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Sánchez reclama su derecho a apadrinar a Pepu Hernández aunque en 2017 pedía “neutralidad” a la gestora en las primarias del PSOE

Pedro Sánchez abraza a Pepu Hernández durante la presentación de su precandidatura a la Alcaldía de Madrid.

Fernando Varela

Pedro Sánchez defiende ahora su derecho a “posicionarse” en el proceso de primarias para designar el candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid. Pero no siempre ha sido así: hace apenas dos años, cuando era él el candidato que peleaba con el aparato del partido para hacerse con la Secretaría General, su equipo de colaboradores sostuvo una dura pugna con la gestora del PSOE exigiéndole neutralidad en la batalla que el propio Sánchez sostuvo con la entonces presidenta andaluza, Susana Díaz.

A diferencia de lo que defendían los suyos entonces, Sánchez reivindica ahora “poder decir cuál es”, e su opinión, ”el mejor proyecto y la mejor candidatura”. Más aún en el caso del exentrenador de baloncesto Pepu Hernández, que si ha dado el paso a competir en la primarias ha sido precisamente a petición del propio Sánchez: “Si Pepu está aquí es por la petición que le he hecho como militante”, reconoció este domingo el presidente del Gobierno en el acto de presentación de su precandidatura.

La actitud de Sánchez no es nueva. Sánchez ya tomó partido en los procesos de primarias que sirvieron para renovar la dirección de las federaciones socialistas en 2017 y elegir candidatos para las autonómicas de este año apoyando candidatos concretos en Asturias, Madrid, La Rioja, Cantabria, Navarra, Castilla y León , Murcia y Canarias.

Es verdad que son los militantes los que tienen la última palabra.militantes De hecho, en algún caso el candidato sanchista perdió frente a otro aspirante, como sucedió en Galicia, donde se impuso Gonzalo Caballero —ahora integrado en las filas de la actual dirección—. Y el propio Sánchez triunfó frente al aparato

Pero la opinión del secretario general y el peso de la dirección también influyen en el resultado. Por eso Sánchez y sus colaboradores no dudaron en denunciar la falta de neutralidad de la comisión gestora presidida por el asturiano Javier Fernández durante el proceso de primarias de 2017 que acabó devolviendo al actual presidente el timón del Partido Socialista.

De hecho, el equipo de Sánchez exigió entonces sin éxito que el número dos de la gestora, Mario Jiménez, eligiese entre seguir siendo portavoz de la dirección provisional o portavoz del PSOE en el Parlamento andaluz, una vez que Susana Díaz anunció su intención de presentarse a las primarias. Su cercanía a la presidenta de la Junta suponía una desventaja para el resto de candidaturas, argumentaban los sanchistas.

Su mera presencia en la gestora ponía en duda la imparcialidad que, recalcaban entonces, debe tener la dirección del partido en unas primarias. "Es como si pusieran al entrenador del Real Madrid a arbitrar un partido de su equipo", alegaban.

“Como los unicornios”

La ahora número dos del PSOE y portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, denunciaba durante las primarias la falta de neutralidad del aparato del partido. “La neutralidad de la gestora está claro que es como los unicornios: maravillosos animales mitológicos que no existen. En la ponencia se ve lo que estaban haciendo, expulsar a una parte del partido de la elaboración del documento estratégico para cuatro años”, denunció en un debate en RNE con representantes de las demás candidaturas.

La entonces diputada y hoy ministra de Defensa Margarita Robles aseguró a comienzos de 2017, meses antes de la votación de primarias, que “a veces existe la impresión” de que la comisión gestora presidida por el asturiano Javier Fernández, se estaba “inclinando hacia una determinada dirección” y reclamó que fuese “absolutamente neutral”. La gestora no solo tiene que ser neutral, sino parecerlo, subrayó Robles.

La mera confección del calendario de primarias fue puesto como ejemplo de falta de neutralidad por parte de la gestora, a la que los sanchistas consideraron siempre una prolongación del Susana Díaz. En noviembre de 2018, cuando empezaba a ser evidente que la gestora pretendía demorar lo más posible la celebración de las primarias, el entorno de Sánchez atribuía el retraso del proceso a un intento de favorecer a Díaz.

El 8 de mayo de 2017, a pocos días de la votación que acabó ganado Sánchez, el alcalde de Calasparra (Murcia), Pepe Vélez, llegó a acusar a la gestora de recurrir a “prácticas mafiosas” para favorecer a la entonces presidenta andaluza y de haberse “apropiado de Ferraz como si de una expropiación forzosa se tratase”.

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La desconfianza del sanchismo hacia la gestora se extendió a asuntos tales como el control del censo, el freno puesto a las afiliaciones en varias agrupaciones, la financiación de los actos de los candidatos o la composición de la Comisión Federal de Garantías Electorales. “Tienen que darse las garantías suficientes como para tener un proceso limpio, claro, transparente, participativo, positivo”, llegó a exigir José Luis Ábalos, entonces coordinador de la candidatura de Sánchez.

El que pide ahora neutralidad en las primarias para elegir al candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid es Manuel de la Rocha, exalcalde de Fuenlabrada. Lo hizo a través de un comunicado en el que pidió a Sánchez que acudiese a su presentación, como hizo el domingo con Pepu Hernández.

De la Rocha hizo la misma petición al secretario general del PSOE madrileño, José Manuel Franco, un declarado sanchista que también participó en la presentación de Hernández. Sólo asi será posible “mantener el equilibrio, la igualdad de armas como decimos los juristas, en un proceso democrático en el que somos pioneros”, argumentó el precandidato en declaraciones a la cadena COPE.

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