Igualdad

¿Alterar el horario sirve para combatir el machismo como sostiene Carmen Calvo?

Carmen Calvo, vicepresidenta y ministra de Igualdad.

La vicepresidenta y ministra de Igualdad, Carmen Calvo, aseguró este jueves que "alterar el tiempo es también una resistencia al machismo". La vicepresidenta recuperó el debate de los husos horarios iniciado tras la propuesta de la Comisión Europea de eliminar el cambio de hora, para repensarlo desde una óptica de género. "El tiempo de las mujeres nunca se ha contabilizado en términos económicos, ha sido gratis, el que el patriarcado nos otorgaba como madres, esposas, hijas", denunció, para añadir que el tiempo de ellas "no existía, daba por entregado el 100% a una causa mayor, la ordenación jerárquica y machista de una sociedad". Por ello, la socialista apela a la alteración del tiempo también como una forma de "resistencia al machismo de la sociedad" que aspira a "ser igualitaria en derechos, oportunidades y libertades entre hombres y mujeres".

¿Guarda relación la distribución del tiempo con la lucha contra el machismo y la mejora de la conciliación? Las expertas consultadas por infoLibre coinciden en que repensar los horarios tendría repercusiones obvias en las vidas de las mujeres, pero advierten de que las medidas aisladas no conducen a cambios prácticos. La ministra Calvo, durante su intervención en el XIII Congreso Nacional para Racionalizar los Horarios Españoles, puso como ejemplo "unos horarios que empezaran sobre las 7:30 o las 9:00 horas y terminaran sobre las 17:00 o las 18:30 de la tarde". Entonces, defendió, la ciudadanía podría "disponer de espacios amplios para la vida personal, familiar, reconducir algunos elementos que distorsionan" la convivencia.

La propia Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles insistió ya en mayo en los beneficios que aportaría trabajar con unos horarios más racionales, entre los que destacaba una mejora en la productividad, la conciliación y la salud. La misma asociación afirma con rotundidad, en uno de sus estudios al respecto, que "la sociedad necesita abordar el debate" de la racionalización de los horarios y "tomar una decisión" al respecto. Es precisa, asevera, "la adaptación a unos horarios más racionales y que estén más acompasados con los del resto de países" europeos, porque a día de hoy "están totalmente descoordinados con los horarios de colegios y guarderías". Sin embargo, advierte, "la sola implantación de políticas de conciliación y racionalización de horarios no son suficientes en sí mismas". En esta línea se expresan también las expertas que han opinado al respecto para este diario.

Medidas globales

La profesora de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Fefa Vila reflexiona en torno a la utilidad de ajustar el tiempo. "Tiene que ir acompañado necesariamente de otras medidas", comenta la también activista. En primer lugar, menciona el peso de la brecha salarialbrecha salarial en la vida de las mujeres, que oscila entre el 20% y el 30% según quien la calcule. "Lo que marca la autonomía es el salario", observa. Pero construir un nuevo escenario más equitativo también "depende de un cambio cultural". El hecho es que si las mujeres tienen más tiempo, pero todo lo emplean en los cuidados de las personas dependientes y en las tareas domésticas, la utilidad real será escasa.

La socióloga cree que, en este sentido, sería importante "reducir la jornada laboral directamente", pero insiste en que España no tiene "la cultura europea de salarios, ni husos de tiempo, ni conciliación, ni autonomía femenina", de manera que sería necesario articular un mecanismo que abordara directamente todas las aristas para caminar hacia un cambio global.

La secretaria de Mujeres e Igualdad de CCOO, Elena Blasco, también entiende clave una racionalización de los horarios para mejorar la conciliación. "Es un elemento que funciona como mecanismo clave para conseguir una adecuada gestión de horarios de trabajo que respondan al equilibrio productivo de la vida laboral, familiar y personal", señala la sindicalista, quien matiza que la conciliación no sólo abarca la "carga familiar" sino la idea de que las mujeres puedan disponer de tiempo para ellas mismas.

En este sentido, coincide en que tratar de repensar y encajar los horarios es "una parte de la búsqueda para acabar con la desigualdad estructural y los estereotipos en la división del trabajo". No obstante, y precisamente por tratarse de un fenómeno estructural, la fórmula no puede ser sólo una. "Solamente establecer una franja horaria no evita que el hombre, por ejemplo, se quede haciendo horas extra", repara Blasco.

Si bien la gestión del tiempo es importante, también "influyen mucho los roles asignados socialmente, su impacto en el empleo y el desarrollo laboral de las mujeres". Por este motivo, si bien una redistribución de los horarios "puede facilitar la conciliación", lo cierto es que por sí solo "no acabará con las concepciones sexistas". Laboralmente existen muchos otros obstáculos, remarca Blasco, como "el presentismo laboral, tan masculino, o la penalización por parte de los empresarios de la maternidad y los cuidados".

Voluntad política y negociación colectiva

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Elena Blasco reconoce "buenas intenciones" en las declaraciones de la ministra, pero estima que "sólo una verdadera voluntad" será la que abra la puerta a la conciliación real. Para ello, es necesario hacer entender a los empresarios "que no se va a perder productividad", porque "la patronal está muy cerrada al tema de las franjas horarias". Únicamente, reitera, "la verdadera voluntad será capaz de acabar con todas las concepciones sexistas".

Cristina Antoñanzas, vicesecretaria General de UGT, apuesta por una "redistribución de la jornada que sea adecuada para poder disfrutar de la vida". La sindicalista –que prefiere hablar de corresponsabilidad en lugar de conciliación– repara, sin embargo, en las especificidades de cada sector y entiende que cada empresa debería adaptar la medida en función de sus características. Para ello, Antoñanzas pone en valor la negociación colectiva: "El Gobierno podrá tomar medidas, pero de nada servirán si los empresarios y los trabajadores no quieren" implementarlas.

Es necesario "abordar el tema en su conjunto", coincide, y no a través de "medidas aisladas". La sindicalista exige que el Gobierno convoque la mesa de igualdad con el propósito de "hablarlo en su conjunto y tomar una medida con visión global", de manera que se negocie "con empresarios, sindicatos y agentes sociales".

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