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Defensa

El debate sobre la recuperación de la mili se reaviva en Europa

El presidente francés, Emmanuel Macron, saluda a un grupo de militares.

La mili vuelve a ponerse de moda en Europa. La reinstauración del servicio militar obligatorio, presente actualmente en al menos media docena de países europeos, ha conseguido colarse a lo largo del año en la agenda política de tres de las principales potencias comunitarias. Si hace sólo unos meses era el presidente Emmanuel Macron el que planteaba abiertamente –y entre críticas– su intención instaurar en Francia un “servicio militar universal”, ahora el asunto de la recuperación de la mili se ha colado tímidamente en el debate político germano e italiano. No así en España, donde esta posibilidad fue descartada a comienzos de año por la entonces ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que aseveró que la sociedad “no entendería” que volviera a instaurarse un servicio militar obligatorio a imagen y semejanza del abolido hace casi dos décadas.

El melón sobre la recuperación de la mili lo abrió el presidente galo el pasado mes de enero durante una visita a la base naval de Tulon, en el sureste del país. Sin dar apenas detalles, Macron aseguró que el bautizado como “servicio militar universal” terminaría siendo una realidad. El objetivo de este paso, según constaba en el programa electoral que le llevó al Elíseo, es ofrecer a los jóvenes galos “una experiencia ciudadana de la vida militar, de la mezcla social y de la cohesión”. Aunque la medida ha sido duramente criticada por altos mandos militares, que rechazan que las Fuerzas Armadas tengan que hacerse cargo de la educación de los jóvenes, lo cierto es que el regreso del servicio militar cuenta con el respaldo del 74% de los franceses, según una encuesta realizada en 2016 por el diario Le Monde.

Pero el debate no se quedó en suelo francés. El pasado mes de agosto, durante un mitin en el municipio de Lesina, el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, planteó la posibilidad de recuperar el servicio militar obligatorio. “Me gustaría que, además de los derechos, volvieran los deberes”, aseveró el líder de la Liga Norte, que señaló la necesidad de “reintroducir durante algunos meses” la mili para que los “chicos y chicas” aprendan “un poco de educación que mamá y papá no están en condiciones de enseñarles”. Pero la propuesta de Salvini no ha sido bien recibida por sus colegas de Gobierno. Tanto la ministra de Defensa italiana, Elisabetta Trenta, como el Movimiento 5 Estrellas, la formación con la que la Liga comparte Ejecutivo, la han calificado de “idea romántica” no acorde “con los tiempos que ahora vivimos”.

El debate sobre la reintroducción de una suerte de mili obligatoria también se ha abierto en Alemania. La propuesta la puso en la agenda política la secretaria general de la CDU, Anette Kramp-Karrenbauer, que abrió la puerta a que se incluyera la recuperación del servicio militar en el programa que la formación conservadora presentará en su congreso a finales de diciembre. La medida, criticada por la práctica totalidad del arco parlamentario –con la única excepción de los neonazis de Alternativa para Alemania–, ha sido rebajada por la ministra de Defensa germana, que ya ha dejado claro que este servicio no podrá ser la viva imagen de la antigua mili. Tampoco ve con buenos ojos la propuesta la canciller alemana, Angela Merkel, al considerar que iría en contra de la profesionalización y modernización del Ejército.

Las líneas generales de la nueva mili francesa

Por el momento, Francia es el único de los tres países que ha dado pasos firmes para que la reinstauración sea una realidad. El Ejecutivo de Emmanuel Macron ya ha presentado las líneas maestras de su futuro servicio nacional universal, una iniciativa con la que se busca impulsar un “sentimiento de pertenencia” nacional entre los franceses y construir una “sociedad más resiliente”, según desveló a mediados de junio el diario francés Liberation. Aunque todavía no es definitivo –se celebrarán consultas hasta octubre para terminar de dar forma al futuro servicio–, el plan que ha puesto sobre la mesa el presidente de la República afecta a todos los chicos y chicas mayores de 16 años y está formado por un mes obligatorio y tres opcionales.

