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Demasiadas banderas por todas partes. Cuánto desgobierno se tapa con ellas. Al refrendar muchos españoles la Constitución vigente, a sabiendas o no, votamos Monarquía. Yo no me puedo, a mis 82 años,llamar a engaño. Voté al rey porque acepté con mi voto libre y esperanzado un cambio. Aquello no fue una revolución... sólo fue una transición. Pero siempre queda, para los más críticos actuales, a los que decididamente apoyaré, votar mayoritariamente REPÚBLICA en las próximas elecciones municipales. Alfonso XXIII aceptó el resultado y se expatrió. No dudo que ahora ocurriría lo mismo. Nos falta pues ser una gran mayoría de españoles los que lo queramos. Änimo pues.
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Ocultar 1 RespuestasA algunos reyes en lugar de elegirles el pueblo, como sería lo democrático, o por lo menos lo menos malo, los entroniza un dictador asesino. Nuestro país es un claro ejemplo de ello. Corrupción, escándalos financieros y de otra índole, negocios armamentistas con dictaduras despóticas, despilfarro del dinero público en sueldos a todas luces innecesarios, amén de otros capítulos, es lo que esconde la monarquía española tras un patriotismo chabacano, apoyado en la bandera bicolor, cuanto más grande mejor, acompañado todo ello de palabrería hueca y trasnochada. ¡República ya!
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www.infolibre.es ISSN 2445-1592
Anacronismo, caspa dorada, besamanos y reverencias, conciliábulos con la iglesia y la banca, coaliciones con otras monarquías, de países democráticos y dictaduras infames, corrupción y dinero negro diseminado por todos los paraísos fiscales. Las monarquías del mundo defienden su hipotético derecho a ostentar el poder por sus espermatozoides (a menudo plebeyos). Produce sonrojo estar inmersos en ese aquelarre de cabecitas coronadas rodeadas de lameculos y tiralevitas. Niñas y niños que se colocan a la derecha de sus coronados papás para avisarnos de que serán nuestras supremas mandatarias si antes no rueda la cabeza de papá. En definitiva, un asco.
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