Política exterior

España e Italia buscarán puntos en común en la acogida de migrantes a pesar de las políticas xenófobas de Salvini

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y su homologo italiano, Enzo Moavero Milanesi.

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Los Gobiernos de España e Italia buscarán puntos en común para defender en Bruselas que la migración debe gestionarse de forma conjunta, con una política que no ponga toda la carga en los países de llegada de los emigrantes, a pesar de las discrepancias que ambos Ejecutivos han tenido hasta ahora. Un primer ejemplo será la creación de los centros de recepción de migrantes, para que se repartan por todos los países costeros.

Así lo han avanzado los ministros de Asuntos Exteriores de los dos países, Josep Borrell y Enzo Moavero, que este lunes se han reunido en Madrid después de participar en el Foro Hispano-Italiano. "Hemos discrepado de cómo lo han abordado en el pasado, pero hay que buscar puntos de aproximación para defender que la migración es un problema europeo en los Consejos Europeos que van a decidir sobre ello", ha dicho el ministro español, según recoge Europa Press.

Borrell ha admitido que "España no está de acuerdo" con la decisión "unilateral" del Gobierno italiano de cerrar sus puertos a los barcos de migrantes, porque cree que "no es la solución", y ha recordado que el asunto generó "algunos momentos de tensión" el verano pasado por el "tono" de las declaraciones del ministro italiano del Interior, Matteo Salvini -que cargó contra Borrell y acusó a España de favorecer la inmigración irregular por abrir sus puertos a los barcos que Italia rechazaba-.

Sin embargo, el hecho es que España e Italia comparten el ser países de llegada de migrantes y tienen intereses comunes, por ejemplo a la hora de organizar los llamados centros de recepción que la UE acordó en el Consejo Europeo de junio. Según Moavero, los dos países seguirán hablando para "tener una posición común" porque en junio se habló de "esfuerzo compartido europeo".

Lo que no puede ser, ha precisado Borrell después, es que esos centros -que en junio se decidió que serían voluntarios- estén solo en Italia, Grecia o España, sino que deben crearse "de Algeciras a Estambul". De hecho, ha recordado que "Francia tiene una isla en mitad del Mediterráneo y también ha mencionado Malta o Chipre, todos los que tienen costa mediterránea, por considerarlo un "planteamiento razonable".

La necesidad de aunar fuerzas entre España e Italia la ha planteado poco antes con toda claridad el ministro italiano, en el Foro empresarial. Lo que Europa "no quiere ver", ha dicho, es que quienes emigran de África no pretenden llegar a una isla italiana, ni a la península italiana o española, sino al continente europeo, y la UE para eso tiene pocas reglas "en su mayoría pensadas para llegadas muy limitadas", que ponen toda la carga -de gestionar las demandas de asilo, hacerse responsable de los demandantes y repatriarlos en virtud de los acuerdos que tengan firmados- en los países de acogida.

Moavero ha subrayado que Italia recibió grandes flujos de migrantes "y es impensable que un país solo pueda gestionar todo eso". A su modo de ver, en ese escenario "es normal que haya una reacción contraria de la población, y eso llega a las urnas y está en la base de las fuerzas políticas que llegan al Gobierno". "Hablamos de responsabilidad", ha subrayado.

En un foro ante empresarios de los dos países, ambos han pasado de puntillas sobre las grandes diferencias políticas entre los dos Gobiernos. Moavero es hoy compañero en el Consejo de Ministros de Matteo Salvini, pero antes fue ministro de Asuntos Europeos con el Gobierno tecnocrático de Mario Monti y después con Enrico Letta.

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Los dos ministros también han apostado por un plan "potente" de inversión en África para que los ciudadanos "puedan escoger y no estén casi obligados a emigrar". Moavero ha llamado a asegurar recursos en el Marco Financiero Plurianual de la UE y a financiar infraestructuras en África con emisiones de títulos. Europa, ha advertido, invierte en África hoy menos que hace 30 años.

El italiano también ha apostado por sumar fuerzas en pro de una política de defensa seria y un mejor funcionamiento del mercado único que no dañe el crecimiento. España e Italia, ha subrayado, tienen el mismo interés en que no se debiliten las políticas de cohesión y en una política agrícola común que tenga en cuenta la calidad de los productos. Es decir, ha advertido contra una política de etiquetado nutricional que suponga "marcar en rojo" un jamón o un queso italianos o españoles y "en verde" productos que puedan incorporar componentes sintéticos.

Borrell también se ha mostrado preocupado por la unión monetaria, porque "desgraciadamente los capitales no fluyen como deberían fluir", ya que "la desconfianza ha vuelto y los ahorradores alemanes no están tan dispuestos a financiar a los países del sur y buscan la colocación de sus ahorros allende los mares", cosa que, a su juicio, "debería preocupar mucho".

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También ha dejado clara la apuesta por el pilar presupuestario y social, porque tanto España como Italia pueden llegar a tener dificultades para seguir perteneciendo a un proyecto como es la UEM si es solo "monetaria".

En el plano bilateral, el ministro español ha llamado la atención sobre el desequilibrio inversor entre los dos países, ya que Italia es el tercer inversor en España y España ocupa solo el puesto 16 en Italia. Esta situación, ha dicho, obliga a pensar si hay algún problema regulatorio o si tiene que ver con el peso que tiene la empresa pública en Italia -a diferencia de España-.

A preguntas de los periodistas, ha dicho no haber abordado con Moavero las sanciones de Estados Unidos contra quienes compren petróleo iraní, unas sanciones de las que Italia y otros siete países han quedado exentas por el momento. Borrell se ha limitado a recordar que España e Italia están alineadas con la posición común de la UE de rechazo de las sanciones y hará lo posible para que las empresas españolas puedan seguir trabajando en el país.

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