mensajes acerca de la imprescindible estabilidad de todo gobierno, lo que que parecía prefigurar la excusa de un adelanto... Pero la moción de censura que envió a Rajoy al registro de la propiedad de Santa Pola ha alterado el guión, al afectar a cuestiones determinantes como el panorama de las negociaciones presupuestarias, la posición y estrategia de los distintos partidos y la tendencia de las encuestas.

El adelanto no está descartado ni confirmado. Nadie salvo Susana Díaz puede descartarlo o confirmarlo, porque sólo a ella corresponde la decisión, en atención al artículo 127 del Estatuto. Pero la cuestión de si habrá o no anticipo se ha convertido ahora en un sudoku de resolución aún más difícil, en el que la presidenta controla menos variables que antes. La inestabilidad política general por la debilidad parlamentaria del Gobierno se suma además a la que añade el permanente conflicto en Cataluña, que puede recrudecerse en cualquier momento.

Por ahora se ha derrumbado la idea, tan comentada antes de verano, de que el Gobierno de Díaz regresaría de las vacaciones con un plan electoral y una fecha bajo el brazo. El portavoz del Gobierno andaluz, Juan Carlos Blanco, afirmó este martes, tras la primera reunión de consejeros después de las vacaciones, que el Ejecutivo de Díaz está "focalizado en el trabajo diario". "El orden del día es el propio de un Gobierno que funciona", afirmó.

El asunto se ha convertido en la pescadilla que se muerde la cola. Ni Díaz ni sus consejeros niegan categóricamente el adelanto, al tiempo que culpan a la oposición de alimentar el debate. La oposición, por su parte, le dice a Díaz que si le preocupa que se hable del tema lo descarte categóricamente. Que se agote la legislatura "no dependerá sólo de mí", afirmó la presidenta en julio, vinculando su terminación a un cierto clima de oposición constructiva que permita acuerdos mínimos.

Por si acaso, la oposición se ha puesto las pilas. Teresa Rodríguez (Podemos) y Antonio Maíllo (IU) han acelerado el proceso de confluencia, venciendo incluso las resistencias de la dirección del partido morado. Cs reeligió como candidato a Marín con el 67% de los votos en unas primarias exprés en julio. Aunque hay un sector que cree que el pacto de Marín con Díaz resta espacio a la marca, no se ha constituido ninguna alternativa, ni hay una corriente de oposición articulada. En cuanto al PP, Pablo Casado se ha apresurado a arropar a Juan Manuel Moreno Bonilla, que dio su apoyo a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias.

Todos miran a Andalucía. Casado visitará Málaga el viernes para arrancar el curso político. Pedro Sánchez prevé celebrar un próximo consejo de ministros en Andalucía. Las últimas andaluzas se celebraron en marzo de 2015, por lo que a priori, con una legislatura de cuatro años, deberían ser en la primavera de 2019. Una serie de factores determinarán si Díaz altera o no el calendario. El hipotético adelanto podría ser significativo, por ejemplo a octubre o noviembre, o lo que en argot político se llama "adelanto técnico", es decir, de unas pocas semanas o hasta un par de meses. Lo segundo requeriría menos justificación política. Un dirigente del PSOE andaluz asegura que Díaz ha tenido siempre clara la idea de concluir la legislatura, aunque no a cualquier precio, y que lo más probable es que esté pendiente de múltiples factores. "Septiembre va a ser el mes clave", señalan.

infoLibre analiza los factores de la ecuación política andaluza.

  1. La historia

Cuatro comunidades regulan su propio calendario electoral: País Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía. El resto celebra sus elecciones junto a las municipales. Los presidentes andaluces no siempre han hecho uso de la posibilidad de elecciones separadas. Manuel Chaves hizo coincidir dos veces las autonómicas con las generales, en 2004 y 2008, buscando el efecto Zapatero. Le salió bien. Antes, en 1996, cuando atisbó una consolidación del liderazgo de José María Aznar, cortó la legislatura por la mitad con la excusa de la pinza PP e IU. Siempre le salió bien.

Rajoy ganó sus primeras generales en noviembre de 2011. En Andalucía había encuestas que daban una mayoría absoluta a Javier Arenas. José Antonio Griñán alejó cuanto pudo las autonómicas de las generales. Desoía así a sectores de su partido que le pedían que las celebrase junto a las generales porque, una vez Rajoy en La Moncloa, el PP se beneficiaría del efecto luna de miel de los nuevos gobiernos. Griñán, en cambio, creía que unos meses entre las generales y las autonómicas permitirían al electorado andaluz ver los recortes. Las colocó en marzo de 2012. Acertó. El PP ganó las elecciones, pero sin mayoría absoluta, lo que permitió al PSOE salvar los muebles con un pacto con IU.

