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Un bonito lance de caza... Hay que joderse!!!! pic.twitter.com/gQ0V2L6HFX
— Luis M Domínguez (@DOMINGUEZLM) 17 de noviembre de 2018
Los responsables de esta salvajada solo tienen un nombre: criminales. Acabemos con esto de una vez y castiguemos a los culpables. Ojo, las imágenes son durísimas pic.twitter.com/3YhklAazpO
— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) 17 de noviembre de 2018
Me llega este vídeo de una jornada de caza que se acaba convirtiendo en un auténtico desastre, con los perros y un venado cayéndose por un barranco... De verdad que no entiendo que se disfrute con esto... #LaVerdadDeLaCaza pic.twitter.com/wPQVLTxNm8
— Juan López de Uralde (@juralde) 17 de noviembre de 2018
No es accidente. No es suceso fortuito, es una cacería, Déjense de consternaciones. En la web R. F. Española de Caza está escrito el verdadero sentimiento que les supone la acción de cazar, solo eché un vistazo porque la consternación de esta real federación me estallaba en el cráneo
"Los perros cazan, pero como no están sujetos a la ley porque no tienen derechos y deberes como los humanos, la acción legal de cazar tampoco puede ser realizada por los perros."
"Debe quedar muy claro que la caza, la acción de cazar consiste en una serie de actos que se realizan con la intención de capturar, viva o muerta, una pieza de caza, de manera que, aunque no se capture la pieza, la acción de cazar existe igualmente."
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No sé si tendré la suerte de vivir para ver la erradicación de estas salvajadas tan incontroladas, la Federación se duele por la fatalidad del rehalero que obró con la maxima diligencia. Que nos contabilicen las personas que han muerto de un disparo en una cacería o de los perros que matan cuando ya no les resultan útiles, posible es que estas circunstancias escapen a su control.
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www.infolibre.es ISSN 2445-1592
¡Bestias¡.
Para alivio (relativo) de ustedes lectores, les cuento mi experiencia en la única cacería a la que asistí. Un familiar me invitó a una en Zamora, y acepté. No conocía esa zona y tenía idea de que era un bosque típico. Me asignaron un puesto y una escopeta, solo tenía que esperar, un grupo de lugariegos iba dando voces, palmadas y tocando cornetas para espantar a las perdices, que empezaron a pasar alocadamente por encima de mí, hasta que ví delante de mí una pobre perdiz que venía andando poco a poco. Me quedé mirándola, nunca había visto una tan cerca, y la seguí embobado con la mirada hasta que pasó a mi lado, y siguió su camino. Ya a unos metros, dí unas palmadas para que se alejara mas deprisa. Y desapareció en el bosque.
Por cierto, el bosque, entre Zamora y Buenamente, una maravilla, un residuo, de lo poco que queda, de el típico bosque castellano de encinas y quejigos.
Al cabo de un rato, cuando ya no se veía ningún pájaro por ningún lado, hice un par de disparos ...a las nubes. ¡Y no dí a ninguna¡
Una gloria de cacería. Se lo conté al familiar, .... y no ha vuelto a invitarme.
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