En la fase de obligado cumplimiento, que se realizaría en periodo escolar y vacacional, los jóvenes dedicarán la mitad del mes a participar en “un proyecto colectivo” desarrollado por asociaciones, mientras que la segunda parte, que se realizaría en régimen de internado, será de “aprendizaje” y estará dividida en varios módulos: “educación cívica”, “cursos de primeros auxilios”, “intervención de representantes del Ejército”… En cuanto a la parte no obligatoria, la intención es que se desarrolle en forma de compromiso con algún colectivo agraciado con la etiqueta SNU (servicio nacional universal). Esta segunda fase voluntaria podría estar remunerada o llevar aparejados otro tipo de incentivos: créditos universitarios, facilidades para el carnet de conducir o ventajas en el acceso a la función pública.

Pocos detalles se conocen, sin embargo, de las propuestas italianas o alemanas. Durante su mitin en el municipio de Lesina, Salvini tan solo deslizó la idea para tantear el terreno. Tampoco aportó muchos más datos la secretaria general de la Unión Demócrata Cristiana de Merkel. “Introducir este servicio también para los refugiados, ya sea voluntario u obligatorio, ayudará a su integración en el Estado y en la sociedad”, señaló Kramp-Karrenbauer. No es la primera vez que se abre en Alemania el debate sobre la reinstauración del servicio militar obligatorio, derogado en 2011. A finales de 2016, en plena oleada de atentados terroristas, el Consejo de Ministros germano dio luz verde al nuevo Concepto de Defensa Civil, un documento en el que se hacía una pequeña mención a la vuelta de la mili en situaciones de crisis.

¿Un servicio militar del siglo XXI?

La decisión de Macron no es pionera en suelo europeo. A principios de 2017, Suecia anunció que recuperaba un servicio militar obligatorio –combinado con el voluntario– de seis meses para hacer frente a la inestabilidad geopolítica propiciada por el incremento de la influencia rusa y ante la “dificultad” para encontrar voluntarios que quieran servir en las Fuerzas Armadas del país nórdico. Chipre, por su parte, tiene una mili de 25 meses, mientras que Dinamarca lo reduce a cuatro meses para hombres de entre los 18 y los 27 años. La lista de los Estados europeos que conservan el servicio militar obligatorio para sus ciudadanos la completan Grecia –con nueve meses–, Finlandia –donde el mínimo tiempo de servicio es de seis meses–, Austria –también seis meses– y Estonia.

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En España, de momento, la mili ni está ni se la espera. “Veo complicado que [la reimplantación] fuese aceptada socialmente en nuestro país”, sostiene en conversación telefónica con infoLibre Miguel López, miembro de Foro Milicia y Democracia, que recuerda que en España “no hay una conciencia de defensa, y menos entre los jóvenes”. Coincide con él Fidel Gómez Rosa, doctor en Ciencias Políticas, que afirma la sociedad española es “más reacia” que la del resto de países del entorno europeo en este asunto. No obstante, no le parece que sea una mala instaurar una especie de mili para volver a recuperar esa cultura de la defensa perdida y para “normalizar la relación” entre las Fuerzas Armadas y la sociedad, algo que “nos iría bien socialmente”. “La conciencia de defensa habría que recuperarla en los colegios, institutos y universidades, no en un servicio militar”, rebate López.

En lo que sí coinciden ambos expertos, sin embargo, es en la imposibilidad de recuperar una mili chapada a la antigua. “Una vuelta atrás sería impensable en cualquier país”, apostilla el miembro de Foro Milicia y Democracia, que añade que “no tiene sentido hacer perder el tiempo” a los jóvenes durante su etapa de formación. “Sería una cosa muy limitada, de pocos meses e igual en periodos cortos, no seguidos”, explica el doctor en Ciencias Políticas, aseverando a renglón seguido que una fórmula de servicio militar de un año o más sería “totalmente inviable”: “No hay instalaciones, no hay dinero, no hay cuadros de mando para encuadrar a todas esas personas”. En definitiva, completa Gómez Rosa, sólo consistiría en una “toma de contacto” basada en “una serie de conferencias, cursillos o visitas”.

Y, aunque los expertos creen que en esta nueva mili del siglo XXI también estaría presente un periodo de instrucción militar, consideran que este entrenamiento “sería mínimo” porque no tiene sentido “una fase de endurecimiento” si no van a encuadrarse posteriormente en una unidad del Ejército. También sería inconcebible, sentencian, que el nuevo servicio militar sea exclusivamente masculino. De hecho, señala Gómez Rosa, “serviría para ampliar la participación de las mujeres en las Fuerzas Armadas”.

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