Griñán empezó la legislatura del bipartito con IU, pero dimitió acosado por el caso ERE y la terminó Susana Díaz. En teoría el fin de la legislatura debía ser en la primavera de 2016, pero la presidenta rompió el acuerdo y las adelantó a marzo de 2015. Pilló a la oposición a contrapié y dejó el mapa electoral como está ahora. El PSOE obtuvo 47 escaños, igual que en 2012, sin perder ni un solo escaño en el tránsito del bipartidismo al tetrapartidismo; el PP cayó de 50 a 33; Podemos, en su primera cita electoral tras su bombazo europeo de 2014, entró con 15; Cs sacó 9; IU pasó de 12 a 5.Díaz ya sabe lo que es adelantar con éxito unas elecciones.

  2. Las fechas

No todo fue dulce en aquel adelanto. La proximidad de las autonómicas y municipales, celebradas en mayo de 2015 dificultaron la investidura. Nadie quería aparecer durante una campaña electoral como muleta de un partido que gobierna Andalucía desde el inicio del presente periodo democrático.

La difícil relación entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez, que a duras penas se soportan, se ancla en este periodo, cuando la líder de Podemos se negó a dar apoyo a la presidenta. El PP tampoco se prestó a una abstención que habría seguido la lógica de estabilidad institucional y sentido de Estado que tantas veces invocaría más tarde Mariano Rajoy tras las generales de 2015 y 2016.

El acuerdo con Cs no se firmó hasta junio, pasadas las municipales y autonómicas. Díaz tiene fresco en el recuerdo aquel periodo de estéril búsqueda. Si se mantiene el esquema actual (andaluzas en marzo, municipales-autonómicas en mayo), el problema podría repetirse. Este es uno de los factores que podrían aconsejar un adelanto a Díaz.

Hay que considerar además que Cs se presenta ya como "alternativa" al PSOE en Andalucía. Al menos en teoría, aspira a dejar de ser un partido bisagra en toda España. En medio de una lucha a brazo partido por el electorado conservador, un pacto renovado de la formación naranja con el PSOE antes o durante la campaña electoral de autonómicas y locales parece más difícil aún que en 2015, cuando ya fue difícil, admiten fuentes socialistas. Para salvar esta dificultad podría ser suficiente un adelanto técnico, poco significativo con respecto a la fecha inicialmente prevista, que los socialistas ni siquiera llamarían adelanto. Un integrante de la dirección andaluza afirma que esta es la opción que se antoja más probable, aunque en absoluta segura: un adelanto a enero o febrero.

  3. El 'efecto Sánchez'

Aunque la presidenta andaluza fue fundamental para la victoria de Sánchez en las primarias de 2014, nunca ha tenido a Sánchez en alta estima política. Siempre lo vio como un líder coyuntural. Tras años de dudas, acabó disputándole el liderazgo interno y perdió. Fue la derrota más dura de su trayectoria política. Desde aquel fracaso Díaz se ha centrado en Andalucía: hizo un cambio de gobierno para tomar impulso, precipitó un congreso regional, arrinconó al sanchismo y satisfizo exigencias de Cs para estabilizarse. Una vez Díaz se repuso políticamente, surgió el persistente rumor del adelanto, alimentado por el Estudio General de Opinión Pública de Andalucía publicado en febrero, que anticipaba una victoria de Díaz por 14 puntos sobre Ciudadanos, que le daría un sorpasso al PP.

Pero entonces estaba Rajoy en La Moncloa y Cs iba como un tiro en las encuestas, no sólo en Andalucía. Tras la moción de censura y la formación de Gobierno, las cosas han cambiado. Hay un presidente socialista. Por lo tanto, Díaz ya no puede culpar al Gobierno de castigar a Andalucía, como hacía con Rajoy. Y Sánchez lidera las encuestas.El CIS hecho público en agosto lo sitúa con 9 puntos de ventaja sobre el PP y Cs. ¿Decaerá este efecto con el transcurso de los meses?

