El año electoral

Los argumentos de Rivera contra Sánchez que ahora se vuelven contra Ciudadanos en Andalucía

Fernando Varela

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, asegura que los votos con los que la ultraderecha hará posible el Gobierno que su partido va a formar con el PP en Andalucía no suponen ninguna hipoteca para el nuevo Ejecutivo de la Junta porque su formación no ha negociado nada con ellos, aunque sí lo haya hecho el partido de Pablo Casado. Rivera, sin embargo, lleva siete meses acusando a Pedro Sánchez de estar en manos del independentismo catalán porque PDeCAT y Esquerra votaron a favor de la moción de censura que le llevó a la Presidencia del Gobierno. Y eso que a día de hoy el Gobierno socialista sigue sin tener ni siquiera apoyo suficiente para sacar adelante su proyecto de Presupuestos para 2019.

El Gobierno de Sánchez no negoció ni firmó ningún acuerdo con los partidos independentistas —ni con ningún otro— pero el PP, que acompañará a Ciudadanos en el Gobierno andaluz, sí se ha reunido y ha suscrito un acuerdo con Vox a cambio del respaldo de los doce diputados ultraderechistas a la investidura que hará posible que por primera vez Andalucía sea gobernada por la derecha.

Según Albert Rivera, todos los partidos que apoyaron la moción de censura forman parte del Gobierno. “España no se merece un Gobierno compuesto por 22 partidos separatistas que además quieren liquidar este país”, señaló el presidente de Ciudadanos en el mismo Pleno que aprobó la moción. Todos ellos, aseguró, “formarán parte de un Ejecutivo que quiere romper la igualdad entre españoles y sacar tajada de la debilidad de la situación”.

El apoyo a la moción, aseguró entonces Rivera, que hoy prefiere no hablar del respaldo que Vox va a dar al nuevo Gobierno andaluz, equivale a que “Bildu, ERC y los amigos de Puigdemont tomen las riendas del país” y “tomen las decisiones por el pueblo español”. Aquella votación dio lugar, según él, que ahora no se siente vinculado por los votos de la ultraderecha, a un Gobierno Frankenstein compuesto por quienes quieren liquidar España”.

Aquel mismo día, después de la votación que desalojó a Mariano Rajoy de la Moncloa, Rivera ya hablaba de “concesiones e hipotecas de Sánchez a sus socios de Bildu y los separatistas”. Y su portavoz nacional, Inés Arrimadas, denunciaba que el nuevo Ejecutivo iba a nacer “maniatado a Bildu, Puigdemont y Torra”.

En los días sucesivos los dirigentes de Ciudadanos abundaron en los mismos argumentos. José Manuel Villegas, secretario general del partido, denunció “las hipotecas de Pedro Sánchez con los populistas y separatistas” que le iban a obligar a tomar decisiones “en contra de los intereses de todos los españoles”.

Ciudadanos sostiene ahora que el partido naranja no deberá nada a Vox, pese a que sin los votos de la extrema derecha no sería posible su gobierno de coalición con el PP, pero en cambio Sánchez sí “tiene una hipoteca con los partidos nacionalistas que deberá pagar con cesiones”, argumentó en su momento Arrimadas, por haber aceptado sus votos. “Aquellos que dieron un golpe a la democracia tienen ahora la batuta de la política nacional gracias a las concesiones de Sánchez”, señaló la líder naranja en Cataluña en una conferencia en el Club Siglo XXI.

El portavoz del grupo parlamentario de Ciudadanos en el Congreso, Juan Carlos Girauta, acusó a Sánchez a las pocas semanas de convertirse en presidente de tener “las manos atadas” por las “hipotecas y servidumbres independentistas”. Y, mucho antes de que su partido se dispusiese a acceder al Gobierno de Andalucía gracias a la ultraderecha, alertó del “peligro de que el mercadeo de pasillo y despacho sea la política que se hace por otro lado”.

“Socios nacionalistas y populistas”

Recibir los votos del independentismo es equivalente a un “asalto al poder”. “Sánchez se comporta como un bucanero y se reparte el botín con sus socios nacionalistas y populistas”, denunció poco después Villegas. Y aplicar la legislación en materia penitenciaria no es otra cosa que usar a las víctimas del terrorismo para “pagar las hipotecas del Gobierno”, según el secretario general del grupo parlamentario naranja, Miguel Gutiérrez, que no dudó en asegurar que Sánchez está “más preocupado por la situación de los asesinos y sus familiares que por las víctimas”.

La primera reunión entre Sánchez y el president Quim Torra, celebrada el pasado mes de julio, dio pie a Ciudadanos a extender aún más sus acusaciones. “Torra es el cobrador del lazo que llega a Moncloa para recibir la hipoteca que aupó a Sánchez a la Presidencia”, proclamó Arrimadas tras una reunión del Comité Ejecutivo de su partido. Sánchez, añadió Rivera esa misma semana, “paga a Iglesias, Puigdemont y Torra” un “alquiler por estar en La Moncloa”. “El Gobierno de Sánchez parece que prefiere estar al servicio de los nacionalistas”, subrayó.

La necesidad de llegar a acuerdos para sacar adelante el proyecto de Presupuestos de 2019 también ha servido a Cs para insistir en que, si los nacionalistas votan a favor, será a cambio de acuerdos inconfesables. “Los Presupuestos no pueden ser la moneda de cambio en los tejemanejes de Sánchez con los separatistas”, acusó hace unos días la portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, que se mostró además preocupada por lo que llamó “falta de transparencia”. Negociar los presupuestos con los independentistas, añadió, es “la última traición” de Sánchez. “Le da igual poner la educación y la sanidad en manos de los que quieren romper España”.

Un argumento similar utilizó Miguel Gutiérrez: “Sánchez engaña a los españoles pactando los Presupuestos con Bildu y Torra y sin convocar elecciones”, aseguró. “No se puede gobernar el país con quienes quieren romper España”.

Albert Rivera cree que el mero hecho de reunirse con Quim Torra, como hizo Sánchez en Barcelona, supone “claudicar frente a los que quieren liquidar España”. “Ha entregado a los catalanes a Torra como botín para seguir unos meses más en Moncloa” remachó aquel día Inés Arrimadas.

Sánchez es “cómplice de los que quieren liquidar España” al “convertir en aliados a Torra y Rufián”, destacó de nuevo Rivera, mientras el portavoz de Cs en el Parlament, Carlos Carrizosa, acusaba al presidente del Gobierno de preparar “pactos oscuros” y “componendas secretas” con Quim Torra con el fin de “seguir en la Moncloa”. Las reuniones de su socio de gobierno andaluz con la extrema derecha de Abascal no provocan denuncias públicas por parte de los dirigentes de Cs.

Este miércoles, en cambio, consumado el pacto PP-Vox que hará posible la llegada de Ciudadanos a la Junta de Andalucía, el partido naranja no advirtió ningún problema porque sólo se siente concernido por sus propios acuerdos con el partido de Pablo Casado. “Hoy es un día histórico para Andalucía”, concluyó Cs. 

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