Presupuestos Generales Estado

El Gobierno y Podemos presionan a los independentistas catalanes para que se sumen al acuerdo presupuestario

Los presidentes de la Generalitat y del Parlament, Quim Torra y Roger Torrent, y el vicepresidente Pere Aragonés conversan con la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en un acto en Barcelona.

Fernando Varela

El Gobierno sabe que tiene en su contra 169 escaños en el Congreso que, pase lo que pase, se van a oponer al proyecto de Presupuestos que acaba de pactar con Unidos Podemos. Frente a ese bloque granítico liderado por Pablo Casado y Albert Rivera del que forman parte PP (134), sus satélites (dos diputados de UPN y uno de Foro Asturias) y Ciudadanos (32), Pedro Sánchez cuenta, de momento, con sólo 151 (los 84 del PSOE y los 67 de Unidos Podemos).

Así que, para que los Presupuestos salgan adelante, el Gobierno necesita que la coalición de la derecha no consiga aumentar los votos negativos y, al mismo tiempo, sumar no menos de 19 votos a favor —la cifra final dependerá de las atenciones, si se producen—.

Las negociaciones empiezan ahora mismo, a partir de las líneas generales suscritas en la Moncloa por Sánchez y Pablo Iglesias y, a priori, son el PNV (cinco votos), Compromís (cuatro) y el único diputado de Nueva Canarias, los más predispuestos a alcanzar acuerdos. Pero sólo con ellos no basta: su ayuda elevará el cómputo a favor de los Presupuestos a 161 diputados, de manera que los socialistas —y sus socios de Unidos Podemos— están obligados a presionar a Esquerra (nueve diputados) y al PDeCAT (ocho escaños) para que voten a favor.

A partir de ahí, las cuentas se complican. Lo que hagan Coalición Canaria (un escaño) y Bildu (dos) puede ser también determinante, porque aunque no respalden los Presupuestos, no es lo mismo que voten en contra (reforzando el bloque de la derecha y poniéndoselo más difícil a Sánchez) que si optan por la abstención. Lo mismo cabe decir de los diputados independentistas catalanes: en teoría el Gobierno podría sacar adelante los Presupuestos si, por ejemplo, Esquerra los respalda y el PDeCAT se abstiene —siempre y cuando CC y Bildu no voten en contra—.

La compleja aritmética del Congreso obliga a Sánchez, pero también a Unidos Podemos, a desplegar toda su capacidad de persuasión, especialmente para convencer al PDeCAT y Esquerra. La antigua Convergència, hoy bajo control del expresident Carles Puigdemont, se debate entre negociar con el Gobierno o negarse a hacerlo a menos que el Ejecutivo acepte, antes de quince días, convocar un referéndum de autodeterminación, tal y como ha exigido el jefe del Govern, Quim Torra.

Los ocho diputados que tienen en el Congreso se mueven, de hecho, en dos bloques, liderados de hecho por el portavoz Carles Campuzano, poco partidario de ultimátums y más dispuestos a no poner límites a las negociaciones con Sánchez, y Miriam Nogueras, vicepresidenta del PDeCAT, dirigente de total confianza de Puigdemont y firme defensora de no hacer concesiones. La dirección del partido, convocada para este viernes con el fin de analizar los acontecimientos que han motivado la pérdida de la mayoría independentista en el Parlament, será quien decida.

Para muestra de la división de opiniones, un botón: uno de sus diputados en el Congreso, Ferran Bel, declaró este jueves estar dispuesto a negociar. “Hablar siempre se puede hablar”, señaló a la espera de conocer el detalle del acuerdo suscrito por Sánchez e Iglesias. En todo caso, advirtió, si el PSOE quiere su apoyo, debe tener en cuenta también la situación de Catalunya y hacer gestos en dos sentidos: sobre los presos soberanistas y sobre cómo plantea que los catalanes decidan sobre su futuro político. Aunque, subrayó, el PDeCAT no exigirá cosas inasumibles en estos dos puntos, sino medidas “factibles para el Gobierno”.

Sin embargo, casi a la misma hora y a través de Twitter, Miriam Nogueras no dejaba lugar a dudas al “repetir por enésima vez: si no existen gestos y movimientos hacia los presos políticos y exiliados, y no hay ninguna propuesta política de la autodeterminación, el PSOE tendrá un no nuestro a los presupuestos. Lo saben el PSOE y Podemos”, subrayó.

Esquerra no se sentará a hablar

En Esquerra, en cambio, no hubo reparto de papeles. El vicepresidente del Govern y número tres de ERC, Pere Aragonès, proclamó desde Barcelona que su partido no quiere hablar de Presupuestos si antes no hay movimientos del Estado en relación a la causa sobre el proceso soberanista que instruye el Tribunal Supremo. Lo misma posición que defendió el líder republicano en el Parlament, Sergi Sabrià: “Si no hay un movimiento de manera inmediata respecto a la autodeterminación y respecto a la situación de los presos, ERC no tiene nada que negociar, advirtió. E igual que Nogueras, Sabrià anticipó que Esquerra no considera siquiera la posibilidad de una abstención para facilitar las cosas al Gobierno.