  4. Los presupuestos

Si la legislatura ya era incierta con Rajoy en La Moncloa, la llegada de Sánchez le ha añadido incertidumbre. Está por ver si el Gobierno logra sacar adelante los presupuestos de 2019, tarea que ha encomendado a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la antigua consejera de Díaz. Si no lo logra, podría ser Sánchez el obligado a adelantar elecciones, que podrían coincidir con las andaluzas o con las autonómicas y municipales. Los mensajes de Díaz parecen indicar que, pese al efecto Sánchez, la posibilidad de una coincidencia con las generales no le agrada. Quiere unas autonómicas "con acento andaluz", ha reiterado. Desde la dirección andaluza, uno de sus miembros apunta que Díaz no quiere ni elecciones compartidas con las generales ni tampoco pegadas a unas catalanas adelantadas que eclipsaran el debate andaluz.

Los presupuestos generales son un factor importante. Pero también los propios presupuestos andaluces, conectados a aquellos. Aún no hay acuerdo para las cuentas de 2019. En teoría deben negociarse ahora. El año pasado el acuerdo PSOE-Cs se alcanzó en septiembre. Si Díaz quiere adelantar elecciones y requiere un argumento para hacerlo, lo más probable es que lo pudiera encontrar en una falta de acuerdo presupuestario. Pero no lo va a tener fácil. Cs, que quiere delegar en el PSOE toda la responsabilidad de un hipotético adelanto, reitera su disposición a aprobar las cuentas. El argumento para el adelanto podría venir de Madrid si el obstruccionismo del PP de Casado tumba los presupuestos estatales o la senda de déficit, con consecuencias para las cuentas andaluzas.

  5. La alianza

En primavera los mensajes informales del PSOE que admitían la posibilidad de un adelanto lo vinculaban a un acuerdo con Cs, socio fiable durante toda la legislatura. O, al menos, a que Cs no se opusiera. Esto era más fácil cuando Rivera y los suyos iban como un tiro en las encuestas. Pero ni la moción de censura que ha aupado a Sánchez, con su gabinete de perfil técnico, ni las primarias del PP que han otorgado el liderazgo a Casado, tan duro como Cs en Cataluña, le han puesto las cosas fáciles a Rivera, que está en fase de recomposición de su estrategia.

La decisión sobre las elecciones, no obstante, compete sólo a la presidenta. Si tiene –o cree que tiene– una excusa y le conviene –o piensa que le conviene– un adelanto, no necesita el permiso de nadie. Eso sí, un factor que necesita considerar es si con ello va a romper puentes con quien se presenta como su socio potencial. Las relaciones entre el PSOE y Cs han sido buenas durante toda la legislatura. Marín es distinto de Rivera, que ha tenido la capacidad intransferible para cabalgar la contradicción de fustigar y al mismo tiempo mantener a Rajoy. El líder andaluz de Cs, con un estilo más templado, ha sido criticado por la oposición por "blando", aunque él se reivindica como "útil". En el PSOE creen que, cuando Rivera iba en línea ascendente en las encuestas, hubiera sido capaz de forzar él mismo un adelanto, y ahí inscriben sus duras declaraciones contra el PSOE andaluz de abril. Ahora lo ven más calmado. Esta semana la dirección andaluza de Cs ha pedido a Díaz que no adelante las elecciones para dar cumplimiento al pacto de investidura.

Iglesias: "Hoy estamos más cerca que ayer de lograr un acuerdo para los Presupuestos"

Iglesias: "Hoy estamos más cerca que ayer de lograr un acuerdo para los Presupuestos"

  6. La sentencia

Un factor muy comentado es la posibilidad de una sentencia del juicio de los ERE. La presidenta podría tener interés en adelantar elecciones para evitar esta eventualidad, insisten desde la oposición. ¿Qué ocurriría si se pusiera negro sobre blanco que el PSOE y la Junta se beneficiaron de una red clientelar durante una década?, preguntan, recordando que fue una sentencia la que precipitó el fin de Rajoy. No obstante, fuentes judiciales señalan que el juicio se está desarrollando con lentitud y que es poco probable una sentencia incluso sin adelanto electoral.

Si Díaz insiste en que quiere una campaña con "acento andaluz", la oposición le responde que hablen entonces de corrupción. Y, mientras aguardan a que el juicio a Chaves, Griñán y el resto de altos cargos en los ERE depare titulares suculentos, están pasando a Díaz la factura de los desmanes en la extinta fundación pública Faffe, con cuyas tarjetas de crédito oficiales se hicieron pagos en prostíbulos. El caso es de 2010, pero se ha conocido esta primavera. Además la oposición acusa al consejero de Empleo de haber ocultado información al Parlamento. Si los partidos de oposición se ponen de acuerdo contra el PSOE, pueden forzar una comisión de investigación sobre la Faffe. Pero es una incógnita si eso serviría para dificultar un adelanto electoral o para precipitarlo.

Más sobre este tema
stats