Crisis en Venezuela

Borrell sugiere que España reconocerá a Guaidó si Maduro no convoca elecciones

El ministro de Exteriores, Josep Borrell, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Fernando Varela

España quiere que la Unión Europea asuma una posición común y exija al presidente “de facto” de Venezuela, Nicolás Maduro —así se refirió a él el ministro de Exteriores, Josep Borrell—, la convocatoria inmediata de elecciones libres y verificables internacionalmente. Si no lo hace, en un plazo “necesariamente corto”, España quiere que Bruselas reconozca la autoridad interina del presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, y encargue a esta institución, que sí considera legítima, la organización de un proceso electoral.

Borrell no lo dijo explícitamente, para no condicionar las negociaciones entre los 27 países que forman parte de la Unión, pero dejó claro que si la UE no asume esta posición España sí lo hará. Una postura que coincide exactamente con la que ha trasladado Alemania. “España no permanecerá inactiva”, subrayó. Su voluntad es “restablecer la democrtacia en Venezuela” y si la UE no actúa, “no vamos a permanecer impasibles”.

Para tomar este acuerdo, que según Borrell está liderando España con el apoyo de Portugal, se necesita unanimidad. Fuentes consultadas por la Cadena SER aseguran que hay al menos dos países, Austria y Grecia, que se niegan a reconocer la Presidencia interina de Guaidó para el caso de que Maduro rechace convocar elecciones.

¿Y qué pasa si Maduro se niega y Guaidó no tiene el apoyo de los militares para convocar elecciones? “Tendría el reconocimiento de la comunidad internacional, pero eso no le entregará el poder por arte de magia”, reconoció Borrell en respuesta a un periodista tras la reunión del Consejo de Ministros. “Lo que no nos gustan son las soluciones violentas, eso es lo que tratamos de evitar”. “Lo que no vamos a hacer”, añadió, es publicar tuits pidiendo al Ejército que derroque el régimen, como alguien ha hecho”, añadió el ministro de Exteriores.

El titular de Exteriores explicó que la petición de elecciones se dirige a Maduro, pese a no reconocer la legitimidad de su mandato, porque es quien tiene ahora mismo “los resortes administrativos del país en su mano”. Lo que no significa que la UE o España estén dispuestos a dar por bueno un proceso electoral que no reúna las condiciones de verificabilidad y limpieza reconocidas internacionalmente que no tenga además la debida supervisión. Si no es así, remarcó, “habra que buscar otra solución”, en referencia a Guaidó.

En estos momentos la “la situación es insostenible” y “ya no estamos en el punto” de los “llamamientos al diálogo”, sino de convocar cuanto antes elecciones democráticas.

Implicación de Sánchez

Borrell explicó que el presidente Sánchez se ha impicado personalmente en la búsqueda de una solución y justificó el interés de España en liderar la busqueda de una solución común de la UE en que es el país con más nacionales en Venezuela, una comunidad cuyo número estimó en un millón de personas.

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La actual crisis, relató el ministro, ha precipitado las cosas. España llevaba tiempo, señaló, intentado promover elecciones democráticas con el apoyo de cinco países de América Latina y dos de la Unión Europea, pero esa solución se visto superada por los acontecimientos. De ahí el intento de buscar un pronunciamiento de la UE que sea “determinante” en contraposición a la estrategia de Estados Unidos, que según Borrell es la de intentar asfixiar económica y financieramente al régimen para forzar la caída de Maduro.

Borrell evitó expresamente utilizar el término ultimátum, pero en todo momento dejó claro que el pronunciamiento de la UE pidiendo a Maduro que convoque elecciones tiene que incluir un plazo, más allá del cual el camino a seguir será reconocer la autoridad del presidente de la Asamblea Nacional.

Sobre la postura de los partidos en España, divididos entre quienes denuncian un golpe de Estado —Podemos e Izquierda Unida— y los que exigen el reconocimiento inmediato de Guaidó como presidente, Borrell se mostró resignado a que Venezuela sea un asunto de “política interior”, a diferencia de lo que ocurre en otros países. Al Gobierno lo que le intersa, subrayó, es la situación del pueblo de Venezuela. “Si pido una actitud constructiva en busca de soluciones en vez de erosionar al Gobierno, seguramente pido demasiado”, ironizó.

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