ERC está muy atenta a lo que la Fiscalía General del Estado haga en los próximos días con los escritos de acusación contra los presos del procés y, especialmente, sobre la acusación de rebelión que pesa sobre ellos y que mantiene a algunos —entre los que está el líder de Esquerra, Oriol Junqueras— en prisión preventiva desde hace un año.

Y eso que algunas de las medidas que han acordado el Gobierno y Podemos son muy del agrado de Esquerra, como el incremento del salario mínimo. Gabriel Rufián, diputado en el Congreso, lo dejó claro en un apunte en Twitter en el que admitió que se trata de “una buena noticia, se tenga la bandera que se tenga en el balcón”.

La cuenta atrás ya ha comenzado. La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, aprovechó la rueda de prensa del Consejo de Ministros para hacer un llamamiento a Esquerra y PDeCAT para que apoyen el acuerdo de unos Presupuestos “muy beneficioso para el conjunto de la sociedad, también la catalana”, porque recogen 2.200 millones en fondos para la Generalitat.

Un dinero que Celaá justificó diciendo que el Gobierno está “avanzando seriamente en conceptos importantes para Cataluña y ha llegado el momento de dotar esos avances del soporte económico que necesitan”.

La cifra, además de una mayor financiación e inversiones para Cataluña, incluye el acuerdo alcanzado entre Hacienda y la Generalitat para que a partir de este año y en cuatro anualidades reciba 1.459 millones por inversiones pendientes previstas en la Disposición Adicional Tercera del Estatut y para compensar la ampliación de plantilla y funciones de los Mossos d´Esquadra.

Pero el Gobierno no se limitó a hablar a través de los medios. La búsqueda de un acuerdo fue uno de los asuntos que abordaron en Barcelona la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y la consellera de Presidencia del Govern, Elsa Artadi, que se han visto un momento en la estación de tren de Sants de la capital catalana.

Los argumentos de Carmen Calvo

Previamente, en una entrevista en Rac1 recogida por Europa Press, Calvo avanzó que pediría a Artadi el apoyo a de PDeCAT y ERC a los Presupuestos porque son unas cuentas que “le irán muy bien a Cataluña”. Quienes no las apoyen, advirtió, quedarán en evidencia.

A la complicada tarea de convencer a los independentistas también se aplicó —y se aplicará en los próximos días— Unidos Podemos. El grupo parlamentario de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea avisó este jueves a ERC y PDeCAT de que no se entendería su rechazo a los Presupuestos. Así lo expresó la portavoz de En Comú Podem, Lucía Martín, según la cual este acuerdo “debería suponer un punto de inflexión para acabar con la parálisis institucional” que existe en Cataluña y además de mejorar la vida de los ciudadanos.

“Es un acuerdo objetivamente bueno para Cataluña porque da respuesta a problemas que afectan a Cataluña. Realmente no entenderíamos que los partidos catalanes que están en el Gobierno de la Generalitat no valoraran positivamente el acuerdo y le dieran apoyo”, subrayó.

La alcaldesa de Barcelona y líder de Catalunya en Comú, Ada Colau, abundó en la misma idea. “No entendería” que PDeCAT y ERC no se sumen al preacuerdo de Presupuestos. “Deberían ser los primeros interesados” porque “presenta claras mejoras”, explicó en rueda de prensa. La Generalitat se encuentra en una situación muy difícil; necesita reforzarse, ser creíble y dejar atrás el bloqueo, señaló.

Colau pidió a PDeCAT y Esquerra que dejen de hacer discursos y se sienten a negociar: “Se necesitan las inversiones que hace años que no se hacen” y la negociación no puede supeditarse a la desjudicialización de la política.

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La presión que Catalunya en Comú-Podem (CeCP) pueda ejercer sobre los independentistas es clave en estos momentos. PDeCat y Esquerra han perdido su mayoría en el Parlament y necesitan, más que nunca, a los ocho diputados de CeCP para sacar adelante iniciativas políticas y económicas.

También jugará un papel relevante la posición que tome el PNV. El PP ya ha comenzado a presionar al Gobierno Vasco anunciando que, a diferencia de los dos años precedentes, esta vez se negará a facilitar la aprobación de los Presupuestos el Parlamento de Euskadi. Sin el PP, al PNV no le alcanzan los votos del PSOE y deberá pedir ayuda a Bildu o a Podemos.

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, reconoció en los pasillos del Congreso que se trata de “un encaje de bolillos complicado porque, al final, se necesitan cinco fuerzas”. “Entendemos que se hable primero con Unidos Podemos, pero lo que no podemos hacer luego es pisarnos los callos unos y otros”, ironizó. El PNV, avanzó Esteban, es “realista, sabe cuál es la situación y las dificultades” y planteará “algo factible y razonable” porque es consciente de que acordar entre cinco partidos “es complicado”. Los nacionalistas vascos, explicó además su portavoz en el Congreso, esperan de Sánchez que intente acabar la legislatura y no adelante unilateralmente elecciones, por lo menos, hasta otoño de 2019.

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