28A | Elecciones generales

Arrimadas da protagonismo a Puigdemont en uno de sus momentos de mayor debilidad

La portavoz nacional de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en el cierre de campaña de las elecciones andaluzas.

Fernando Varela

La decisión de la portavoz nacional de Ciudadanos, Inés Arrimadas, de presentarse el domingo en la ciudad belga de Waterloo, frente a la residencia en la que el expresident Carles Puigdemont ha instalado la llamada Casa de la República, ha dado al líder del espacio político posconvergente el protagonismo que había perdido en las últimas semanas como consecuencia del juicio del procés y de las dificultades que, en plena convocatoria electoral, atraviesa la Crida Nacional per la República.

En la protesta frente a la casa de Puigdemont la líder catalana de Cs estará acompañada por otras 37 personas, entre diputados —la mayor parte de su grupo en el Parlament— y miembros de su equipo, cuyo desplazamiento a Bélgica corre a cargo de Ciudadanos, según aseguraron a infoLibre fuentes de la formación naranja. Juntos tienen intención de protagonizar un acto frente a la residencia de Puigdemont en el que, según las propias palabras de Arrimadas, quieren recordarle “que la república no existe, que parece que lo sabe todo el mundo menos él”, que “él no es presidente de nada, es simplemente un fugado de la justicia”, y para exigirle “que deje de hablar en nombre de Cataluña”, porque según la portavoz nacional de Cs son “muchos más” los catalanes que quieren “seguir siendo catalanes, españoles y europeos”.

Ya por la tarde, y como continuación de la protesta en Waterloo, Arrimadas y su comitiva, entre quienes estarán sus dos colaboradores más estrechos, los diputados Carlos Carrizosa y Lorena Roldán, han organizado un “encuentro ciudadano” en un céntrico hotel de Bruselas.

La visita de Arrimadas a Waterloo ha despertado interés inmediato por parte de Puigdemont, cuya protagonismo se había visto mermado en las últimas semanas tras la ruptura del diálogo con el Gobierno, en parte como consecuencia de su insistencia en el reconocimiento del derecho a la autodeterminación, de las dificultades que atraviesa la CNR y del juicio del procés, que concentra todo el foco de atención sobre los dirigentes independentistas que están siendo juzgados.

Por eso el expresidente recogió inmediatamente el guante y anunció que si Arrimadas se presenta frente a su residencia estará encantado de conversar con ella. “Hagámoslo sencillo”, publico en Twitter: “¿Y si habláramos como dos personas que representamos a ciudadanos de Catalunya y tenemos opiniones diferentes?”. Lo mismo le pidió el presidente del Parlament, Roger Torrent: que “llame a la puerta, entre y se siente a hablar”. “Que escuche lo que tiene que decirle y comprenda su situación personal y política, y empatice con el presidente Puigdemont y con lo que representa: los 2,2 millones de catalanes que votaron el 1 de octubre”. Hasta la portavoz adjunta de Ciudadanos en el Congreso, Melisa Rodríguez, retó al expresident a “abrir la puerta” de su casa de Waterloo para que Arrimadas pueda decirle “a la cara” lo que piensa.

Protesta sí, entrevista no

El entorno de la dirigente naranja, sin embargo, cerró inmediatamente la puerta a cualquier posibilidad de entrevista y dejó claro que se trata sólo de una protesta para decirle “que la república no existe”, a lo que Puigdemont respondió, también a través de Twitter: “¿Y cómo me lo quiere decir, por telepatía, por megafonía? Mira que es raro esto de recorrer 1.300 kilómetros para ir a un sitio que 'no existe' para decirle que 'no existe”, ironizó.

En cualquier caso, la protesta organizada por Ciudadanos frente a la casa del expresidente vuelve a ponerle en el centro del escenario sólo unos días después del relativo fracaso de la huelga general convocada para protestar por la situación de los presos y cuando su figura está siendo sometida a las tensiones derivadas de la confección de las candidaturas para las generales, las municipales y las europeas.

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El espacio posconvergente, muy presionado por la Asssemblea Nacional Catalana (ANC), que exige pasos decididos hacia la república, y por unas encuestas que le son muy adversas,encuestas todavía no ha resuelto el problema de la fórmula con la que competir en las diferentes convocatorias: si como PDeCAT, la antigua CDC, si como Crida Nacional per la República, el espacio común impulsado por Puigdemont para incorporar a ERC y la CUP —una idea que ambos partidos rechazaron desde el primer momento— o mediante una reformulación de Junts per Catalunya en la que esta vez coincidan la Crida y el PDeCAT. Y, ya sin la posibilidad de tejer alianzas con el PSOE de Pedro Sánchez, el Govern de la Generalitat de Quim Torra prosigue su mandato sin Presupuestos, sin perspectiva de poder aprobarlos, y con un Parlament en que no tiene ni siquiera garantizada la mayoría independentista, lo que acrecienta su debilidad.

El anuncio del viaje de Arrimadas y sus diputados a Bélgica ha cosechado críticas desde el Gobierno, que ha considerado el viaje una “insensatez” que sólo servirá para “internacionalizar la tensión y el daño causado” por el independentismo. “No es sensato anunciar un viaje a Waterloo para insistir en una política de confrontación que sólo beneficia a los radicales”, aseguró la ministra Isabel Celaá al termino de la reunión semanal del Consejo de Ministros. Y también por parte del PP, cuyos dirigentes le han reprochado viajar a Bélgica a “legitimar” a Puigdemont en vez de "presentar un proyecto político alternativo al de los independentistas" en el Parlament de Cataluña, donde Ciudadanos es la primera fuerza política.

El viaje a Bélgica se produce además en un fin de semana muy especial: las especulaciones que apuntan a que la política catalana va a abandonar el Parlament apenas un año después de encabezar la candidatura más votada en las elecciones autonómicas para desembarcar en el Congreso de los Diputados no cesan, alimentadas por el hecho de que ni ella ni su entorno han consumido el menor esfuerzo en acallarlas. El proceso interno de primarias en Ciudadanos empieza la semana que viene y las hipótesis la sitúa tanto como número uno por Barcelona como formado parte de un ticket —que es como se denomina en el mundo anglosajón una combinación de dos candidatos— junto a Rivera en la lista por Madrid para reforzar el potencial electoral del partido en la circunscripción en la que se juegan más escaños de toda España.

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